Héctor Manuel Popoca Boone.
¿Alguien ha visto a Vicente Suastegui Muñoz?
No es sino hasta ahora, cuando
los diputados locales del PRI, Héctor Apreza Patrón y Gabriela Bernal Reséndiz,
reconocen en forma pública “la grave omisión institucional e ilegalidad
histórica” cometida por la 63 legislatura de Guerrero; al tener en tardanza de
casi un año, la designación del Titular de la Auditoría Superior del Estado,
sin que haya alguna razón grave que lo impida.
Con esa confesión, el Congreso
local se coloca como cómplice culposo, de aquellos ex gobernantes y
expresidentes municipales sureños corruptos, que no les conviene rendir cuentas
públicas veraces, de la aplicación del erario gubernamental que tuvieron bajo
su responsabilidad. Necesitan tiempo para parchar sus entuertos financieros. El
Congreso local anómalamente se los sigue obsequiando a través de la que yo
denomino, “La Gran Argucia”. Los están encubriendo. Culpables directos son los
miembros de la “Jucopo”; y en específico, los integrantes del triunvirato que la
controlan, portando los emblemas de Morena, PRI y PRD. ¡Uf!
Con “La Gran Argucia” que
implementaron estos diputados locales, junto con “ex gobernantes, estatal y
municipales, causantes del desastre financiero”, han obstaculizado seriamente el
combate a la corrupción y la impunidad institucional en estos doce meses
anteriores. Ellos, son los aboneros más conspicuos para que en Guerrero siga vigente
un activo y muy funcional “Sistema Estatal de Corrupción e Impunidad. S.A. de
C.V.”
La extraordinaria negligencia
de la 63 legislatura estatal, ha otorgado un tiempo inmerecido a los
gobernantes salientes, causantes del descomunal déficit financiero que hoy en
día hay en las arcas públicas y que tiende a agravarse. Todo, con la finalidad
de que limpien el cochinero que dejaron en las finanzas públicas. Esa es una
causa principal por la que se mantiene deliberadamente acéfala a la ASE. De por
medio, hay de facto un pacto político.
Por otra parte, hay facultades
que “la encargada del despacho” del ASE, no pude arrogarse con validez jurídica,
de acuerdo a loque estipula la ley No. 468 de Fiscalización Superior y
Rendición de Cuentas del Estado de Guerrero, donde en su artículo 86, se
señalan atribuciones previstas a favor del Titular de la ASE, “QUE SON DE SU EJERCICIO
EXCLUSIVO y, por tanto, no podrán ser delegadas.”
En verdad, que lo que está provocando
la actual actitud perversa de la 63 legislatura, es dañar el patrimonio público
del Estado de Guerrero. Constituye algo inaudito, que no se había visto antes.
Como Gobernador Moral de Guerrero exijo que ¡se vayan a sus casas! (salvo
honrosas excepciones); y dejen de parasitar dentro del poder institucional,
bajo el cobijo de una seudo actividad legislativa. Una vez más, han dado pruebas fehacientes que representan
y defienden intereses facciosos y no los supremos del pueblo guerrerense. En
este asunto, la Suprema Corte de Justicia de la Nación dictará la última
palabra pronto.
Desde antiguo, la ASE ha sido
el domesticado instrumento idóneo, a través del cual, soterradamente, los
gobernantes en turno cuidan sus cuentas sobre cómo aplicaron el erario público
durante su gestión. Los auditores, afines políticamente, deben ver que estén,
contable y documentalmente, bien encuadradas; aun cuando de hecho, no guarden
razonablemente la pulcritud debida. Los auditores especiales de la ASE, son
designados bajo compromisos políticos pactados; tanto los que auditan a los
tres poderes gubernamentales, a las instituciones del sector descentralizado y
entidades autónomas, así como a los ayuntamientos.
Ellos se avocan a detectar
irregularidades, para inmediatamente comentarlas con el titular de la Institución
auditable; y así llegar a algún entendimiento que permita no ser tan riguro$o
el dictamen respectivo. La ASE es una mina de oro; codiciada por todos los
partidos políticos y gobernantes que están o estuvieron en el poder estatal o
municipal. Les da la oportunidad al Auditor Superior (puede durar en el cargo
¡hasta 14 años!), como a los demás auditores, de un enriquecimiento súbito, sin
dejar huella de su práctica ilícita; además de intercambiar favores políticos, al
cubrir las espaldas de aquellos quienes les agradó tener crecidas las uñas,
durante sus periodos administrativos. Doble ¡Uf!
Así pues, una de las causas
principales de la anormal demora en la designación del titular de la ASE, radica
en darles tiempo al gobernante estatal saliente y a los municipales respectivos,
para limpiar sus cuentas públicas y se las dictaminen benévolamente, antes de remitirlas
para su aprobación definitiva a la plenaria del Congreso local. En eso consiste
“La Gran Argucia” implementada para la rendición de cuentas públicas” en
Guerrero. Triple ¡Uf!
PD. Uno ya no sabe qué es peor
para Guerrero: si la delincuencia organizada de cuello blanco o la de collar
áureo.
porelrescate@hotmail.com
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