domingo, 24 de enero de 2016

Instituto Autónomo para la Paz en Guerrero.

Héctor Manuel Popoca Boone.

En la reunión del grupo, Guerrero es Primero, del 12 de enero pasado, los compañeros, Jesús Mendoza, Jean Mendieta y Carlos Juárez, presentaron el perfil de un proyecto para la creación del Instituto Autónomo para la Paz en Guerrero (IAPG).  A todas luces, una iniciativa ciudadana urgente e idónea ante las circunstancias difíciles por las que atraviesa el estado.

Para transformar por vías pacíficas los conflictos y las diversas violencias sociales, es necesario reconocerlas y analizarlas en todas sus causas y dinámicas, a través de investigaciones históricas, de coyuntura y de carácter prospectivo, como condición necesaria para erigir una sólida plataforma constructiva de la paz; digna, justa y duradera.

Dicho basamento, permitirá el diseño de nuevos comportamientos colectivos y programas gubernamentales de transformación social -dentro del marco de la ley y la justicia- que den soluciones de mediano y largo plazo; atendiendo los diversos factores que generan la desigualdad social, pobreza, desempleo, delincuencia, ilegalidad, corrupción e impunidad, a guisa de ejemplos. Mismos que debilitan la legitimidad institucional, dando como resultado altos niveles de violencia y criminalidad.

Guerrero es Primero aprobó la elaboración del proyecto definitivo para gestionar los recursos económicos necesarios para establecer la infraestructura del IAPG. Bajo el tenor de que las crisis de violencias exacerbadas han sido cada vez más recurrentes y poliédricas, y que, por lo mismo, su tratamiento y erradicación reviste complejidad y amerita aplicación de corto y mediano plazo. 

Se plantea ser una institución que promueva estudios y análisis enfocados al conocimiento de las violencias que se presentan en cada una de las regiones del estado. Avanzar en la comprensión de los factores que les dan origen, con sus propias peculiaridades territoriales, a la par de elaborar proyectos y procesos de paz social, comunitaria y regional. Es decir, su motivación principal será lo propositivo.

El IAPG pretende una estrecha comunicación, vinculación e interactuación con la ciudadanía. Que incluya, una vez alcanzado cierto grado de madurez, la posibilidad de mediación de conflictos y el establecimiento de espacios de dialogo entre las partes conflictuadas. De ahí la importancia que sea una institución con autonomía, reconocida por todas las autoridades, instituciones y organizaciones competentes. Con patrimonio propio y financiada con fondos públicos, aportaciones de organizaciones civiles y fundaciones privadas que le sean afines.

Uno de los propósitos del Instituto es la construcción de capacidades que abonen a la paz, en todos los actores que participan en los diferentes ámbitos político-económico-sociales de las regiones del estado. También su distintivo será la estrecha integración con los movimientos pacifistas comunitarios que emanan desde lo local. De ahí su configuración como una institución en red, incluyente, horizontal y con mucho espíritu de cohesión social.

Suscribí la propuesta, con la recomendación que el IAPG no se convierta en un castillo de la pureza teórico-analítica, un espacio de confort académico o un edén magisterial que únicamente se asome a la realidad circundante para determinar qué de ella les es útil y de prestigio para el desarrollo curricular personal. 

Para que no resulte costoso el mantenimiento de sus campus y la planta tutorial-docente en las diversas regiones del estado, el Instituto hará uso de la educación a distancia, con las técnicas audiovisuales y didácticas que posibilitan los últimos adelantos de la telecomunicación digital.

PD1. Mientras estén en prisión, Nestora Salgado, Gonzalo Molina y otros policías comunitarios, será vacuo solicitar el respaldo de la ciudadanía contra la delincuencia. El gobierno federal y estatal nunca les obsequiaron el debido proceso. Simple y llano. Como diría la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
PD2. Ante las graves revelaciones que hizo el Secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, nadie absolutamente se sentirá seguro en Acapulco.


domingo, 17 de enero de 2016

La consulta popular.


Héctor Manuel Popoca Boone.

