sábado, 29 de febrero de 2020

Antorcha campesina.


Héctor Manuel Popoca Boone.


Los orígenes de esta organización política, económica y social se remontan a la época inicial de la década de los setentas, en lo que es ahora la Universidad Autónoma de Chapingo (UACH). En ese entonces, Escuela Nacional de Agricultura (ENA), ubicada en el casco de la ex Hacienda de Chapingo, en el municipio de Texcoco, Estado de México.


Surge lidereada por el ingeniero agrónomo, Aquiles Córdova Moran, a la sazón profesor de tiempo completo. En 1974, el profesor y sus seguidores enarbolaron la demanda de convertir la escuela profesional en universidad autónoma mediante una larga huelga, con la que buscaban legitimarse y entronizarse más entre la población estudiantil y magisterial.


Aparte de dar clases, era un activista político de izquierda, que emprendió la constitución de un grupo magisterial-estudiantil denominado “Los bolcheviques”. Fuertemente impregnado de la teoría marxista-leninista. El adoctrinamiento, la disciplina y su práctica deformada la aplicaron, en una primera fase, al interior de su organización, para después hacerse del control de la directiva estudiantil universitaria. De esa forma querían convertir la UACH en una “universidad-partido.”


Al no poder acceder por una vía democrática a la rectoría general de la Universidad, la tomaron a la fuerza (simiente de su vocación porril); llevando la situación universitaria a un punto insostenible, lo que provocó la entrada del Ejército a la UACH en 1976 y la terminación de su movimiento al ser expulsados los principales líderes “bolcheviques”, encabezados por su líder máximo.


Viendo truncado su crecimiento en la UACH, momentáneamente, cambian el terreno de su actuación política; participando en las preparatorias populares de la CDMX y del Estado de México. Ahí encontraron materia propicia para continuar con su desenvolvimiento, pero ahora vinculándose también con habitantes de colonias populares en sus luchas por vivienda. En esa etapa fue cuando se auto denominaron “Antorcha Popular” 


Accedieron a presupuestos públicos para programas sociales y fortalecieron su crecimiento a partir del desvío de parte de los mismos, para beneficio propio. Abandonaron su finalidad de formarse como partido político y prefirieron vivir de “los moches” gubernamentales y de canonjías económicas, como los financiamientos a fondo perdido para la creación de empresas productivas de alta rentabilidad, por ejemplo: gasolineras, entre otras. 


Para eso, se acercaron al PRI que era el partido político en el poder, con el que mantienen una alianza de mutuo beneficio, al convertirse en golpeadores sociales; orientando su fuerza de choque a desbaratar protestas populares opositoras a los gobiernos priistas. Huelga decir que su ideología de izquierda la desecharon y su adoctrinamiento y disciplina partidaria giraron en torno a la forma de pensar de su máximo líder, que siempre ha sido el profesor multi mencionado.


Como varios de sus miembros fundadores tienen raíces familiares en el medio rural, expandieron sus actividades de gestión de proyectos productivos y de servicios comunitarios a los campesinos de aquellos lugares donde tienen cierta presencia. Así, sus esfuerzos organizativos prosperaron más rápidamente en el medio rural, donde había menos competencia de liderazgo, ante el declive de la CNC priista. Dando mayor atención a determinadas zonas del país del centro-sur; volviendo a cambiar de nombre a su organización, para nombrarla ahora: “Antorcha Campesina” Hace un año, a la pérdida del PRI del gobierno federal, esta organización golpeadora, se amparó en la protección de gobernadores estatales y municipales priistas para proseguir su actividad expansiva en el campo. 


El Estado de Guerrero no es ajeno a la presencia de Antorcha Campesina. Su radio de acción abarca ya varios municipios de la Montaña, producto de las buenas relaciones que tiene con el gobierno estatal. A guisa de ejemplo, en el Programa de Fertiizantes-2019, campesinos de esta organización recibieron un mayor número de sacos de fertilizantes; sacrificando municipios indígenas que no fueron apoyados.


PD. Al fin, el gobierno federal aceptó la demanda campesina de validar el padrón de fertilizantes mediante asamblea comunitaria.

viernes, 21 de febrero de 2020

El desempleo en Guerrero.


