viernes, 25 de noviembre de 2011

Simulación y cinismo.

Héctor Manuel Popoca Boone.
Sorpresa grande fue reencontrarme por las calles de Chilpancingo con un antiguo correligionario en la construcción del Partido Mexicano de los Trabajadores: el profesor Ángel Peralta García (AP), cuyo trazo de vida está formado por una buena práctica de militancia perredista, un liderazgo sindical no perverso y mucho menos corrupto, la buena representación popular (regidor en la comuna), haber sido funcionario público trabajador y honesto, y un buen ejemplo de vocación académica y del oficio magisterial sin tacha; pero sobre todo, ha sido un luchador social co-fundador de pueblos rurales  (El Tejocote, cerca de Mazatlán, Gro.) y de la inmensa colonia del PRD, donde actualmente tiene su domicilio.
Más sorpresa me dio verlo por las céntricas calles repartiendo volantes en los cuales expresa su deseo de un buen gobierno municipal en Chilpancingo. Coincido con él cuando expone que no es posible seguir permitiendo que los políticos de siempre usufructúen como siempre y en forma réproba la tarea de gobernar. Repudia que se gobierne con una envolvente y atontada demagogia, con la permisividad libertina que da el dinero mal habido y que, una vez en el poder, no devuelvan al pueblo lo mínimo que a cambio de su voto esperaban. La esquilma popular es práctica corriente en la política en Guerrero.
AP llama a una alianza entre los de abajo y la clase media digna, para marcarles un alto a la mayoría de los políticos profesionales que han hecho de la política un lucrativo negocio personal y un modus vivendi deshonesto e hipócrita, incluso cultivando en los últimos tiempos el cinismo social en forma grosera.
Clama por cobrar consciencia de la mala herencia que les dejaremos a nuestros hijos por haber tolerado, pasivamente, a políticos que hacen de la política una mediocridad a horcajadas de un pueblo noble y generoso como el guerrerense.
-Que cada cual sea colocado en el lugar que la historia nos depare al dejar un ejemplo de cobardía y conformismo; o por el contrario, de hidalguía y rebeldía ante una situación ya insoportable de pobreza generalizada y de escasez de oportunidades y de buenas circunstancias para progresar tanto en lo individual como en lo colectivo, me reafirma.
-Antes que políticos, debemos primero graduarnos como luchadores sociales, me dice.
También me advierte de no desfigurarnos ante los cantos seductores del poder, del dinero y de los puestos aburguesados, que dan pie a una práctica política divorciada del pueblo. No despegarse por ningún motivo de los afanes populares; cultivando un dialogo constante de ida y vuelta; hablando con franqueza y claridad, en un lenguaje común y sencillo, mediante adecuados y directos canales de comunicación que generen acrecentada confianza y empatía recíproca.
Las pulsiones sociales del municipio de Chilpancingo van en el sentido de que los gobernantes tengan la suficiente autoridad moral en tanto pregonen con el ejemplo de su conducta y no con discursos insulsos.
Requerimos, insiste, de un gobierno municipal que se deba a la gente y no deje a deber nada importante a la ciudadanía, una vez terminada la encomienda otorgada. La honestidad (que va mucho más allá de la pura honradez) es condición sine-cua-non para convocar a la reivindicación de la dignidad ciudadana tan ultrajada y vilipendiada por la casta de los pésimos políticos profesionales pululantes. Además, no hay dinero público –mucho menos cuando se lo roban- que alcance para atender el rezago de obra y servicios acumulados a lo largo de muchos años.
La gente únicamente participa en las acciones de gobierno de manera voluntaria cuando ve un desempeño honesto y no pletórico de simulación o farsa. La población ya no otorga ninguna credibilidad sobre ninguna rendición pública de desempeños y de manejos del dinero público. Está cansada de ver a los políticos cómo usan la estructura gubernamental para sus inclinaciones político-electorales y no la ponen al servicio del pueblo al cien por ciento.
PD. Como la vean: Por historial o simpatía popular, soy un suspirante de alto rendimiento. ¡Sin dinero ni guapura!

viernes, 18 de noviembre de 2011

El saqueo de los recursos naturales.