Por invitación de mi apreciable discípula y flamante presidenta del Grupo ACA, Aleida M. Alarcón Domínguez, el miércoles pasado asistí al tradicional desayuno semanal de dicha asociación, donde el disertante fue el Secretario de Planeación y Desarrollo Regional del Estado, David Guzmán, cuya plática versó sobre la realización de la consulta popular para la formulación del Plan Estatal de Desarrollo.

Están acudiendo a las diferentes regiones, escuchan y registran ponencias sobre los variados tópicos donde actúan los guerrerenses para lograr su bienestar familiar. Que en estos tiempos se sintetizan en sobrevivir, ante la violencia y delincuencia que nos azota de tiempo atrás.

¿Para qué sirve dicha consulta popular, me pregunté, si ya todos conocemos los problemas que nos aquejan de antaño, tanto en lo político, económico y social?

En primer lugar, la consulta sirve para actualizar dichos problemas y precisar si han disminuido, permanecido igual, o por el contario, han empeorado. Analizar si han cambiado las prioridades o se han acumulado otras. Por ejemplo: antes, lo principal era combatir la pobreza y la desigualdad social; ahora, además de eso, necesario es disminuir la violencia, la delincuencia y abatir la inseguridad pública.

En segundo lugar, sirve de desahogo social. Es útil como catarsis colectiva para despresurizar la tensión y la presión psíquica-social, provocada por la terrible realidad que estamos viviendo. Está terapia grupal nos servirá bien sea para no llamar a las armas, o, será motivo para ir continuamente con el psiquiatra, por la grave depresión y frustración social que ya traemos a cuestas.

En tercer lugar, para que la consulta no tenga el triste destino de sus antecesoras, de quedar arrumbadas en el último cajón del archivo muerto gubernamental, habrá que ligar estrechamente las líneas prioritarias de acción que de ella se deriven, con el presupuesto público anual disponible. Y no caminar por diferentes carriles: donde la consulta y el plan indican lo que debe ser y el presupuesto es aplicado donde se antoja hacer. Agréguele a lo anterior, la descoordinación y simulación institucional existente de viejo cuño.

En cuarto lugar, es necesario alinear la demanda social que contendrá el Plan Estatal con el Plan Nuevo Guerrero, de índole federal, que, como todos sabemos, lleva más de dos años en operación, donde solamente los altos funcionarios de cuello blanco lo conocen pormenorizadamente. Sintonizar y armonizar los dos en uno solo, contando además con los planes de desarrollo municipal, para que los distintos órdenes de gobierno no anden cada cual, por su lado, como llaneros solitarios, queriendo y no pudiendo resolver por sí mismos los ingentes problemas de estas tierras del sur profundo.

Es cierto, son tan graves y tan amplios los problemas que padecemos, que es imposible resolverlos de la noche a la mañana, ni con la harta y publicitada danza de miles de millones de pesos gubernamentales destinada a la atención del reclamo social. Pero sí podemos evitar todos, que sigamos cayendo en picada libre, tal y como nos estaba sucediendo. “Guerrero nos necesita a todos”, (Héctor Astudillo, dixit).

En quinto lugar, para que la consulta valga, condición, sine qua non, es el cambio de hábitos y conductas en los gobernantes y sus equipos de trabajo. Es necesario que el erario público asignado al plan sea gastado en forma honesta, eficiente y eficaz. Con transparencia y con rendición de cuentas en su uso y con medición de resultados logrados. Sin que haya impunidad alguna que cubra cualquier lucro, ilícito o irresponsabilidad, individual o de grupo.

Y es ahí, donde la puerca tuerce el rabo. Porque es mucho más fácil encontrar rosas en el mar, que erradicar la corrupción, la dejadez, la ineptitud y las torpezas de altos burócratas y de conspicuos políticos. En fin, no nos queda más que otorgar el beneficio del “ojalá y nos vaya bonito”.

PD. Teniendo un cúmulo de pendientes legislativos que desahogar con perentoriedad, nuestros ínclitos diputados locales entraron en receso y no los veremos más sino hasta el mes de marzo. ¡Uf!

viernes, 1 de enero de 2016

Elecciones mercantilizadas, 2016.