Héctor Manuel Popoca Boone.

Las estadísticas económicas son engañosas cuando no se saben interpretar correctamente o cuando incorrectamente se festinan. Hay una reflexión irónica sobre este tema, de estudiosos del campo mexicano, a saber: “En México existen las mentiritas, las mentiras, las mentirotas y las estadísticas agropecuarias”. De tal suerte que, a ciencia cierta, no se sabe, por ejemplo, cuál es exactamente la producción y la productividad del maíz obtenida en Guerrero en un año específico; ya que los datos no tienen la exactitud ni la certeza requerida. Se levantan a través de muestreos y/o fotografías satelitales, con espectros dudosos de territorios sembrados. El margen de error puede ser significativo. Obviamente que los gobernantes y funcionarios adoptan las cifras al alza para efectos de sus informes gubernamentales o desempeños profesionales.

Por otra parte, y en otra secuencia de ideas, llama la atención la declaración pública del secretario del Trabajo y Previsión Social del gobierno estatal donde señala que “nuevamente Guerrero mantienen la tasa de desempleo más bajo en el país.” Señaló que mientras a nivel nacional subió de 3.5 a 3.6 por ciento, en Guerrero se mantuvo en 1.4, que sigue siendo la tasa más baja a nivel nacional.

Su declaración reciente, dada con bombo y platillo, causa extrañeza porque da a entender que son cifras del 2020; pero resulta que no, porque aún no termina el primer trimestre del presente año y el INEGI todavía no puede terminar de procesar las correspondientes al primer trimestre del año. La Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE), que levanta el INEGI, informa que, para diciembre del 2019, la tasa correcta de desocupación cerró en 3.1 por ciento de la Población Económicamente Activa (PEA) a nivel nacional, con datos ajustados por estacionalidad y Guerrero cerró con una tasa de 1.5 por ciento. Que de cualquier manera es la más baja del país.

Semánticamente llama la atención que el INEGI denomina “Tasa de Desocupación” a la proporción de la PEA, integrada por personas de 12 y más años que no trabajaron siquiera una hora durante la semana. Erróneamente pudiera entenderse que, con esta tasa de desocupación baja, Guerrero es un Estado donde la inmensa mayoría de la población está ocupada o sub ocupada y, por lo tanto, posee relativa seguridad económica; lo cual no es cierto.

Guerrero es uno de los estados más pobres del país, junto con Oaxaca y Chiapas. El PIB per cápita anual que genera así lo indica. Además, su tasa de crecimiento económico en 2019 permaneció estancado y el indicador de su actividad económica fue negativo (-1.13 por ciento) (INEGI). Por lo que los empleos formales e informales que existen están muy frágiles en el mercado laboral; es decir, generan ingresos de subsistencia que no sacan de la pobreza a la inmensa mayoría de la población.

No es necesario ser economista para saber que donde no hay suficiente inversión, no se pueden generar empleos permanentes, dignos y decorosos con capacidad de compra de bienes y servicios. Guerrero no tiene la suficiente inversión, ni pública ni privada, y no la tendrá a corto plazo, para salir de la situación de pobreza que lo distingue. Máxime cuando la inseguridad, el desorden y la violencia es lo prevaleciente y distinguible en estas tierras del sur, hoy en día.

Es más, las empresas están huyendo y numerosos guerrerenses emigran en búsqueda de mejor calidad de vida. Por eso es baja la tasa de desocupación; porque es fuerte la intensidad de migración de los guerrerenses que no encuentran trabajo en su tierra de origen. No tratemos de otorgarle a los datos la magnificencia que no poseen; porque “la mona, aunque de seda la vistan, mona se queda”.

