sábado, 20 de agosto de 2022

El gabinete de la tómbola.

 

Héctor Manuel Popoca Boone

¿Alguien ha visto a Vicente Suastegui Muñoz?

 

I .-Para que un gobernante entregue buenas cuentas a su pueblo, debe integrar y saberse rodear de un equipo de colaboradores capaces, experimentados, honestos, con espíritu de equipo de trabajo y con mucho compromiso social. Acostumbrados a rendir con transparencia, las cuentas y entregar con oportunidad, los resultados. “Dime quienes forman tu equipo de trabajo y te diré que resultados obtendrás.”

 

A vista de todos, en los primeros 10 meses de acción de la gobernadora estatal, evidenciado está que su gabinete de trabajo le fue impuesto, en su mayor parte, por su “papá incómodo”, el senador Félix Salgado Macedonio. Político ducho, pero inexperto en cuestiones de la administración pública federal y estatal. Otros funcionarios públicos fueron nombrados, de facto, por el presidente de la República, en áreas de gobierno muy sensibles, como lo son la seguridad pública y la procuración de justicia. De lo anterior se infiere que la responsabilidad de gobernar Guerrero, por la vía de los hechos, recae en tres personas: El presidente Obrador, la Gobernadora Constitucional y el Senador. Aun cuando este último, falazmente, lo niegue; con desdén manifiesto a la consigna presidencial de “no mentir”.

 

El senador utilizó, para seleccionar al personal que entraría a trabajar en mandos medios del gobierno estatal, un método “muy democrático y novedoso” surgido en el régimen de la 4T y que no es nada conflictivo: “La Tómbola”. Resulta que, en los primeros días de gobierno invitaba los jueves, en Chilpancingo, a sus fieles seguidores y a otros quienes lo apoyaron en la campaña electoral, a una especie de “feria”; cuyos concurrentes deberían llevar su currículum, con la esperanza que les tocara ser beneficiados laboralmente por la “justicia transformadora” del azar y la suerte.

 

Félix, llegado el momento, maniobraba la tómbola llevada a esos eventos, donde se depositaban en un papel, los nombres y habilidades de posibles agraciados para un puesto de trabajo. También a un lado de la tómbola, tenía el listado de todos los puestos medios laborables que contempla la ley de administración pública. Ante la expectación de todos, procedía a sacar de la tómbola, el papel de un afortunado para que, rápidamente y conociendo sus estudios y la “lista de puestos”, dijera por el micrófono el nombre del suertudo, la dependencia a la cual sería asignado y en qué puesto; mandando la indicación correspondiente a su atribulada hija, la mandataria estatal, para que se le extendiera el nombramiento, junto con los demás distinguidos por la tómbola, al margen de experiencias y saberes individuales. 


Así se formó para infortunio de Guerrero, “el gabinete de la tómbola”.

viernes, 12 de agosto de 2022

Los hospitales del ISSSTE en Guerrero

 Héctor Manuel Popoca Boone.

¿Alguien ha visto a Vicente Suastegui Muñoz?

En mi calidad de Gobernador Moral de Guerrero, recibí un correo-e de un derechohabiente del ISSSTE-Gro. (cuyo nombre me reservo por obvias razones), sobre lo que pasa, con sus respectivas particularidades, en los centros hospitalarios del ISSSTE en Guerrero. Lo reproduzco íntegramente por considerarlo de interés público.


“Sin duda, las múltiples carencias que enfrenta el sector salud, son de antaño y en grandes proporciones. Tiempo atrás laboré en un centro hospitalario del ISSSTE, por lo que puedo darle algunos detalles del funcionamiento hospitalario: La principal ineficiencia es la mala calidad en el servicio de consulta externa y atención hospitalaria. A la mayoría del personal médico, le falta actualizarse en sus conocimientos y una mayor ética profesional.

 

No es gratuito que los derechohabientes se estén cansando de exponer las inconformidades por diversos medios, sin que nadie haga algo para remediarlas por la protección que emana del desorden institucional y las corruptelas del sindicato. Las negligencias médicas, de abasto y administrativas, están a la orden del día. También el servicio de enfermería deja mucho que desear. Se caracteriza por la débil capacitación y por la desidia en la atención a los enfermos.