Héctor Manuel Popoca Boone.
Dice el dicho popular que la mula no era arisca de nacimiento sino que los palos, a lo largo de los años, así la convirtieron. En mi memoria están grabados de antiguo, sucesos referidos al saqueo de los recursos naturales de Guerrero.
El primer recuerdo fue la explotación inicua de los bosques realizada por el cacique regional Melchor Ortega, a quién el entonces presidente de la república, Miguel Alemán, otorgó la concesión del aprovechamiento de recursos forestales a todo lo largo de la sierra de la costa grande. Fue un voraz “tala-montes” en el cabal significado de la palabra.
La depredación forestal pudo realizarla bajo el método del soborno a autoridades agrarias y a los representantes de los ejidos y comunidades de la región; otorgándoles a los pueblos tan solo una pequeña cantidad de dinero anual por el llamado “derecho de monte”.
El segundo caso fue cuando a la compañía forestal transnacional Boise Cascade, con la venia y el manto protector del entonces gobernador del estado, Rubén Figueroa Alcocer, le concesionaron la explotación del macizo boscoso de la sierra de Petatlán y de Coyuca de Catalán. Deforestación, violencia y muerte de campesinos fue la estela nefasta que dejó esa infortunada disposición.
El tercer suceso giró en torno al funcionamiento de la termoeléctrica de Petacalco. Más que prosperidad y desarrollo regional, trajo problemas permanentes a la población. La contaminación atmosférica debido a las cenizas que arrojan sus calderas alimentadas durante más de diez años con combustóleo en vez de carbón dañó las plantaciones de mango de la región. La desviación del río y el cambio de temperaturas en el agua utilizada también perjudicaron a las cooperativas pesqueras rivereñas.
Construida en pleno corazón del poblado, la termoeléctrica da ocupación a personas de la localidad que no van más allá del 20 por ciento de los 700 trabajadores que ocupa. La mayoría de ellos son de otras partes de la República. Es de obviedad mencionar que casi todo el personal laborante vive en Lázaro Cárdenas, Michoacán.
El cuarto caso es el despojo de tierras ejidales con vocación turística en la denominada zona diamante de Acapulco. Gobernantes, políticos y empresas inmobiliarias compraron con alevosía y ventaja a los campesinos costeños sus parcelas ejidales a precios de latón para luego revenderlas a precio de oro, una vez dotadas de un mínimo de infraestructura. Hoy, los hijos de los ejidatarios aspiran a lo sumo a emplearse como jardineros y las mujeres como mucamas en los edificios ahí construidos.
El quinto suceso es la tentativa de construir la hidroeléctrica “La Parota” en el municipio de Acapulco, por parte del gobierno federal. No es cierto que será un detonador de desarrollo regional cuando todo indica que sucederá lo mismo que en Petacalco. Postulado realista es elaborar primero un plan de desarrollo regional para beneficio de todos los pobladores. En función de eso, analizar después la viabilidad o no, de la operación de una hidroeléctrica. Todo ello contando con la anuencia social libre de coerción de todo tipo.
Sexta cuestión: ¡Y qué decir de la desviación de poco más de la mitad del agua del río Cutzamala para menguar la sed de los habitantes del Valle de México, sin que tengamos retribución alguna por ello!
El séptimo suceso son las posibles extracciones de minerales que desean realizar empresas extranjeras a partir de concesiones otorgadas por el gobierno federal en diversas zonas de la Montaña y Costa Chica, sin tomar en cuenta a los pueblos fundadores que, por si fuera poco, son los usufructuarios legales de los suelos en donde se localizan los fundos.
PD1. Que no les quepa la menor duda: el movimiento ciudadano “aguirrista” estará políticamente ahí donde esté Ángel Aguirre Rivero; es decir, al lado de la Coalición “Movimiento Progresista”
PD2. Si realmente la partidocracia quisiera acercarse al pueblo concretaría de inmediato mi suspiro por una senaduría. Veremos. Mientras tanto hay que recordar que si no se tiene tiempo para escuchar al pueblo, menos se tendrá para gobernarlo.

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viernes, 11 de noviembre de 2011

Roman Rolland (2)

      Héctor Manuel Popoca Boone.