PD. En el Programa de Fertilizantes-2019, que tuvo mucho respaldo de Amílcar Sandoval Ballesteros, tuvo fuertes irregularidades administrativas, posiblemente vinculantes con gran corrupción. Eso pasa por apoyar programas a tontas y a locas.





viernes, 14 de febrero de 2020

Logro agrario en Guerrero

Héctor Manuel Popoca Boone.
Desde hace 36 años, los regímenes neoliberales que gobernaron nuestro país, intentaron desaparecer al Ejido y los Bienes Comunales como núcleos agrarios sociales, no obstante que su existencia está consagrada en el artículo 27 de la Constitución Mexicana. Son conquistas campesinas de la Revolución Mexicana de 1910; es decir de la tercera transformación de México. 
Los gobernantes neoliberales trataron de reducir la tenencia de la tierra de carácter social por ser obstáculo para el desarrollo de la economía capitalista rapaz. Tenían necesidad imperiosa de incorporarlas al mercado de la desigualdad. Ante la resistencia campesina, trataron entonces de minimizar al ejido y comunidades como actores principales del campo. De tal suerte que los comisariados fueron convertidos en simples tramitadores de documentación, para regularizar la tenencia de la tierra si es que estas eran cedidas, heredadas, vendidas, expropiadas o rentadas.
La Ley Agraria establece que los núcleos agrarios tienen también funciones y responsabilidades de tipo jurídico, económico y social. Entre las principales, están la de representar legalmente al núcleo agrario, fomentar las actividades productivas y promover la cohesión social hacia su interior; así como preservar, administrar y defender los territorios que poseen. 
Estos últimos, han pasado a ser codiciados por las grandes corporaciones económicas nacionales y extranjeras. Sobre todo, los ubicados en zonas con alta potencialidad económica como son las de vocación turística, las dedicadas a la expansión urbana y aquellas que poseen recursos naturales estratégicos, de carácter energético, minero, acuífero o forestal, entre otros. Los núcleos agrarios socialmente más vulnerables son los más susceptibles de ser sometidos para fines del atraco y despojo.
En Guerrero, los terrenos de propiedad social ubicados en 1 257 núcleos agrarios, (que representan casi el 80 por ciento del territorio estatal) vuelven a tener especial atención municipal, estatal, nacional e internacional; por ser objetos de alta codicia económica; por ejemplo, en las concesiones mineras en zonas indígenas. 
La extinta Secretaría de la Reforma Agraria y la Procuraduría Agraria, en colusión con algunos comisariados y caciques regionales, eran cómplices del saqueo legalizado. Eso dio paso al surgimiento de las organizaciones campesinas productivas regionales, formadas para participar activamente en los procesos económicos que se dan en el medio rural. Con el paso de los años, los gobiernos neoliberales las fueron cooptando al ofertar a sus líderes candidaturas electorales, dinero directo o moches de programas institucionales.
También en Guerrero, el Programa de Fertilizantes gratuito devino codicia y control político-electoral, económico y social. Los principales protagonistas fueron los gobernantes estatales, municipales, partidos políticos, los lucradores sociales y los “amigos organizados”. En el año de 2019, con el traslado del programa al gobierno federal, se pretendió sustraerlo de esa maraña de intereses creados; estableciendo nuevos lineamientos para su operación; iniciando con la muy necesaria depuración del padrón vigente por corrupto y politizado. Lamentablemente el gobierno estatal, algunos conspicuos funcionarios federales, ciertos gobiernos municipales, en contubernio con seudo líderes campesinos, se opusieron desde un principio a limpiarlo; dando como resultado que el programa resultara todo un desastre. 
Este año, la Coordinadora de Autoridades Ejidales y Comunales de Guerrero ha logrado que las autoridades gubernamentales tomen consciencia sobre la importancia de llevar a cabo asambleas comunitarias para la veraz, democrática y transparente elaboración del padrón de beneficiarios y en la entrega oportuna y pertinente del fertilizante a los campesinos que verdaderamente siembran maíz, frijol o arroz.
Es fundamental que en las asambleas comunitarias (donde están participando todos los auténticos sembradores de maíz, con su documentación agraria en regla o no) se levante el padrón. Debido a que el tiempo apremia, los comisariados de los ejidos y bienes comunales están haciendo ya las asambleas y se han convertido en verdaderas contralorías campesinas. 

PD. Es de reconocerse la sensibilidad política y social del subsecretario de la SADER, Miguel García Winder, al admitir a las asambleas comunitarias como uno de los instrumentos necesarios para el adecuado funcionamiento del programa de fertilizantes 2020. Ojalá nadie interfiera directa o indirectamente para mal.

viernes, 7 de febrero de 2020

Es pequeño el pastel y está mal repartido.