 

La prueba está que, desde hace varios años, por acuerdo tácito de directivos y sindicato, decretaron que, si uno tiene un paciente hospitalizado, debe quedarse un familiar para atenderlo: bañarlo, asearlo y demás, porque las enfermeras sólo suministran los medicamentos o en su caso realizan solo las curaciones que les son instruidas por los médicos.

 

Con relación al suministro de medicamentos y material de curación, a los pacientes les hacen dar infinidad de vueltas, debido a una escasez sempiterna; ya que el almacén estatal no surte en la cantidad y oportunidad debida. Lo grave es que buena parte son medicamentos para pacientes con enfermedades crónico degenerativas, como diabetes, hipertensión, cáncer, dializados y demás. Los familiares del enfermo se ven obligados a adquirirlos externamente con sus propios recursos económicos.

 

El mantenimiento, rehabilitación y adquisición de equipo médico y otros complementos, prácticamente no existe. El deterioro y descompostura del equipo y la caducidad del material farmacéutico es en mucho debida a los propios responsables de su uso y almacenamiento. Acontece, a veces, que a propósito los inutilizan para que el ISSSTE subrogue el servicio y los pacientes acudan a un laboratorio particular; en un acto claro de complicidad y contubernio, que ha sido denunciado infinidad de veces.

 

Por ejemplo: en el tiempo en que trabajaba en uno de esas clínicas-hospitales, el radiólogo vaciaba anticipadamente los contendores de líquido con el que revelaban las placas (el galón costaba alrededor de $7,500 pesos). Ante tal situación, los directivos instruían enviar a los pacientes a laboratorios privados, con el consecuente costo adicional, porque el suministro del líquido a la clínica hospital, el almacén estatal solo lo hacía en forma mensual. Esta es una de tantas consecuencias de la mala paga que recibe el personal que labora en esos nosocomios

 

El trámite de consultas con médicos familiares y especialistas son por lo general tardadas, sobre todo las segundas. Las primeras te las programan con un poco más de agilidad, pero las segundas no. Te las dilatan tres o cuatro meses, sin explicación alguna; cuando que se supone que todos los médicos laboran 8 horas diarias. ¡Ah!, pero como los médicos especialistas tienen sus consultorios particulares, le dan prioridad a ese trabajo que les es más remunerativo y semi abandonan el otro; con la complicidad de quienes dirigen el centro hospitalario y la sección sindical. Eso, para que los derechohabientes vayan a atenderse a sus consultorios privados a expensas de sus bolsillos.

 

No omito mencionarle que existe el riguroso “moche” de los proveedores. Desde los que abastecen el comedor, como los del oxígeno, los que venden el diésel, para la caldera de vapor que esterilizar el instrumental y material médico, el encargado del envío de la ropa sucia a la lavandería y el tráfico de autorizaciones de viáticos para los operadores de las ambulancias.” ¡Uf!, ¡Uf!, (Popoca dixit).

 

porelrescate@hotmail.com

 

 

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domingo, 7 de agosto de 2022

Desastre educativo.

 Héctor Manuel Popoca Boone.

¿Alguien ha visto a Vicente Suastegui Muñoz?

 

Hará un año atrás, durante lo más intenso de la pandemia, el pronóstico de los especialistas era que por los estragos y secuelas que estaba provocando, pasarían no menos de tres años para recuperar lo perdido en los niveles de desarrollo humano que teníamos antes del flagelo; una vez que estuviera controlado y reducido a una enfermedad endémica. Los principales sectores de la actividad social que ya acusaban déficits importantes eran y son todavía: la economía, seguridad pública, salud, y educación. 

 

A la fecha, no contamos con suficientes indicadores cuantitativos, consistentes y confiables, tanto a nivel nacional como estatal, que nos den cuenta de la magnitud precisa del desastre en el ámbito de la educación. No obstante, existen una serie de encuestas y cifras valorativas parciales que nos sirven como puntos de referencia para acercarnos a la cruda realidad.

 

Antes del Covid-19, ya Guerrero junto con Oaxaca y Chiapas, estaban ubicados en el sótano del país, en cuanto a nivel educativo promedio de sus habitantes. Hoy, el territorio guerrerense, está más abajo de las dos entidades anteriormente mencionadas. El nivel educativo promedio de la población en el año 2020, era de 8.2 años de escolaridad básica (Inegi); es decir, no más del segundo año de educación secundaria. Con el cierre de escuelas a causa de la pandemia, algunos especialistas del ramo, estiman que hemos retrocedido un año y medio de escolaridad, situándonos en un nivel promedio no superior a 6.5 años de escolaridad. Un poco más de la primaria completa, nada más. 