Héctor Manuel Popoca Boone.

Por la libertad del profesor Félix Hoyo Arana, amigo.

En este año 2016, habrá elecciones para gobernador en 12 Estados de la República. Será un proceso democrático mercantilizado. No es temeraria especulación, sino afirmación constatada. En cierta forma, en una sociedad capitalista, los partidos políticos ofertan candidatos a los electores y estos expresan su demanda efectiva de gobernantes a través de su voto y los candidatos (as) buscan conquistarlo a cualquier precio.

Lo primero a construir será la imagen y la frase atractiva del candidato (a). Los maquillistas, fotógrafos y los diestros publicistas harán la configuración. Eso cuesta dinero. Una vez identificada la imagen y la consigna persuasiva de mayor impacto, los expertos en propaganda y medios de comunicación masiva buscaran posicionarlas en el imaginario de los electores. Eso cuesta mucho más dinero

Aun cuando el costo y tiempo en los medios está regulado por la autoridad electoral, está demostrado que un medio de comunicación masiva poderoso, puede construir una candidatura “a modo” en la mente de millones de televidentes o radioescuchas; o también destrozarlo (a) si fuera el caso. Eso representa una abultada factura económica y política a pagar por el candidato (a) triunfante. Representa una inversión redituable para los políticos poderosos, los grandes empresarios o los capos del momento. No otra cosa han hecho los del gran dinero, lícito e ilícito, desde siempre. Han moldeado gobernantes acotados y subordinados a provechos particulares, de grupo o de intereses extranjeros.

El candidato (a) a la gubernatura, debe ser lo más atrayente posible, para que satisfaga la aquiescencia de los electores. De ahí el importante papel de la mercadotecnia política y sus artes para manejar una candidatura. Las ideologías enarboladas servirán prácticamente de engaña bobos. Los ideales, principios, valores políticos y programas de acción, pasan a ser meros elementos decorativos insulsos, que dicen mucho y a la vez nada. Sacrifican sentido de pertenencia e identidad partidaria. Lo pragmático sobre-determina a lo programático.

En plena contienda electoral, hay que demostrar que el candidato concita simpatía popular. Las grandes concentraciones y mítines siguen siendo importantes, pero dosificadas. Porque de lo que se trata no es de llenar plazas, sino urnas. A estas alturas de la campaña, adquiere cada vez mayor relevancia la capacidad de movilización que genere a la hora de votar la “estructura electoral”. Es decir, empieza a sobresalir la acción de los promotores, reclutadores o enganchadores del voto que, previo pago monetario, tienen la misión de convencer, organizar y llevar a votar al grupo de electores que se les ha responsabilizado. Utilizan las artes del acarreo, contratan los vehículos requeridos, ofrecen desayunos y dadivas, controlan a representantes de casillas y en la última instancia, realizan la compra directa del voto ciudadano, preferentemente el de las zonas pobres, urbanas y rurales.

Esa es la parte más onerosa, económicamente hablando, de una campaña electoral. Por lo tanto, contar una estructura electoral bien aceitada y compradora generosa de votos es crucial; y sin contar con el dinero suficiente para tal encomienda, es poca la garantía de lograr el éxito anhelado. En la democracia mercantilizada es sumamente difícil demostrar jurídicamente la compra del voto. Es una falacia afirmar que no habrá rebase en los gastos de campaña. Hoy por hoy, en condiciones de pobreza, la mejor estrategia electoral sigue siendo la compra masiva del voto.

PD. Que se diga el nombre del mando militar superior que autorizó ceder, fuera de toda legalidad, terrenos de la nación (que detentaba el 27 batallón de infantería del ejército mexicano), para que los hoy convictos, ex presidente municipal de Iguala y esposa, construyeran su gran centro comercial “Los Tamarindos”. Es menester escudriñar las raíces incubadoras de la monstruosidad desatada contra jóvenes normalistas la noche-madrugada del 26-27 de septiembre del 2014.