miércoles, 24 de abril de 2019

Tendencias en la globalidad.

Héctor Manuel Popoca Boone
 El que nuestro planeta sea la residencia en donde vivimos como si estuviéramos en una aldea global virtual (Marshall McLuhan dixit) nos implica a compartir y a la vez ser cómplices –en diversos grados y circunstancias– de los aciertos y progresos, así como de las fallas, errores y destrucciones terrenales, que como humanidad somos penosamente los protagonistas principales.
Lo que pasa en una parte de la Tierra aparentemente distante cada vez más nos concierne a todos porque, tarde que temprano, sus efectos buenos o malos, nos afectarán a todos. El poder local ha evolucionado hasta convertirse en un poder planetario cuya capacidad de uso la detentan a la fecha cinco países integrantes del consejo de seguridad mundial de la Organización de las Naciones Unidas. El predominio o subordinación de unos pueblos por otros ya sea en lo social, económico, político o de plano en términos bélicos, marca la transversalidad de la lucha permanente por la hegemonía del poder global.
Los fenómenos que caracterizan la complejidad de las interrelaciones entre naciones y las reacciones de poder y subordinación transnacional en un juego oligopólico son de amplio espectro hoy en día, siendo entre otros, los de carácter social, donde predominan las migraciones masivas de pobladores inter e intra-continentales, motivadas las más de las veces por situaciones bélicas, por el fundamentalismo fanático de corte religioso o étnico. También está la amplia pobreza social y el poco futuro promisorio de los pueblos, cuyas fugas se dan por razones de mejores niveles de calidad de vida que no encuentran en sus lugares de origen.
Otras causales de carácter económico son las motivadas por la apropiación y control de las fuentes de riqueza natural como son los minerales (carbón y metálicos) a los que ahora se suman las energéticas del planeta (petróleo, agua, electricidad, fuentes eólicas y aprovechamientos solares) así como de los no menos importantes saberes científicos, robóticos, tecnológicos, informáticos y cibernéticos.
A los anteriores factores se suman los provocados por los gobiernos de escasa gobernanza que además de que producen hambre y muerte son casi siempre depredadores y aniquilantes de los entornos naturales o históricos; porque son acompañados de interminables guerras regionales de múltiple naturaleza y son la razón de ser de la fuerte industria armamentista, cuya boyante existencia cierra el círculo de la muerte y paulatino aniquilamiento de los seres que habitan la tierra.
En un futuro –prácticamente ya presente– resaltarán las migraciones humanas que obligarán a los países de origen y destino, a tener nuevos espacios de interrelación y gobernabilidad; por las crisis de cambio climático y todo lo que estas dos palabras de amplio espectro significan. El poder de controlar los alimentos a escala continental, regional o local quedará afectado también por los fenómenos de corte catastrófico provocado por el cambio climático mundial causado por el hombre al producir en la atmósfera terrestre los malignos efectos-invernaderos, generados por la constante y ampliada contaminación atmosférica.
El tener conciencia de estos fenómenos de destrucción colectiva gradual, de contaminación continua, cuya intensificación está a la vuelta de la esquina, y que alguno de ellos también puede ser el detonante de una conflagración mundial, nos ayudará en mucho para disminuir el riesgo que se presenten con mayor poder devastador por la alta vulnerabilidad que tenemos ya.

De esa preocupación nace la perentoriedad de establecer como política pública transversal la consigna que prevenir es bien gobernar. Los grandes estragos que han causado terremotos, ciclones e incendios forestales deben ser los motivos permanentes para acrecentar en todo tipo de actividad humana las medidas cautelares correspondientes, acompañadas de una toma de conciencia y una fuerte cultura de la prevención. La vigencia permanente de las leyes en la materia también es requisito indispensable.

Milada Oráková

Recién en una de las plataformas digitales de películas por televisión de paga, tuve la oportunidad de ver la película checoslovaca titulada Milada. Trata de la biografía de la hoy catalogada heroína de la República Checa del siglo XX, Milada Horáková (1901-1950), socorrista, abogada, feminista, política y parlamentaria, víctima de la opresión nazi y posteriormente de la dictadura soviética.
Por oponerse a la ocupación extranjera, por proteger ciudadanos judíos perseguidos y por su afán de que la libertad fuera vértice principal de un sistema de vida social democrático, fue encarcelada por los alemanes nazis durante cinco años, de 1940 a 1945, y enviada finalmente al campo de concentración de Terezín, de la que fue sobreviviente del exterminio fríamente maquinado durante la época de la ocupación de su país por los fascistas.
Poco después de la derrota y desocupación de su nación del terror hitleriano, su patria de nueva cuenta entra en opresión y subordinación junto con otros países de Europa Oriental, al obligar a orbitar en torno al crudo socialismo real establecido por el dictador ruso, José Stalin, en la Unión Soviética. Rápidamente es nulificada una incipiente democracia parlamentaria en la naciente República Checa, en los inicios de la llamada Guerra Fría para obtener la hegemonía mundial protagonizada por Estados Unidos y la Unión Soviética. En esta época, la diputada Milada Horáková destaca en el escenario político de su patria por la firmeza en la defensa de la causa de la democracia, de las mujeres y de la libertad de acción y expresión ciudadana.
Al oponerse al totalitarismo socialista, Milada es apresada durante tres años en forma oprobiosa por las autoridades comunistas checas. Después fue burdamente enjuiciada y condenada a morir en la horca por espionaje y conspiración contra el Estado. Fue la época en que se dan las siniestras purgas mediante procesos político-judiciales amañados de los años 50. Fue la única mujer oficialmente ahorcada de 234 víctimas de esos juicios. Gracias a su firmeza y a su lucha por sus ideales se convirtió en un símbolo de las luchas libertarias y de la resistencia checa contra los regímenes totalitarios de la Alemania nazi y de la Unión soviética.
La reflexión obligada al conocer la vida de esta mujer, al igual de muchas otras de todos los tiempos, nacionalidades y lugares, es la trascendencia y ejemplaridad históricas de sus vidas; caracterizadas por mantener firmemente sus principios y valores a los que norman y ajustan todas sus acciones públicas y privadas. Son modelo de seres humanos íntegros y congruentes, en donde corren en forma paralela y consecuente el decir y el hacer; teniendo la enorme valentía de sostenerlos aún en las condiciones más adversas que se les presentan y, las más de las veces, son muchas mujeres las que quedan en el anonimato sus templanzas, integralidades, hazañas y heroicidades patrióticas.
En México hemos tenido en todas las épocas mujeres ejemplares en todos los campos del quehacer cívico, científico-cultural, político y militar. Buena tarea para nuestros historiadores es obsequiarnos una antología biográfica de ellas. Urge que tengan visibilidad en estos tiempos de cambio, para que sean aliciente educativo para la participación ciudadana.
  1. “Váyanse a los prados y a los bosques, allí, en el perfume de las flores encontrarán un trozo de mí, váyanse a los campos, miren lo hermoso y estaremos juntos. Miren a la gente que les rodea y en cada una de las personas voy a reflejarme en algo… tengo tanta tranquilidad dentro de mí, ya que mi conciencia está tranquila” Milada Horáková.