 

Cifras de una encuesta valorativa de la deserción y calidad de la educación básica pública en Guerrero en tiempos del Covid-19 (Ver Blog: “educación y pandemia” de la revista “nexos”), arrojan que únicamente un ¡treinta por ciento! de los alumnos que tomaron clases vía Internet, asimilaron medianamente los conocimientos impartidos a distancia. La población incorporada a la educación básica en el año 2020 era de 907 mil 399 infantes y púberes. 

 

En otras palabras: durante los dos años que dura la pandemia, el logro de aprendizajes adicionales es bajo en poco más de 635 mil escolares de primaria-secundaria. Es importante hacer notar que, en diez años, Guerrero apenas logró subir un grado en la escolaridad promedio de su población, a pesar que la matriculación educativa alcanzó, en el año 2020, niveles aceptables, a excepción del nivel preescolar.

 

Está incrementado nuestro rezago educativo y pasarán varios años en recuperar lo perdido. Esa es la cruda realidad. No olvidemos que toda educación escolarizada está concatenada y no podemos saltarnos los trancos tan solo por decreto. Un pueblo que no mejora realmente su educación, sino que retrocede con el tiempo, estará al borde de una catástrofe social; puesto que será un pueblo sin futuro; un pueblo ciego, mudo, sordo, carente de consciencia social. Será un pueblo “zombi”, sumamente manipulable. 

 

Este relevante estrago en la educación básica de Guerrero, seguramente hará retroceder nuestro índice de desarrollo humano, donde además de tomar en cuenta el ingreso económico de la familia se ponderan también las variables de educación y salud, entre otras.  

 

Abatir el rezago educativo que tenemos acrecentado por el Covid-19 y el deterioro económico en Guerrero, requiere de gran voluntad política, valor y resolución firme de los gobernantes. Conlleva empezar a transformar de raíz nuestro sistema estatal de educación pública: su infraestructura física deteriorada, saqueada y deficitaria; sus recursos económicos insuficientes y mal distribuidos, rehabilitar y capacitar mejor a buena parte de su personal que está amañado y en permanente posición egoísta. Es imperativo erradicar las corruptelas y la simulación, enquistadas y prohijadas burocráticamente. Revisar y actualizar los contenidos y métodos de enseñanza para que estén acordes a las realidades y circunstancias nuevas determinantes. 

 

Esa labor de limpia integral de nuestro sistema estatal de educación pública, de suyo polifacético y multidimensional, deben hacerla, conjuntamente y en forma coordinada, los gobernantes (federal, estatal y municipales); funcionarios y directivos; la base magisterial; los sindicatos y los padres de familia. Todos. De lo contrario seguiremos en el pantano de la mediocridad incrementada y de una desigualdad social cada vez más profunda, con mayor anchura en la falta de oportunidades para el desarrollo personal de todos los guerrerenses.

 

porelrescate@hotmail.com

Radiografía hospitalaria.

 Héctor Manuel Popoca Bonne.

¿Alguien ha visto a Vicente Suastegui Muñoz?

Visité un Hospital General, perteneciente al sistema estatal de salud pública en Guerrero. Su nombre y ubicación, así como los responsables de su funcionamiento, no importa mucho señalarlos, puesto que la mayoría de las unidades médicas de ese nivel adolecen de similares carencias y vicios, en mayor o menor grado, salvo los de nueva creación que no son muchos a la fecha.

Reseño en forma sistémica y sucinta sus faltantes y problemas para que las autoridades correspondientes establezcan las medidas de mejora y brinden a la mayoría del pueblo pobre de Guerrero, un mejor servicio hospitalario. De cada diez habitantes, seis se ubican en la pobreza.

La verdadera transformación depende de la voluntad política que muestren en los hechos y no solo en los dichos nuestros gobernantes (federal y estatal), directores del sector, médicos, enfermeras, técnicos especializados, trabajadores de base y líderes sindicales. Su misión institucional es ofertar un servicio de salud pública que redunde en un efectivo acceso y tratamiento gratuito, para la pronta recuperación y preservación de la salud de los seres humanos, que es el objetivo final del nosocomio.

