Héctor Manuel Popoca Boone.
(Primera parte)
Este artículo
pretende enumerar el bagaje de fuentes de poder, atributos personales,
políticas gubernamentales y catálogo ideológico que ha utilizado para ejercer
su responsabilidad institucional el presidente de la República, López Obrador (AMLO).
Algunos de ellos son legítimos, otro no. Lo cierto es que, con su uso combinado
ha sacudido el estilo presidencial de gobernar en nuestro país. Cada ciudadano
debe sospesar qué tanto los aciertos sobrepasan los yerros cometidos, o
viceversa. Y, sobre todo, qué tanta congruencia se guarda con la finalidad
buscada para beneficio o en perjuicio del pueblo. Los resultados empiezan a
estar a la vista de todos.
AMLO inició su gobierno con
un fuerte capital político, después de haber triunfado contundentemente, él y
su partido Morena, en las elecciones del 2018. Alrededor de treinta millones de
votos legitimaron su triunfo; pero a lo largo del quinquenio, se ha ido
reduciendo su aceptación. Su aprobación aún sigue siendo alta: 6 de cada 10
ciudadanos la confirman, en diversas encuestas nacionales.
Un primer indicador del
desgaste sufrido lo arrojó, aun cuando no concernió directamente a la
personalidad de AMLO, las elecciones federales intermedias del año 2021; donde
Morena refrendó su posición primigenia de partido mayoritario nacional. Triunfa
conquistando un mayor número de gubernaturas estatales. En Guerrero ganó con
solo cuatro puntos de ventaja sobre el segundo lugar. Pierde a la vez, la
mayoría calificada en la Cámara de Diputados Federal y merma la votación a su
favor en las alcaldías de la Ciudad de México; tendencia paliada después, por
el triunfo de Morena en los comicios por la gubernatura del Estado de México
(2023); otrora principal reservorio de votos del PRI.
Un segundo indicador fue la votación por
cuanto a la revocación del mandato presidencial (2022) que, en el fondo, era
una ratificación del apoyo popular que tenía en su forma de gobernar. Múltiples
factores hicieron que dicho referéndum aconteciera en un ambiente enrarecido,
por lo que una parte importante del electorado prefirió optar por abstenerse de
participar. Los que salieron a votar eran, en su inmensa mayoría, simpatizantes
de AMLO (91 por ciento de los votantes). La suma total de votos a su favor ascendió
a la cantidad de 15.2 millones; esto es, la mitad de los que consiguió en las
elecciones presidenciales del año 2018. Por lo que el evento sirvió únicamente para
saber el peso de su voto duro en esa fecha, además de no lograr la categoría de
“vinculante”. La pluralidad política pervive, dentro de una seudo democracia,
mafiosa y mercantilizada, donde solo impera la partidocracia.
El tercer indicador de
desgate es que a cinco años de gobierno no ha podido disminuir lo que prometió
combatir denodadamente: La pobreza, la inseguridad pública y/o violencia,
además de la corrupción institucional. En el pueblo, el temor empieza a cundir.
Cuatro han sido los
puntuales en que ha cimentado su gobierno presidencial. 1.- Una fuerte base popular
conquistada con sus programas sociales de transferencia directa de dinero a
sectores de la población en condiciones de vulnerabilidad. 2.- Un fuerte apoyo
de las fuerzas armadas a su gobierno; al otorgarle mayores cuotas de poder en
el ámbito civil y en el presupuestal, dentro del contexto de una abierta
militarización del país. 3.- La conquista de amplias simpatías de los
habitantes del sureste del país, al localizar en esa parte de la república,
tres de sus principales proyectos estratégicos de tipo económico: Tren maya.
Corredor Transístmico y Refinería de Tres Bocas. 4.- Programas de apoyo de tipo
productivo a pequeños productores del campo: fertilizante gratuito. Reforestación
y precios de garantía para granos básicos; además de la construcción de caminos
rurales con uso intensivo de mano de obra en zonas indígenas de estados del sur
del país.
Su estilo personal de
gobernar destaca por: a.- Un buscado caudillismo popular mediante un
hiperpresidencialismo. b.- Uso y abuso de todos los recursos gubernamentales
para resaltar su imagen, conducta y pronunciamientos personales, a través de
los medios masivos de comunicación y de las redes sociales, a nivel nacional e
internacional. c.- Intolerancia enfática a la discrepancia, en un marco de belicosidad
y confrontación abierta, donde él es el principal boxeador que se sube al ring,
en defensa de sus actos e ideas. d.- Prohibición tajante a su equipo de
gobierno, como a su partido Morena, de enunciar diferendos y/o autocrítica, las
cuales dejan de existir en el discurso oficial. e.- Como
pretendido líder absoluto no permite divergencias y actúa con mucha cerrazón y
obcecación. f.- No es un auténtico demócrata; y es proclive a la
manipulación y a las encuestas “cuchareadas”. g.- Desea mantener una ciudadanía
sumisa y controlada, sin mayor consciencia más que de sus necesidades
personales materiales de sobrevivencia. h.- Teme a las instituciones
universitarias de amplio espectro y a las autónomas que osen acotarle su poder.
i.- Es renuente a la transparencia de su quehacer público; por lo que hace uso
de la mentira y el engaño en forma reiterada; sin dejar de ocultarle
información institucional a la opinión pública. (Continuara)
porelrescate@gmail.com
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