Héctor Manuel Popoca Boone.
Para progresar, México requiere la reforma integral de
los tres poderes de la Federación.
La corrupción, la impunidad, el nepotismo, la
democracia mercantilizada, la ley al mejor postor, la obesidad burocrática, la
falta de transparencia y la falsedad, entre otros son, lacras que corroen y
están enquistadas en todos los ámbitos de nuestro quehacer gubernamental
nacional. Si realmente queremos fortalecer a nuestro país, hagamos el esfuerzo
de limpiarlas todas de una vez; de lo contrario el esfuerzo será vano a la
larga. No es cuestión fácil ni pronta; pero no imposible si el inicio es
integral. La parcialidad en hacerlo solo en el poder judicial, descubrirá tan
solo la intencionalidad grupal que lo anima. Los tres poderes de la Unión federativa
están podridos. Expongo algunos retos económicos que enfrentaremos con la
apresurada reforma del poder judicial ya iniciada en el marco de un diálogo de
sordos y autistas.
En el año 2016, en su primera campaña electoral para
ocupar la presidencia de Estados Unidos (EUA), Donald Trump, prometió que terminaría
de construir el “muro de la ignominia transfronterizo” con México y que
nosotros, los mexicanos, pagaríamos en su totalidad su erección, que de no
hacerlo así amenazó lesionarnos en nuestra economía
Al año siguiente, ya elegido presidente de los Estados
Unidos, Donald Trump, lanzó otro ultimátum público al presidente de México, Andrés
M. López Obrador, para que detuviera la inmigración masiva transfronteriza,
centro y sudamericana, que se realizaba a su hacia su país; enviando más tropas
militares mexicanas a la frontera sur del país; o de lo contrario, elevaría los
aranceles hasta en un 25 por ciento a las importaciones de mercancías y
servicios provenientes de México.
Esa medida afectaría negativamente en forma grave a
más del 84 por ciento del total de nuestras exportaciones no petroleras; puesto
que somos el segundo socio comercial más importante de EUA, con un monto de
aproximadamente miles de
millones de dólares (INEGI. Primer trimestre del 2024). O sea, tenemos una
relación comercial altamente desigual y desequilibrada. Por más que hagamos,
podemos salirnos de la esfera de influencia económica de EUA a corto plazo.
También nuestro sectorlaboral serían saldría muy
afectado puesto que un cuarto de la población ocupada en México (14.6 millones
de personas) están involucradas, en el marco de nuestras relaciones de comercio
exterior con EUA, integradas principalmente en los sectores agrícolas,
manufacturas, comercio, transporte y almacenamiento. (ENOE-INEGI primer
trimestre del 2015).
Además, las deportaciones masivas de nuestros millones
de paisanos migrantes no documentados, que ahora trabajan en puestos de
trabajos no deseados por otros ciudadanos, sobre todo en las áreas agrícolas,
de limpieza en centros hospitalarios, en la industria de la construcción y en servicios
a hogares y restaurantes, principalmente. Tengamos en cuenta que alrededor del
96 por ciento de las remesas que recibe nuestra nación cuyos montos están por
arriba de las divisas petroleras que provienen de EUA (Banxico. Primer semestre
del 2024). En esto, ambos países saldríamos perjudicados económicamente.
Ante esas amenazas de daño económico al país, al
principio de su mandato, AMLO no tuvo más remedio que dejar en la CDMX nuestra
soberanía y la honra de su investidura, para trasladarse, con sus principales
colaboradores, a negociar públicamente con el neo nazi, Donald Trump, a la
frontera norte y ante la prensa internacional; refrendarle diplomáticamente
nuestra aquiescencia en la construcción del “muro de la ignominia” fronterizo y
el envío de miles de soldados de la Guardia Nacional personal y gubernamental
de migración para incrementar los patrullajes fronterizos a fin de elevar
sustancialmente la vigilancia de nuestra frontera sur y disminuir sensiblemente
la migración de personas provenientes allende el Río Suchiate. Fue un momento triste
de subordinación contemporánea en las relaciones exteriores de México con EUA.
Por si fuera poco, en una parte de su campaña
electoral para ser de nueva cuenta presidente en su país, Donald Trump y su
compañero de fórmula, el senador, James David Vance, (julio del 2024), amenazan
con su injerencia directa en México para resolver, según ellos, los temas del a)
narcotráfico fronterizo principalmente de opiáceos sintéticos (fentanilo), b) migración
y c) contrarrestar el near-shoring en sus fronteras, mediante la
imposición de mayores aranceles; denunciando el “arrebato” de puestos laborales
y por ende, plantas fabriles de automotores y electrónicas a la población
blanca sajona de su país (agosto del 2024).
Para rematar, en este mes de septiembre del 2024, en
forma contundente, los Departamentos de Estado de Canadá y EUA, portavoces
oficiales de los gobiernos de los países mencionados, han emitido sendos
comunicados públicos, donde expresan la preocupación oficial por un posible
deterioró que sufrirán nuestras relaciones comerciales trinacionales, con las
reformas del poder judicial de México recién aprobadas por el Poder legislativo
federal a iniciativa del poder ejecutivo respectivo. Tema que ha suscitado fuerte
incertidumbre jurídica y nerviosismo, a las empresas transnacionales radicadas
en México; así como de potenciales inversionistas con proyectos “llave en mano”
de gran cantidad de dólares; por no mencionar la fuga de capitales; además de
violaciones a lo ya estipulado en el Tratado de México, Canadá y EUA (T-MEC), firmado
en el 2020. Habrá que hacer mucha diplomacia internacional en este asunto de
vital importancia que es la certidumbre legal, por todos exigida.
Dadas las premuras poco prudentes, los triunfalismos
apasionados y fanatismos políticos vengadores, así como la fragilidad de
nuestros indicadores económicos de comercio exterior, que obnubilan en el corto
plazo, la visión estratégica necesaria y requerida para analizar concienzuda y
con calma todas las consecuencias e implicaciones de haber soñtadp este tigre
en las postrimerías de su mandato presidencial.
porelrescate@gmail.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario