Se requiere robustecer la participación ciudadana para que las instituciones democráticas se fortalezcan y no queden en manos de los que detentan el monopolio del dinero o del poder político.
Las maneras en que se da la relación entre el dinero y la política es clave para la calidad de la democracia, la equidad en la competencia electoral, la modernización de los partidos políticos y para la credibilidad y legitimidad de los procesos electorales.
La forma en que se disponga del dinero público para los partidos y candidatos puede ser fuente de una clara e indeseable ventaja sobre competidores electorales, a la vez que germen para el desarrollo y desenvolvimiento de la no menos deseable partidocracia. Así, debilitada y erosionada queda la confianza de los ciudadanos en las instituciones democráticas.
Procesos electorales saludables no son posibles en tanto el uso de la totalidad del dinero público y privado que se destine a ellos permanezca sin controles y sin correctivos judiciales.
El dinero en la democracia conlleva el riego que la trastoque, más aún si la penetración es del narco-dinero para corromper la política y cooptar la gobernanza.
El uso abusivo del dinero, legal e ilegal, en los procesos electorales trae como consecuencia 1) La compra de influencia para el sometimiento de la democracia.2) La utilización ilícita del erario público para beneficio de candidatos preferidos de los gobernantes. 3) La compra de voluntades y consciencias. 4) La compra de candidatos, o candidaturas propias.
La resultante de lo anterior es la pérdida de credibilidad en la regulación del financiamiento político debido a la falta de eficacia de los órganos de control y del régimen de sanciones poco riguroso. De ahí la necesidad de contar con un marco regulatorio adecuado y eficaz.
El saludable financiamiento político es parte de la normalidad y la salud de la vida democrática, pero exige transparencia y rendición de cuentas claras. Los elementos tóxicos del dinero, sobre todo el subrepticio, deben eliminarse con leyes electorales férreas.
Ningún sistema de financiamiento político, por sofisticado que sea, es capaz de garantizar por sí mismo la integridad y la transparencia de los procesos electorales. Además de las buenas normas hacen falta también las buenas prácticas. Las normas entre más buenas sean, son más apetecibles de violarse por los políticos a la menor oportunidad. Total, ellos las hacen y saben de los vericuetos dejados para evadirlas.
Los niveles de satisfacción popular respecto a la democracia electoral han disminuido, de ahí que los índices de abstencionismo no bajan del 40% en términos generales. Son cada vez más las ciudadanas y los ciudadanos que piensan que los gobernantes gobiernan en función de los poderosos (en donde está el dinero) y no en función de la mayoría (en donde no está).
La democracia para que sea exitosa requiere avanzar en la inclusión social, en contribuir a la disminución de la pobreza y en el abatimiento de la desigualdad. El dinero sucio en ella, puede truncar y frustrar un programa de expectativas sociales por tener que retribuir “inversiones” que a trasmano se realizaron en los procesos electorales. El famoso pago de facturas. Los compromisos inconfesables.
Hay intereses muy poderosos que no les interesa que se fortalezca la genuina democracia porque no quieren que las desigualdades disminuyan sino al contrario, quieren que aumente la concentración de la riqueza y del ingreso. Del dinero, pues.
PD1. Artículo elaborado de apuntes tomados de las intervenciones de José Narro Robles, Daniel Zobatto, Víctor Rico y Dante Caputo en el II Foro de la Democracia Latinoamericana realizado en México, Distrito Federal. (6/12/2011)
PD2. La cámara de diputados federales castigó en fea forma al campo guerrerense. Para el próximo año, disminuyeron en ¡69 por ciento! el presupuesto federal concurrente destinado a fortalecer los activos productivos de los campesinos. Lo bajaron de 402.5 millones de pesos a tan solo 126.5 ¡Qué poca! Los diputados federales de Guerrero están obligados a darnos una explicación del porqué permitieron tamaño despojo.