Héctor Manuel
Popoca Boone.
Analizar la
reforma educativa requiere despojarnos de maniqueísmos –todo es blanco o todo
es negro-, de amarillismos, –exagerar desmedidamente los efectos de un acto-,
de afirmaciones generalizadas o adjetivaciones satanizadoras. Necesitamos
ecuanimidad para reconocer con franqueza aciertos, omisiones y retrocesos en el
esfuerzo de tener una educación de mayor calidad que nuestro país mucho ansía.
Ubiquémonos en el justo medio para avanzar.
Reconocer que lo
que no cambia para bien representa estancamiento y en el caso que nos ocupa, involución
en el aprehender y aprender de la ciencia, la tecnología y la cultura en
general. Como reprobable también es intentar hacer el cambio sesgadamente para
propósitos particulares.
Los cambios
constitucionales ya están aprobados y publicados: lo que interesa ahora es
debatir sobre los pros y los contras para incidir en las reglamentaciones que
se darán en la nueva Ley General de Educación y otras, para que sea
esclarecedor y acertado el hoy mandato constitucional o lo menos lesivo.
Es conveniente partir
del principio que el sistema nacional de educación pública no es patrimonio
exclusivo de nadie en lo particular sino del pueblo en general a través del
Estado Mexicano. La rectoría y control de la educación pública debe de estar en
manos de éste último, en cuyo seno estamos todos.
También
convengamos que hay maestros que cumplen muy bien su responsabilidad y otros
que no lo hacen. Lo mismo decir de funcionarios y directivos del sector, de gobernantes
y políticos en sus compromisos en la materia, sin omitir los deberes de los
padres de familia.
Tengamos en
cuenta que la actual reforma educativa realizada no es integral y existen faltantes
importantes que se dejan para las leyes secundarias. También hay escaza
información o ésta se difunde en forma parcializada e interesada sobre sus alcances
e implicaciones que provocan temor e incertidumbre entre el magisterio y
confusión en el pueblo.
Aceptemos la
existencia de graves problemas de diversa índole en el sistema educativo público
de Guerrero y no únicamente los de naturaleza administrativa y laboral: sino
también académicos, de promoción y superación magisterial, de financiamiento,
de infraestructura física y equipamiento, entre otros.
Que es menester
anteponer, como propósito principal de la reforma, la mejor educación y
preparación de la niñez y juventud. Porque es de justicia para ellos y de respeto
al derecho humano de recibir educación; además de urgente requerimiento para
nuestro país a fin de mantener nuestra identidad propia y soberanía nacional
frente al mundo entero.
Necesitamos
profesores certificados que estén verdaderamente frente a grupo y que realmente
enseñen lo que nuestros educandos necesitan saber. Con las actitudes suficientes
para ser buenos transformadores sociales y con las aptitudes indispensables
para su ulterior desempeño laboral y cumplimiento de sus compromisos sociales.
Reconozcamos que
México es un mosaico multifacético, pluri-idiosincrático, desigual e inequitativo
en accesos y oportunidades para el cultivo de la mente y la educación. Poliédrico
en la interpretación de nuestra sociedad y del mundo. Desigual en las condiciones
de vida material y cultural. Todas ellas, peculiaridades enraizadas en lo local
que es también diverso.
Lo diferenciado
marca pauta en la educación e impone varias idoneidades en los actores y en sus
interacciones, procesos, programas, técnicas, materiales; y en los métodos de ingreso,
promoción, superación y evaluación de tipo magisterial, apropiados y pertinentes.
Concibamos una
reforma educativa popular e integral como un gran esfuerzo colectivo de renovación,
cuantitativa y cualitativamente, para la reconstrucción social; con la
condición inexcusable de no vulnerar ningún derecho justo y legítimo de las
partes. Tampoco se vale la apropiación facciosa del sistema educativo por alguna
de ellas.
En estos
momentos la reforma educativa debe ser causa de generación de ideas a debatir
para reglamentar. Los tiempos electorales para detentar el poder ya pasó. El nuevo
ordenamiento constitucional de la reforma educativa ya se publicó. No perdamos
el tiempo en luchas estériles.
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