Héctor Manuel
Popoca Boone.
Te convertiste
en relevante funcionario a partir de que el gobernador te asignó altas
responsabilidades en la administración pública estatal. Permíteme felicitarte y
a la vez expresarte estas reflexiones que estoy seguro no te caerán mal ante
los aciagos y difíciles tiempos por los que atraviesa el estado de Guerrero.
Generalmente
arribamos a los cargos públicos con muy buenas intenciones pero al paso del
tiempo se vuelve difícil conservarlas por el cúmulo de intereses que atentan
contra el desempeño pulcro y eficiente de las labores encomendadas y que van en
contra de tus ideales, principios y valores.
Se llega
tratando de servir al pueblo desinteresadamente y termina uno, muchas veces,
haciendo lo contrario; es decir, todo aquello indecible que te asegure la permanencia
en el puesto y colme una tentadora codicia económica, a costa del dinero del mismo
pueblo. El saqueo al erario público se ha vuelto una práctica común y asidua a
nivel nacional.
Si llegaste
por méritos y no por componendas políticas, cuídate de que tus sanas
intenciones no mueran al enfrentarte, desde el principio, con situaciones vergonzantes
e inconfesables que demanden tu complicidad. Pronto te veras rodeado y asediado
por individuos poderosos, aviesos y voraces; astutos a cual más, que sabrán darse
maña para que hagas negocios en contubernio con ellos.
Otros querrán
que pongas la institución y sus recursos para el logro de fines políticos personales,
de grupo o partido. Son políticos inescrupulosos que amanecen todos los días
prestos a cambiar de chaqueta si es necesario para mantenerse o escalar en el
poder.
Las alturas en
que ahora te ubicas en la estructura gubernamental pueden hacerte olvidar que
del pueblo vienes y que volverás a ser un ciudadano sencillo. Estará en ti no
marearte con las adulaciones, las comilonas con los poderosos, las veleidades
seductoras de las mujeres o las consideraciones del dinero.
Una nueva
manera de ver las cosas se desarrollará en ti. Supuesta superioridad te la
otorga el poder burocrático que detentas y no tus propias capacidades. Posiblemente
llegues a creerte que eres un ser superior a los demás. Muy sobrado de ti
mismo. Un iluminado. Pero esa vana, temporal y ficticia ilusión durará a lo más
dos años y medio.
Tus valores
pueden cambiar. Dirás en público cosas a las que antes te resistías a
pronunciar por no estar alineadas con tus principios. Tolerarás en privado
actos que antes reprobabas, por ser ilícitos o inmorales. Hace poco pensabas y
sentías como lo hace el pueblo, ahora lo harás por encima, un tanto alejado y,
quizás, en contraposición a él.
Tendrás
amistades nuevas supuestamente de élite, pero que pueden estar putrefactas por
dentro. Aprenderás a utilizar sin escrúpulos a la gente. Contemplaras la
hipocresía, la farsa, la mentira, el engaño, la zalamería, el servilismo y el
cinismo, como instrumentos para relacionarte y comunicarte en el contexto
palaciego.
Ten consciencia
que han pasado muchos años y no hay un sólido esfuerzo institucional que
verdaderamente haya estado destinado a rescatar al pueblo de la miseria. Hoy la
situación se agrava con la violencia delincuencial y la impunidad señoreadas en
el seno de nuestras comunidades rurales y urbanas.
Ahora ya no
basta tan solo tener capacidades profesionales porque los actuales desafíos
demandan a la par en los gobernantes y servidores públicos poseer suficiente
valentía para estar con el pueblo y luchar junto con él ante el desbordamiento del
mal en todas sus manifestaciones.
En fin, puedes
pasar ante la opinión popular como un funcionario autoritario, inepto y corrupto
o como uno esmerado que serviste leal y honestamente a los guerrerenses,
principalmente a los más desposeídos. ¡Suerte!
PD1. El consultor
de la ONU para asuntos en la materia, Edgardo Buscaglia, ha dicho que hay una
real infiltración del crimen organizado en las estructuras de gobierno en
México, llegando a controlar en la actualidad, de una u otra forma, a más del ¡setenta
por ciento de los municipios del país!
PD2. Insisto: El presidente municipal de Ayutla
sigue sin aplicar la inversión comprometida en los pueblos indígenas de su municipio.
¡Uff!