Estructura. –Esta varía dependiendo del deterioro físico del inmueble y su equipamiento; pero en términos generales, la mayoría adolecen de obsolescencias, desgastes y carencias importantes. Hay falta de mantenimiento, de instrumental médico, medicinas, equipos sanitarios auxiliares, insumos y consumibles básicos, así como de limpieza en general. Eso acontece en todas las áreas del hospital; no se diga de ambulancias para traslados de urgencia de enfermos graves.

Como todo depende de una proveeduría central que surte a los hospitales regionales, en mucho depende contar con una buena logística de inventarios y abastecimientos, para no convertirse en un embudo real de estrechos surtimientos, que redundan en una mala calidad del servicio público de salud.

Recursos humanos. -La contratación de personal sanitario debe ser capacitado y certificado, previa pruebas de competencia y habilidades para las delicadas actividades de prevención, curación, sanación y recuperación de la salud del ser humano. O sea, que las plazas hospitalarias no sean sujetas a venta ni se hereden; ni los puestos medios los designen los mandos superiores por decisiones personales, políticas, de amistad, compadrazgo o nepotismo. De no ser así, nunca se lograrán los mínimos de transparencia, honestidad, laboriosidad, responsabilidad, eficiencia y eficacia personal. 

Los actuales espacios de labores presentan hacinamiento que entorpecen los trabajos y se vuelven incómodos e insalubres. Hay exceso de personal administrativo. Resulta que, en términos salariales, a igual carga de trabajo o responsabilidad, desigual salario. Los especialistas ganan como médicos y éstos como practicantes; los químicos cómo auxiliares de laboratorio y la mayoría de las enfermeras cómo auxiliares de enfermería. Algunos integrantes del personal médico, enfermeras y personal paramédico basificados, rehúyen el atender casos de Covid-19; resguardándose en áreas de menor riesgo. ¡Uf!

Los líderes sindicales practican su encomienda como botín político y económico. ¡En plena pandemia impedían contratar médicos en puestos que quedaban vacantes si no era con su retardada venia! Al igual que en el sector de la educación, la venta de plazas o por herencia familiar es cosa común. Agréguele a lo anterior que, muchos pacientes y sus familiares que acuden al hospital, se quejan del mal trato, despótico e indiferente, que sufren de una parte del personal sanitario para quienes son tan solo números y no seres humanos; sobre todo si son indígenas y/o menesterosos. No existe calidez humana.

Procedimientos. -Por supuesto que hay reglamentos internos, manuales para hacer las cosas y protocolos sanitarios de obligada observancia, aun cuando no todos están actualizados y no son cumplidos a cabalidad. Si los responsables directivos son omisos en acatarlos, mayormente será el personal que está bajo sus órdenes.

Al interior del hospital general existe corrupción y latrocinio, en diversos grados, con impunidad total: se han robado ¡equipos electrocardiográficos y de ultrasonido! Y no hay denuncia ministerial de por medio. Prevalece el famoso “saqueo tipo hormiga” de medicinas caras, material médico-curativo; también operan “los moches” para una atención más personalizada. No hay auditorias federales; solo eventuales y superficiales supervisiones de carácter estatal, totalmente omisas. Con motivo de la pandemia del Covid-19, los vicios, falsedades e ilícitos al interior de los hospitales generales quedaron totalmente al desnudo.

Los familiares del enfermo saben de antemano que tienen que llevar los medicamentos y artículos de curación que se les indique, ya que en el hospital no hay en existencia. La simulación, las mentiras, el engaño y la deshonestidad están al orden del día. Y nadie dice o hace algo para evitarlo.

Finanzas. -Los presupuestos gubernamentales para sostener la necesaria operación del hospital general, están para llorar y para desesperarse, por ser insuficientes. Agravada está la situación, con el desastre financiero que el gobierno estatal pasado dejó. Eso desmoraliza en mucho al personal que cuida la salud humana y que hace lo que puede, con lo que tiene.

Pacientes. -Es el pueblo pobre de la región; que es ajeno a la protección del seguro social, gubernamental o privada. Representa poco más del 60 por ciento de los habitantes guerrerenses, caracterizados por su marginación y exclusión social. Incluso, muchos no entran a los hospitales públicos, por desconfianza y temor a no salir. Lo condensan en la frase: “De morir, mejor que sea en la calidez de mi hogar y familia; y no en solitario, en un cuarto colectivo de hospital”.

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