viernes, 7 de diciembre de 2012

Puntual cumplimiento del pacto.


Puntual cumplimiento del pacto.

Héctor Manuel Popoca Boone.

Soy escéptico en la consecución total del Pacto por México. Fue firmado por la partidocracia que se ha distanciado del pueblo. Este tipo de pactos siempre contienen arreglos discretos, en función de los intereses partidistas particulares alrededor del poder.

Los puntos que contiene el Pacto son de buena hechura y en principio estoy de acuerdo en casi todo. El problema reside no en el qué hacer, sino en el cómo conseguirlo y la voluntad política para cumplirlo en los hechos.

Sabido es que en nuestro país los gobernantes al principio de sus gobiernos prometen mucho, pero luego cumplen poco. Afirman en público, lo que en privado niegan. Desde que tengo memoria vivencial, desde Díaz Ordaz hasta Felipe Calderón, en sus discursos de toma de posesión señalaron los muy buenos propósitos que tendrían durante su mandato, pero en la práctica escamotearon sigilosamente, y en diverso grado, el cumplimiento de ellos. Principalmente los que causan lesión a los intereses de los barones del dinero y de la política.

Los antecedentes del Pacto no son halagüeños. Hace apenas 72 días, el PRI y el PAN, al alimón y con la aceptación tácita del presidente electo, aprobaron una ley laboral que deprecia en mucho el ya de por si salario bajo de los trabajadores y permite seguir manteniendo a sus organizaciones gremiales bajo el yugo de las mafias sindicales. De cómo mal gobernar México, mellizamente esos dos partidos lo han estado haciendo durante 25 años. Cincuenta y cuatro millones de pobres lo testimonian. La inseguridad pública nacional imparable lo constata.

Los acuerdos pactados para establecer una sociedad de derechos y libertades, para la seguridad y el crecimiento económico, requieren que una parte significativa de la riqueza nacional y el excedente económico generado se destinen a dichos fines. Pero eso no es posible porque los detentan, acrecentadamente, unos cuantos. Poco se dice sobre una nueva y más equitativa distribución del ingreso que merme la brutal desigualdad social y abata significativamente el desempleo imperante.

La firma del pacto no esperó prudentemente la presentación, en lo específico, de las propuestas sobre las reformas energética, fiscal, de telecomunicaciones y otras, posibles favorecedoras de los poderosos. Si van a tener la misma impronta que la laboral ¡Sálvese quien pueda!

En palabras de David Ibarra Muñoz, economista de prestigio nacional y ex secretario de hacienda y crédito público: “México no tiene aún la suficiente consolidación y madurez institucional, como tampoco cuenta de mecanismos conexos que den unidad sistémica a las estrategias económicas con las tácticas sociales y políticas.”

Hay indicios empíricos que señalan sesgos antidemocráticos en las elecciones pasadas. Hay razonada incredulidad social en la intención de tener una sana democracia consolidada, el real combate a la corrupción, la vigencia de la transparencia y la rendición de cuentas públicas, por ejemplo. Luego entonces, el pacto puede resultar pantalla justificadora de un ansia de legitimación popular.

No hay peor intento que aquel que no se intenta. Por México, no queda de otra más que otorgar apoyo crítico y conceder el beneficio de la duda al presidente de la república, pero también el beneficio de la pronta vergüenza al PRD para que públicamente se retracte si no hay puntual cumplimiento del pacto. De otra forma será comparsa del régimen priista. La firma del pacto más que un acto de trascendencia nacional puede derivar en un vodevil, donde el partido chamaqueado sea el PRD.

PD1. Estimado Luis Walton, ¿por qué desconoces a López Obrador cuando aparentabas ser su sombra protectora y fuiste beneficiario de los votos de sus seguidores? ¿Por qué tan solo notificaste y no denunciaste las irregularidades hacendarias encontradas de quien recibiste la presidencia municipal de Acapulco?

PD2. Las plazas magisteriales que se heredan y la inamovilidad de su adscripción, más que ser conquistas sindicales son perversidades laborales que tienen postrado el nivel académico de la ya de por si burocratizada educación en Guerrero. ¡Uff!

 

 

 

 

 

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