Por los apreciados comentarios de algunos lectores sobre mi anterior artículo de opinión, hago entrega de una segunda parte de reflexiones (con adecuaciones propias) del novelista de referencia que a su vez fue magnifico biógrafo de Miguel Ángel Buonarroti, Beethoven y Tolstoi:

El dar obsequiosidades vanas reditúa poco por la falta de inteligencia de quienes las prodigan. Así, las mentiras son la causa de que los pueblos y las personas hallen tanta dificultad en comprenderse y tanta facilidad en despreciarse mutuamente. Tenemos los ojos cerrados al mundo y el mundo está todo en nosotros.

Es imperativo generar una necesidad constante de sinceridad que a su vez nos cause escrúpulos a cada momento. El ser honestos nos vale más en este mar de fingimientos en que vivimos. El beneficio de la franqueza en la amistad es que no genera malos entendidos, desconfianzas o temores. Cada cual conoce el pensamiento del otro.

La dignidad tiene sus límites; agota sus fuerzas de tolerancia a golpes de tantas mentiras. En el momento en que la verdad es revelada, el resto de la vida de los falsarios queda envenenada por los remordimientos o rencores, aun cuando finjan no tenerlos.

La mayor traición, en el marco del poder, reside más en la voluntad de hacerla que en el propio acto. Nadie haya placer en atacar a quien no advierte y sufre los golpes que recibe. Lo más atroz no es la miseria y la enfermedad: es la crueldad de los seres humanos, unos para con otros.

En términos generales, nos rodeamos de amistades casuales y triviales. No sabe uno comprender a los demás cuando se está demasiado preocupado consigo mismo. Menester es alejarse de la encarnación de una virtud egoísta y fría que se admira y se complace a sí misma.

A la sazón hay que hacer el sacrificio casi completo del egoísmo individual para dar paso a la clarividencia y a la lucidez social. En ese encuadre, no pretender en forma contumaz que los demás sean dichosos a nuestro modo, sino al suyo propio dentro del bien común.

Si no se está dispuesto a sacrificarse por algo o por alguien, entonces no merecemos la amistad de nadie, quedaremos solos en una vasta extensión despoblada y desértica. En un páramo espiritual y anímico.

En este mundo se nos enseña únicamente a domesticar y a catalogar fríamente a través de nuestra inteligencia, con el único objeto de buscar placer que proceda más de la disección y cálculo cerebral que de las motivaciones que deparan las emociones y los buenos sentimientos. Por un favor recibido no hay que envilecerse, subordinarse o abdicar del libre albedrío y de la libertad de expresión.
  
La risa sin alegría, la hipocresía grotesca, la demagogia infértil, la acción sin grandeza y la depravación de la inteligencia son medios vergonzosos y propios de esclavos cerebrales que juegan ruidosamente con sus cadenas, incapaces de romperlas.

La humanidad sería demasiado pobre y de color demasiado gris si no damos paso al optimismo, a la leve despreocupación, a la audacia irreverente con respecto a los ídolos, aún los más venerados.

Nadie tiene derecho a emancipaciones gratuitas. Si se desean, tiene uno que procurárselas por sí mismo y con los demás; no esperar que caigan del cielo.

Tantas veces se vean destruidas nuestras ilusiones, vuelven otras a nacer siempre… No puede ni debe uno vivir sin ellas. La soledad, la miseria y la violencia que nos circundan son motivos más que suficientes para vivir y luchar, hombro con hombro, por la fraternidad. Solo así renacen las emociones desinteresadas.

Se trata de ser justo, en medio de las injusticias y de las severidades del destino. Cultivar la paciencia, la tolerancia y la benevolencia en medio de tantas disputas ácidas; atravesar las experiencias amargas sin permitir que nos hagan mella; tales son las virtudes del saber vivir en el sufrir.

El escepticismo que corroe la fe de ayer, hace hueco a la esperanza de mañana. Reconociendo nuestros límites vivamos hasta el borde de los mismos.

PD. Si desean un candidato a senador faccioso, trepador, guevón, irresponsable, corrupto y tonto; entonces, ¡no cuenten con su servilleta!



viernes, 4 de noviembre de 2011

Roman Rolland

Héctor Manuel Popoca Boone.