Es pequeño el pastel y está mal repartido.

Héctor Manuel Popoca Boone.
        
No crecemos porque no hay suficiente ahorro nacional para invertirlo productivamente. De años atrás padecemos una economía estancada que nos convierte en un pueblo de pobreza acrecentada, en términos absolutos.

En palabras coloquiales, el tamaño del pastel que sale de los hornos anualmente, ya no alcanza para todos y la mayor parte es acaparado y se lo comen unos pocos que son los empresarios plutócratas y los prominentes políticos corruptos. La economía nacional la controlan unas cuantas manos, junto con el imperialista Donald Trump.

“El que parte y reparte, se queda con la mayor parte” dice el refrán popular. Cuando el pastel a repartir es pequeño (en nuestro caso el ingreso nacional), empieza el empobrecimiento generalizado de la población. Así de simple; así de grave. Anualmente ya no queda suficiente harina para hornear un pastel más grande. Durante decenas de años seguimos un modelo económico (neoliberal) que produjo una desigualdad social extrema.

El tamaño del pastel y su forma, es producto de la harina y el molde en que se cocina. Puede hornearse para producir muchos bolillos populares o pocos pasteles para paladares selectos. El mal reparto del pastel durante muchos sexenios trajo como consecuencia la concentrada acumulación del ingreso nacional; en donde a algunos cuantos se les exentaba de pagar el bonche de impuestos y se les otorgaban extraordinarias concesiones, contratos de obras y permisos que los convertían en poderosos empresarios monopólicos. El caso emblemático de esa práctica fue Teléfonos de México.

Los rubros más estratégicos de la economía de México estaban siendo absorbidos por los barones del dinero: La banca, la siderúrgica, puentes, libramientos y autopistas, la minería, los energéticos (petróleo, electricidad, telecomunicaciones y electrónica). No se diga de aeropuertos y terminales marítimas, de transportes y ferrocarriles de carga, entre otros. El presidente de la República, López Obrador (AMLO) ha parado en seco esta dinámica económica socialmente perniciosa.
Excluyendo a la pequeña y mediana empresa (que también sufren los estragos de una economía monopólica), los grandes empresarios, al otear la intención presidencial de disminuir algunos de sus múltiples privilegios, empiezan con sus chantajes económicos: no invierten, dicen, porque hay incertidumbre e inseguridad nacional; o sea, amagan con paralizar la economía del país en perjuicio de la ciudadanía en general. Mientras tanto, si el pastel es chico, le toca al rico.

De esta forma, los pobres aumentaron por las bajas remuneraciones que perciben en el medio urbano al no contar con empleos calificados y salarios dignos; y los siempre castigados precios de los productos de campesinos pobres. El explosivo crecimiento de empleo informal fue la tabla de salvación de muchas familias proletarias.

La desigual e inequitativa distribución del ingreso nacional además de pobreza y miseria conlleva delincuencia y violencia, así como corrupción e impunidad como sistema de vida pública y privada. En algunas zonas del país ya provoca ingobernabilidad. La zozobra y el lamento popular se agrandan ante la ineptitud e impotencia gubernamental para su contención; y si a eso le agregamos los estragos del narcotráfico y la trata de seres humanos, vía prostitución o migración, podemos entender más nuestro estancamiento.

Ahora estamos al borde de un posible retroceso económico; como producto histórico de una gran injusticia social acumulada, que empieza a configurar estallidos sociales regionales fuera de control y de gran impacto nacional.

De ahí que el actual gobierno de AMLO opte por reorientar el presupuesto federal otorgándole preferencia a una mayor cobertura de los programas sociales y no del reforzamiento privilegiado a la inversión privada; aun cuando ésta última mezquinamente canalice sus excedentes económicos al gasto suntuario y superfluo; o a colocarlos fuera del país; disque para tenerlos a salvo de la chusma.

PD. Cuando imperaba la economía neoliberal, el progreso de pocos fue la razón de ser de la pobreza de muchos mexicanos.