Héctor Manuel Popoca Boone.
¿Alguien ha visto a
Vicente Suastegui Muñoz?
El pueblo de México
depende para su alimentación de la importación parcial que anualmente realizamos
de granos básicos y oleaginosas. La actual producción para la alimentación
mayoritaria del pueblo es insuficiente. El Estado mexicano no puede dejar
únicamente a las fuerzas del mercado mundial, el abasto alimenticio de su
pueblo. En el 2020, los datos indicaban que la producción nacional de maíz alcanzaba
cubrir el 73.2 por ciento de la demanda efectiva del país.
La
invasión de Rusia a Ucrania ha provocado que los precios internacionales del
maíz y trigo hayan subido (en 21 y 33 por ciento respectivamente), cuando aún
todavía no se iniciaba la ofensiva armada. Esas naciones son consideradas los
graneros principales de Europa y otros países del mundo, de acuerdo a cifras
del Grupo Consultor de Mercados Agrícolas (GCMA); por lo que su capacidad de
exportación agrícola quedó mermada para este año y subsiguientes. Eso, sumado a
las dinámicas inflacionarias propias de México, hacen que los precios de la
tortilla y el pan estén subiendo de precio.
En
el terreno internacional lo que es una desgracia para unos, es una buena coyuntura
para otros. Lo que no pueda surtir Ucrania y Rusia, será una ventana de
oportunidad a Argentina, Sud África, China y los propios Estados Unidos para ofertar
a más alto precio las cantidades de maíz que el comercio mundial requiere este
año.
La
directora del Centro de Estudios para el Cambio en el Campo Mexicano, Ana de
Ita, manifiesta que el año pasado, México ocupó el primer lugar en el mundo en
la importación de maíz con 18 millones de toneladas, con un valor de 5 mil
millones de dólares; destinada a cubrir el 26.8 por ciento del consumo interno.
Nuestras importaciones de maíz provienen,
fundamentalmente, de Estados Unidos; pero ahora competiremos con otros países
demandantes, que anteriormente lo adquirían de los países que hoy están en guerra
en Europa oriental. En los últimos tres años, la producción mexicana ha estado
en los 27 millones de toneladas en promedio; cantidad inferior a la máxima
alcanzada hace seis años que fue de 28 millones de toneladas.
México
puede y debe proceder a incrementar su producción; en base a que tiene las
semillas de maíz de más alta productividad a nivel mundial; haber generado la tecnología
de producción de alto rendimiento más exitosa a la fecha (Ernesto Cruz
González); lo que puede inducir a un cambio de paradigma en la producción de
granos a nivel mundial.
Por
otro lado, los países beligerantes anteriormente mencionados, son también fuertes
exportadores de fertilizantes químicos. Abastecen parte de la importación que
hace México de ese insumo agrícola. Nosotros solo producimos 2 millones de
toneladas anuales de las 5.4 millones que utilizamos de ese insumo. El
conflicto bélico explica también el fuerte incremento de precios de este
agroquímico a nivel mundial. En México el precio es entre 120 a 187 por ciento
más alto respecto al año pasado; según el producto que se trate (cifras de la
GCMA).
La
investigadora agrícola, Ana de Ita, concluye que, el aumento en los precios del
fertilizante químico afectara ineludiblemente a la agricultura mexicana, por la
posible escasez del insumo que se suscite en el mercado o que se vuelva
inaccesible por sus costos. Sobre todo, en aquellos Estados que no cuentan con
el Programa Federal de Fertilizantes Gratuitos, ya que el 70 por ciento de nuestros
productores nacionales de granos básicos adquieren fertilizante químico.
PD1.
En tiempos de agradecimiento por el triunfo electoral obtenido, la Gobernadora,
Evelyn Salgado Pineda, y su “papá incómodo”, fueron a Tierra Caliente a
prometer el “oro y el moro” así como “las perlas de la virgen” para remediar males
y carencias regionales ancestrales; cuando ya sabían de antemano, que no iban a
contar con presupuesto público para hacerlo. ¡Ojo! No solo de “labia y canto”
se gobierna este empobrecido y saqueado Estado.
PD2.
Habla bien de la presidenta municipal de Acapulco, Abelina López Rodríguez, el
sumarse al trabajo físico voluntario en la limpieza de los canales pluviales de
la ciudad de Acapulco. También mi reconocimiento es para el sacerdote, Jesús
Mendoza Zaragoza, por dar la misa dominical no en la parroquia sino en la
cercanía a uno de los puntos negros de desagüe urbano al Rio de “La Sabana”, para
fortalecer una mayor conciencia ciudadana.
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