sábado, 29 de diciembre de 2012

Vivir la vida

Héctor Manuel Popoca Boone.

 La vida es tan corta que nos impele a vivirla intensamente. El vivir no consiste en vivir lo más posible, sino en vivir con el mayor vigor posible; honrando los compromisos terrenales que hemos adquirido para con nosotros mismos y para con los demás.

 La incertidumbre de encontrarnos, en cualquier momento, con la muerte, nos llena de vitalidad inaudita. Con ella la opacamos. La única realidad indefectible que hay en la vida es la muerte. Pero más que morir es preferible consumirse abrasados por nuestras propias llamas interiores. No dejarse morir en vida, como muchos lo hacen conscientemente.

 Titubear y no tomar la opción de cómo vivir es estar muerto en vida. Temer morir es no haber vivido la vida a plenitud. Démonos tanta vida con emoción disfrutada, para que la muerte se convierta en una cuestión de poca monta.

 Hay solo una existencia, entonces para qué desparramarla sin sentido. Retos y desafíos templan la vida de los humanos que desean vivir. La vida de los demás es también nuestra vida. Se vive para vivir.

 No escogimos nacer; ni de quienes, ni en donde; pero si tenemos la opción de vivir como queramos; dónde, con, y haciendo los que nos plazca. Como también la alternativa de saber bien morir. Es poco agradable quejarse de la vida cuando se poseen tantos medios para hacérnosla digna.

 La única rebelión interna verdadera es la que tiene por objeto llevar la vida en forma digna y decorosa en sociedad; y no sometida y diluida. Llevarla de tal suerte que sea fecunda, engendradora de las generaciones futuras que vivan en circunstancias mejores que la nuestra; y no aquella que se reduce a gozar en forma banal, estéril y con egoísmo los bienes materiales inmediatos que nos rodean.

 El poco vivir y no darle contenido y propósito a nuestra vida presente, nos empuja a creer en reencarnaciones futuras. Entendamos que si no poseemos estímulos para vivir el aquí y el ahora, la parca tocará la puerta y le daremos la bienvenida. Con paciencia y perseverancia es mejor abrirnos el surco de nuestra propia trascendencia.

 Si ya trascendimos, aún cuando sea elementalmente, a través de buenos y generosos hijos, puede uno dejar la vida sin zozobra y en paz con uno mismo. Si tienes vida, singularízate en el vivirla. Afronta la vida trascendiendo con buena vitalidad; sin desfallecer ni claudicar y a lo más, darse una pausa y seguir adelante. Reconocidos son aquellos que llevan con tranquilidad la carga de una pesada vida. Dejan huella imperecedera.

 Vivimos para renovarnos en vida. Muertos somos únicamente cenizas. Nos renovamos a través de optar en las dicotomías vitales: Libertad-subordinación; alegría-tristeza; amor-odio; felicidad-infortunio; dignidad-humillación; admiración-indiferencia; creencias-incredulidad; codicia-generosidad; soberbia-sencillez;… La vida es dialéctica pura.

 Podemos escoger vivir anodinamente o con ideales. Vegetativa o creativamente, En la nada o con los demás. Con la naturaleza que nos rodea, o destruyéndola. Con alguien o en soledad. Vivir con los vicios o con el vicio de vivir. Llorando o sonriendo. Al final, nuestros ideales y creencias son a la vida, lo que el oxigeno a los seres aerobios.

 Mauricio Carrera dice: “reconocernos vivos en los otros; en cada latido, en cada respiro, en cada pensamiento, emoción y movimiento que hagamos junto con los demás”

 Empecemos a conocer la roca a la que nos aferramos para seguir con vida. Para después soltarla, si eso amerita, para empezar verdaderamente a vivir plenamente.

 Lo peor que nos puede pasar en vida es quedarnos con las ganas de vivir. Resucitar, esa es la cuestión. Resucitar varias veces a lo largo de nuestra vida; cuantas más resurrecciones, mejor.

 No nos dejemos amoldar improductivamente por la rutina cotidiana. Que la inconformidad, la renovación y la innovación diaria sean el motor vital de nuestra existencia. Decidir es vivir. “Todo en la vida es acerca de decisiones. Cuando quitas todo lo demás, cada situación es una elección. Tú eliges cómo reaccionar. Tú eliges como afectar a terceros. Tú eliges tu estado de ánimo permanente. Tú eliges como vivir la vida: apreciándola o despreciándola. Cada día tenemos la posibilidad de vivir o no a plenitud. La actitud, finalmente, lo es todo” (Mensaje anónimo llegado por correo-e).

