Para
el profesor y amigo, Ángel Peralta, deseando su pronta recuperación.
Héctor Manuel Popoca Boone.
Antecedentes. Urge
recuperar nuestra arrebatada soberanía alimentaria. Actualmente importamos más
del 40 por ciento de los granos básicos que consumimos. México no puede estar subordinado
a terceros, por cuestiones de alimentación.
La gente del campo demanda
recuperar la capacidad de mercadear directamente sus productos agropecuarios. Actualmente
los mercados son dominados por los acaparadores que compran las cosechas a
precios ínfimos, a pie de parcela. Es de justicia recuperar los niveles de
gasto público que antes se destinaban al campo.
Es imperioso proteger a los
hombres y mujeres del medio rural ante el sistemático despojo de tierras y
recursos naturales. Defender al campo, a las familias rurales y su hábitat de
residencia, es defender la biodiversidad y el derecho a la agroalimentación que
tenemos como pueblo. La gente del campo también tiene derecho a una vida libre
de saqueos, violencias, inseguridad, pobreza y discriminación.
Hemos atestiguado 35 años de
destrucción y ruina del medio rural. A manos de los malos gobiernos del PRI y
del PAN; teniendo últimamente como comparsa al PRD. Los neoliberales empobrecieron
a los campesinos, para bonanza económica de los grandes empresarios
agropecuarios exportadores. Hoy al campo mexicano productor de granos básicos
lo caracteriza la baja producción y productividad. Tenemos que importar la
mitad de lo que nos comemos. Hay desnutrición, deterioro ambiental, migración
forzada y delincuencias.
A lo anterior se añade el
despojo intensificado del agua, minerales y energéticos de los territorios de
los pueblos y comunidades rurales; con la finalidad de desarrollar
megaproyectos petroleros, mineros, hidroeléctricos, eólicos, aeroportuarios,
urbanísticos y turísticos. Cuyos nuevos propietarios son unos cuantos grandes
inversionistas particulares, nacionales y extranjeros.
¡Salvando al campo, salvamos a
México! Porque solo así habrá alimentos, ingresos, empleo, seguridad interna,
arraigo familiar, gobernabilidad y paz. Solo así engrandeceremos nuestra cultura
que es raíz e identidad comunitaria.
El campo y los del campo, exigen
respeto a todos sus derechos y respaldo a su esfuerzo productivo para
proveernos de alimentos. Demandan amplios y eficaces programas de gobierno. ¡Urge
un buen gobierno! Necesitamos un cambio verdadero y un plan de rescate del
campo. ¡Regenerando el campo, regeneramos a la nación!
De ahí que se pretenda firmar
un pacto político con Andrés Manuel López Obrador. Donde se comprometa como presidente
de la República a impulsar nuestro proyecto rural y nosotros nos comprometemos
a apoyar, organizadamente, su campaña político-electoral; promoviendo,
vigilando y defendiendo el voto a su favor.
Los principios que enarbolamos,
los derechos de los que exigimos su respeto y vigencia, así como los principales
compromisos que esperamos cumpla AMLO como presidente son:
Derecho de los campesinos a la
tierra. Nuestro mayor derecho fundacional es el derecho a la
tierra para trabajarla y para habitarla. La tierra abarca también los
manantiales, los ríos, el clima, los llanos y los montes de nuestro entorno,
junto con la flora y fauna que contienen. La tierra no es una mercancía, sino
un bien común agrario al que todos tenemos derecho de gozar de sus frutos. Estratégicamente
es vital devolverle a los ejidos y a las comunidades su papel de ser
protagonistas principales de su propio desarrollo económico, social, político y
cultural.
Derecho del trabajo asalariado
rural. Urge que se reconozcan los derechos de dos millones y
medio de jornaleros (as) agrícolas, que levantan la cosecha de lo que la mayor
parte del país consume o exporta. La mitad de los trabajadores del campo son
asalariados, sobreexplotados y marginados; en especial nuestros hermanos indígenas,
sin derecho a ninguna contraprestación social o programas efectivos de
protección gubernamental.
·
Síntesis (primera parte) del documento que
firmarán en Zacatecas, López Obrador y el Movimiento Campesino Nacional “Plan
de Ayala. Siglo XXI”, el próximo diez de abril.