Fue un gran escritor humanista francés, de la primera mitad del siglo XX. De él hace poco el maestro José Emilio Pacheco expresó que en vida muchos lo leyeron, pero ahora casi nadie se acuerda de sus escritos. Eso me mueve a compartir algunas de sus reflexiones (con adecuaciones propias) contenidas en su monumental novela “Juan Cristóbal”:
Vivimos en dicotomías, a veces expresamos tener un espíritu fuerte pero en corto profesamos una admiración casi servil hacia los otros. Damos a entender que tenemos un elevado deseo de independencia, pero desplegamos mucha credulidad ante todas las supersticiones. Algunos somos afectos a las soluciones mixtas, que no resuelven nada y tienen el privilegio de prolongar indefinidamente una situación ambigua.
La mayor parte de nosotros no tenemos demasiada generosidad para entregarnos por entero a una causa. Nos economizamos con prudente avaricia y egoísmo. Somos un poco de todo y no somos completamente de nada.
El que se da sin medida y a cada momento de su vida en todo lo que hace, es un ser admirable por destacable. Recordemos que no tenemos límites: somos todo lo que somos y lo que nos propongamos ser.
La vida es fácil y cómoda para aquellos que están desprovistos de la virtud del desprendimiento. Toda persona que posee más de lo que necesita para su vida y para la de los suyos, es un abusador. Lo que él tiene de más, otros lo tienen de menos. En cada partícula de nuestro cuerpo hay que dejar traslucir una vida socialmente moral con ética conductual.
Nada nos resulta fácil ni nos llega porque sí. No hay combate sin heridas. Tenemos que sufrir para llegar a conocer y entender lo más posible. El ser humano en lo individual es una realización insuficiente de la humanidad.
Nunca reniegues de tus principios ni traiciones tus ideales, como esos millares de seres que se dejan arrastrar por su pereza, vanidad, amor propio y hambre de riqueza material hasta renegar de su alma entera. ¡Qué anonada está hoy en día la buena y honesta tenacidad de los muchos!
El que se encierra en sí mismo, el que no tiene un excedente de su propio ser para compartir y el que no lanza parte de su fuerza vital hacia el futuro y a lo infinito, si bien sigue siendo un ser viviente, lo es carente de toda humanidad. El que se lisonjea de hallarse por encima de sus semejantes, se queda más bien por debajo de ellos, de un modo triste e inconmensurable.
No son, tan solo, las palabras las que causan verdadera impresión frente a los demás; es el modo de ser de quién las emplea. Hay que creer en lo que se piensa, sostener lo que se cree y actuar en consecuencia. Cualesquiera que sea la merma de nuestras fuerzas, está prohibido abdicar.
Cuando se ha sido grande, preferible morir antes que dejar de serlo. Los seres humanos brillantes triunfan por lograr la excepción en sus actos cotidianos. Son los locos trascendentes. Se admiran por lo contrario que son de la mayoría conformista. Uno lleva en si el genio de la curiosidad y del hastío. Terminar y volver empezar, ese es el sino.
Quien nunca ha estado enfermo o postrado, no ha llegado a conocerse por completo. Más que placer, busquemos plenitud de ser. Aciagos días contemporáneos en donde para reconocer mérito en alguien necesario es ofrecer en holocausto a todos los que no son como uno. Hay que alejarse de los tipos que adoran su propia imagen y no temen sacrificar todas las demás.
Todo lo humano es nuestro; nos concierne y nos mortifica; pero a su vez nos emociona y empuja. Pueden decir y pensar lo que quieran de nuestras personas, pero no pueden impedirnos ser lo que somos. Nuestros actos son más que actos y nuestras acciones más que acciones si y solo si percibimos la cotidiana maravilla de sabernos a nosotros mismos y, por ende, a la vida como un reto, un desafío en el marco de vivir en la búsqueda de la verdad y la justicia.
PD1. Si quieren un candidato ciudadano a la senaduría, preparado, con arraigo popular y sobretodo honesto; ¡Aquí está su servilleta!
PD2. ¡No a la privatización de PEMEX que propone el priista suspirante a la presidencia de la república, Enrique Peña Nieto!