 El paso por la vida no está dado, se forja. Los obstáculos y los problemas son nuestro reto y desafío. Somos producto de nuestro tiempo y circunstancia pero también de nuestro propio esfuerzo, por eso, algunos no acaban de nacer en toda su vida.

 Quizás hubiéramos querido nacer en otro tiempo y entorno. Pero la vida que se consume en el hoy, no le cabe el pretérito inútil y estéril; aceptemos nuestra responsabilidad en cada situación, reflexionemos, cambiemos y sigamos viviendo sin rencor o frustración alguna; viendo siempre hacia delante. Con luz propia.

 Somos lo que nos toco ser y estar; pero con el privilegio de rebelarnos a una vida manifestada o impuesta. La razón de vivir con libertad nos aleja de la sinrazón de vivir sometidos y en pobreza. La vida sin libertad es una vida invisible. Ella, la libertad, reafirma la razón del porqué vivir.

 Tan solo somos sueños en vida, hasta que nos concretamos en realidades específicas. Hechos y acciones son realidades. Atrevámonos a vivir; viviendo atrevidamente.

 PD. Ante tanta frustración por expectativas no concretadas, sé que vendrán mejores tiempos para Guerrero si el pueblo, de nueva cuenta, se lo propone. Como dijo Mario Benedetti: “El pueblo siempre será superior a sus dirigentes y gobernantes”

 

 
 

 

viernes, 21 de diciembre de 2012

La Montaña y Costa Chica.

Héctor Manuel Popoca Boone.
El reto histórico gubernamental siempre ha sido revertir las condiciones que mantienen en pobreza y marginación a la mayoría de las comunidades de estas dos regiones. De antemano convengo que no hemos podido avanzar de manera substancial en dicho propósito: burocracia, corrupción, insuficiencias presupuestales para proyectos estratégicos y desapego e incomprensión de una realidad social lo han impedido, entre otros factores.
Trece de los 125 municipios más pobres del país se encuentran en estas regiones. El 71 por ciento de los habitantes indígenas de Guerrero ahí se localizan y acusan los más altos grados de marginación y los más bajos índices de desarrollo humano. También hay una  gran dificultad de mantener un equilibrio saludable entre los intereses particulares locales de minorías privilegiadas y los de la gran mayoría de las comunidades rurales.
En términos generales, hay escasez de un estado de derecho, lo que permite vulnerar la certidumbre en la tenencia de la tierra, la explotación racional y sustentable de los recursos naturales y la aplicación honesta y eficaz de los recursos públicos destinados al combate a la pobreza.
Existen dificultades en la cohabitación pacífica de diversas expresiones étnicas y religiosas. Hay ausencia significativa de instituciones encargadas de la procuración e impartición de justicia; no se diga de la falta de respeto a las cosmovisiones, propósitos y usos comunitarios indígenas.
Los pueblos fundadores son las víctimas del surgimiento de factores perniciosos para sus propios sistemas de gobernabilidad y seguridad pública. Las pugnas entre partidos políticos, religiones, el alcoholismo, deslinde de tierras, la apropiación ilegítima de sus recursos naturales y la siembra de drogas vienen a acrecentar los embates para la desintegración del espíritu, identidad y unidad comunitaria.
El modelo de des-crecimiento económico y sub-desarrollo social de la región es devastador, rapaz y perverso. Ello es debido al acceso caro de los satisfactores básicos, al estancamiento de las actividades productivas, la falta de infraestructura básica y el sub-aprovechamiento sustentable de sus recursos: tierra, agua, flora y fauna.
La dispersión geográfica de las localidades, la escasez de vías de comunicación y de telecomunicaciones, el alto costo de transportación y el aislamiento de los mercados regionales hacen que, en general, los precios de productos de primera necesidad, materias primas, insumos y consumibles en general, tengan un sobrecosto al precio imperante en el medio urbano.
El dinero que se derrama en esas regiones sale de ellas rápidamente: gran parte de la magra capacidad de compra de los pobladores es utilizada  para adquirir alimentos y otras manufacturas provenientes de territorios de mayor desarrollo económico del país y del extranjero.
Pero como no están conectadas en círculos virtuosos de los mercados globalizados, no tienen futuro económico en el capitalismo neoliberal.  El resultado es falta de alternativas laborales así como de condiciones y circunstancias favorables para realizar actividades productivas endógenas de carácter acumulativo local y no de expolio foráneo.
Lo característico de las comunidades en estas regiones ha sido, desde siempre, la sobrevivencia de su identidad vital y gregarismo digno; aprovechando en forma por demás inteligente los disminuidos recursos productivos que disponen y el esfuerzo de voluntades comunes con propósitos sociales y de salvaguarda de sus recursos naturales. Son las regiones que expulsan, intermitentemente, la mayor cantidad de mano de obra del estado en busca de empleo estacional. La educación y la salud permanecen en el sótano de la amargura.
En ambas regiones, se palpa un rechazo y desconfianza a las políticas públicas gubernamentales por estar burocratizadas, descoordinadas entre sí, desfasadas en tiempo, en modalidades de aplicación, así como tamizadas por el soborno para ser concretadas.
PD. Artículo de opinión elaborado a partir de un diagnóstico preliminar realizado por la Sedesol federal, con agregados propios.


viernes, 14 de diciembre de 2012

Estancados pero sin caernos.

Héctor Manuel Popoca Boone.
Durante un cuarto de siglo, el crecimiento económico de México ha sido conducido por los gobiernos federales emanados del PRI y del PAN. La resultante obtenida es que no crecemos lo suficiente en comparación con otras economías emergentes mundiales y no tenemos, por tanto, los recursos económicos suficientes para resolver los más ingentes problemas del pueblo: desempleo y pobreza.
Hemos transitado por un cauce que podemos llamarlo de estancamiento estabilizado. No crecemos, pero tampoco nos caemos. Esto es, no hemos padecido severas crisis económicas internas ni procesos inflacionarios altos. Nuestras variables macroeconómicas se presentan sólidas y las reservas de divisas son de magnitud suficiente para respaldar bien nuestra moneda nacional.
La otra cara es que no hemos podido superar los índices de desempleo crónico que padecemos, la pobreza de más de la mitad de la población y conservamos indicadores bajos de salud y educación. Amén del desmantelamiento de nuestra estructura productiva industrial y rural que nos ha hecho sumamente dependientes de las importaciones de productos y servicios extranjeros.
La renuencia de invertir productivamente nuestras reservas monetarias (so riego que la inflación nos desborde) ha hecho que nuestros mercados internos sean endebles por no tener una oferta de productos nacionales de buena calidad y una demanda efectiva a partir de un mayor poder adquisitivo de las familias.
Además de eso practicamos una austeridad económica que para no incurrir en endeudamientos ha derivado en anorexia económica. En palabras del economista Rolando Cordera: “Nos hemos cancelado la capacidad de inventar y modelar el futuro de nuestro desarrollo económico nacional”
El costo de tal abdicación -por seguir a la letra los consensos neoliberales de Washington- es la subordinación económica nacional dentro del marco de la globalización mundial, bajo el yugo del Fondo Monetario Internacional y de un conjunto de empresas transnacionales que dominan en forma relevante muchos de los ámbitos de nuestro aparato productivo, financiero  y comercial.
Es falsa la concepción que la estabilidad nacional pueda mantenerse a base de puros programas asistencialistas, de seguridad y protección social. El problema reside en que si no se generan los suficientes recursos presupuestales para sostenerlos se llega a un punto de expansión cero. No hemos entendido que lo productivo va primero que el asistencialismo. Pero como este último es muy atractivo por el clientelismo electoral que genera, es lo preferido por los gobernantes.
Agréguesele a lo anterior que somos un país repleto de jóvenes sin mayor horizonte de progreso personal. Ello trae como consecuencia rupturas sociales profundas que se están escapando de control, como son las decenas de miles de jóvenes muertos en la guerra civil de baja intensidad emprendida por el estado mexicano en contra de los cárteles del narcotráfico.
Optamos por una austeridad inmovilizadora en vez de realizar inversiones detonadoras de procesos productivos crecientes. Preferimos mantener mayores reservas monetarias internacionales a costa de la pobreza y el desempleo de la mayoría de los mexicanos. Tenemos baja captación fiscal por evasión y elusión, principalmente de empresarios. Eso es el estancamiento estabilizado y atrofiado que padecemos.
PD1. “Solo el crecimiento mayor y sostenido será lo que realmente posibilite un mayor desarrollo social y un combate más eficaz a la pobreza” Presidente Enrique Peña Nieto. (Veremos si no es tan solo una frase feliz).
PD2. Contestando correo-e: Estimable Sr. José Luis Onofre: El sindicalismo perverso es tan solo una parte del problema que tiene colapsado el sistema educativo estatal. También lo son los funcionarios públicos corruptos y gobernantes que toleraron de tiempo atrás dichas deformaciones estructurales. Hoy la educación en Guerrero es prácticamente de inframundo, en donde el elemental derecho humano de los niños a recibir educación sigue siendo impunemente atropellado, una y otra vez. Saludos.

viernes, 7 de diciembre de 2012

Puntual cumplimiento del pacto.


