Héctor Manuel Popoca
Boone.
Definitivamente no estamos preparados para enfrentar la pandemia del
Coronavirus Covid-19 en estas tierras del sur. Tenemos importantes e históricos
déficits en materia de infraestructura básica sanitaria (hospitales, clínicas,
centros de salud, espacios de espera para consulta externa); en equipamiento
esencial (camas, equipos médicos, material e instrumental quirúrgico);
medicinas y otros insumos sanitarios.
Repasemos nuestras
debilidades existentes en Guerrero para enfrentar con realismo la pandemia actual.
Al inicio de la presente administración pública estatal, se llevaron a cabo una
serie de foros temáticos de consulta popular para formular el Plan Estatal de
Desarrollo 2015-2021; en el correspondiente a Salud y Desarrollo Social, el
doctor, Eduardo Gonzáles Pier, expuso algunos datos del año 2016 que dan cuenta
de las fragilidades que tenía nuestro sistema estatal de salud y que no han
variado mucho a la fecha.
Si ya en la normalidad establecida, nuestro sistema estatal de salud
pública estaba desgastado y desbordado, con relevantes insuficiencias; ahora en
tiempos de pandemia resalta más la vulnerabilidad mostrada en el siguiente
cuadro, que refleja algunos indicadores patéticos, que señalan el tamaño de
nuestra precaria capacidad de respuesta sanitaria.
Concepto México Guerrero
Esperanza de vida. 80.4 74.8
Gasto per/cápita en
salud. $ 4,540 $ 3,592
No. de médicos por cada
1 000 habitantes. 2.2 1.6
No. de médicos especialistas
por cada 1 000 habitantes. 0.8 0.6
No. de enfermeras por cada
1 000 habitantes. 2.4 2.1
No. de consultorios por cada
1 000 habitantes. 0.6 0.7
Prácticamente todos los
indicadores sanitarios de Guerrero, excepto uno, están por debajo de la media
nacional. De ahí que afirmemos repetidamente que estas tierras del sur no están
preparadas, ni tienen capacidad de respuesta suficiente, para permitirnos
enfrentar más eficazmente los estragos humanos que ya está causando el coronavirus
Covid-19 en el pueblo guerrerense. Por lo que se requieren ingentes apoyos
federales financieros, materiales y humanos; que sean operados con total
transparencia, honestidad e información veraz y oportuna a la ciudadanía, en el
tema de rendir cuentas impecables con los mejores resultados posibles.
También
el Dr. González Pier indica en su exposición gráfica que, de las 703 047
defunciones registradas en el año 2016, el 56.1% fueron hombres y el 43.8%
mujeres. Del total de defunciones, el 88.6% se debieron a enfermedades y
problemas relacionados con la salud, mientras que el 11.4% fueron por causas
externas, principalmente accidentes, homicidios y suicidios.
En el Año 2017, El 56.1
por ciento de las defunciones corresponden a hombres, mientras que 43.8 por
ciento, a mujeres. Por grupos de edad, la mayor proporción de defunciones se
concentra en las personas de 65 años y más. La mortalidad prematura en Guerrero,
en orden de importancia fueron: cardiopatía; diabetes; renales e infecciones de
carácter respiratorio y pulmonares.
La peor infraestructura
estatal de salud la tienen los servicios estatales de salud que tenía una gran
población de atención: 2 millones 21 mil derechosos, le sigue el sistema ISSSTE
que cubría a 306 mil personas y el menos malo era el IMSS, cuyo universo de
atención era de 533 mil habitantes. Por su parte el doctor José Juan Rentería
expuso que, en Guerrero, la mayoría de los médicos no estaban colegiados, ni
certificados. De 35, solo estaban vigentes 17 colegios y únicamente existían
265 médicos certificados.
Conclusión: Nuestra
actual infraestructura médica para enfrentar el virus, así como de recursos
humanos en el área médica están para llorar y en términos generales permanecen
por debajo de la media nacional.
Agudiza el escenario el
hecho de que el sistema estatal de salud no escapa a operar en un contexto de
acentuada desigualdad social, en un ambiente de violencia e inseguridad social,
de pobreza generalizada y de un funcionamiento corrupto y desordenado en las áreas
de construcción, en las adquisiciones de material y equipo, en asignación de
plazas a través de practicar un sindicalismo desvirtuado, con contratación de
personal que no reúne el debido perfil requerido para la responsabilidad
encomendada, con hospitales y centros de salud inconclusos y los que están
operando, la mayoría están saturados y desorganizados, con faltas de registros
y con un hacinamiento de las áreas administrativas.
PD1. La peor estupidez dicha por un político en la
semana que corrió fue la del gobernador de Puebla, cuando expresó públicamente
que, “Los pobres estamos inmunes al Coronavirus Covid-19”. Con este tipo de
gobernantes, sálvese quien pueda.
PD2. De repente desperté y el Coronavirus Cid-19
seguía ahí.