Puntual cumplimiento del pacto.

Héctor Manuel Popoca Boone.

Soy escéptico en la consecución total del Pacto por México. Fue firmado por la partidocracia que se ha distanciado del pueblo. Este tipo de pactos siempre contienen arreglos discretos, en función de los intereses partidistas particulares alrededor del poder.

Los puntos que contiene el Pacto son de buena hechura y en principio estoy de acuerdo en casi todo. El problema reside no en el qué hacer, sino en el cómo conseguirlo y la voluntad política para cumplirlo en los hechos.

Sabido es que en nuestro país los gobernantes al principio de sus gobiernos prometen mucho, pero luego cumplen poco. Afirman en público, lo que en privado niegan. Desde que tengo memoria vivencial, desde Díaz Ordaz hasta Felipe Calderón, en sus discursos de toma de posesión señalaron los muy buenos propósitos que tendrían durante su mandato, pero en la práctica escamotearon sigilosamente, y en diverso grado, el cumplimiento de ellos. Principalmente los que causan lesión a los intereses de los barones del dinero y de la política.

Los antecedentes del Pacto no son halagüeños. Hace apenas 72 días, el PRI y el PAN, al alimón y con la aceptación tácita del presidente electo, aprobaron una ley laboral que deprecia en mucho el ya de por si salario bajo de los trabajadores y permite seguir manteniendo a sus organizaciones gremiales bajo el yugo de las mafias sindicales. De cómo mal gobernar México, mellizamente esos dos partidos lo han estado haciendo durante 25 años. Cincuenta y cuatro millones de pobres lo testimonian. La inseguridad pública nacional imparable lo constata.

Los acuerdos pactados para establecer una sociedad de derechos y libertades, para la seguridad y el crecimiento económico, requieren que una parte significativa de la riqueza nacional y el excedente económico generado se destinen a dichos fines. Pero eso no es posible porque los detentan, acrecentadamente, unos cuantos. Poco se dice sobre una nueva y más equitativa distribución del ingreso que merme la brutal desigualdad social y abata significativamente el desempleo imperante.

La firma del pacto no esperó prudentemente la presentación, en lo específico, de las propuestas sobre las reformas energética, fiscal, de telecomunicaciones y otras, posibles favorecedoras de los poderosos. Si van a tener la misma impronta que la laboral ¡Sálvese quien pueda!

En palabras de David Ibarra Muñoz, economista de prestigio nacional y ex secretario de hacienda y crédito público: “México no tiene aún la suficiente consolidación y madurez institucional, como tampoco cuenta de mecanismos conexos que den unidad sistémica a las estrategias económicas con las tácticas sociales y políticas.”

Hay indicios empíricos que señalan sesgos antidemocráticos en las elecciones pasadas. Hay razonada incredulidad social en la intención de tener una sana democracia consolidada, el real combate a la corrupción, la vigencia de la transparencia y la rendición de cuentas públicas, por ejemplo. Luego entonces, el pacto puede resultar pantalla justificadora de un ansia de legitimación popular.

No hay peor intento que aquel que no se intenta. Por México, no queda de otra más que otorgar apoyo crítico y conceder el beneficio de la duda al presidente de la república, pero también el beneficio de la pronta vergüenza al PRD para que públicamente se retracte si no hay puntual cumplimiento del pacto. De otra forma será comparsa del régimen priista. La firma del pacto más que un acto de trascendencia nacional puede derivar en un vodevil, donde el partido chamaqueado sea el PRD.

PD1. Estimado Luis Walton, ¿por qué desconoces a López Obrador cuando aparentabas ser su sombra protectora y fuiste beneficiario de los votos de sus seguidores? ¿Por qué tan solo notificaste y no denunciaste las irregularidades hacendarias encontradas de quien recibiste la presidencia municipal de Acapulco?

PD2. Las plazas magisteriales que se heredan y la inamovilidad de su adscripción, más que ser conquistas sindicales son perversidades laborales que tienen postrado el nivel académico de la ya de por si burocratizada educación en Guerrero. ¡Uff!