viernes, 12 de abril de 2013

¡Ah, el poder!


Héctor Manuel Popoca Boone.

En el principio, el poder nació de un acuerdo entre los seres humanos con vocación gregaria, al sub-sumir sus voluntades delegándolas en un jefe para el supuesto beneficio común, en torno a algo que los unifique, pero a la vez que posibilite concretar el acatamiento social a ese empeño. Es una vinculación de arriba hacia abajo. El ámbito del poder es de tipo relacional, vertical y colectivo.

El poder brota con el peso de la dominación. Con la violencia en potencia, consentida y contenida, soportada en reglas de comportamiento legalizadas y acatadas por todos con la persuasión que dan los medios de fuerza institucionalizados.

La institucionalidad hace posible la existencia de una impunidad que garantiza inmunidad. La dureza institucional se usa para hacer valer el poder mismo en pos del fortalecimiento y defensa de posiciones populares, o bien, de propiedades e intereses particulares. Los más peligrosos y costosos factores de inestabilidad de una sociedad son la concentración del poder, político y económico, en unas cuantas manos en beneficio de esas manos.

El poder adquiere una dinámica propia, como si lo único que importara fuera el poder por el poder mismo. El poder ha arribado al campo de la auto-justificación, es decir, a la posibilidad de consumar arbitrariedades sin avergonzarse ante los gobernados justamente porque ha conquistado una naturaleza y jerarquía propia, un ritual y una dinámica específica, una fisiología peculiar donde el servicio a lo popular queda en su mínima expresión.

El poder provoca placer y se convierte en vicio. El poder excita. Quiere uno más y más y se quiere repetir al máximo posible una vez conocido y disfrutado. El poder es el mejor afrodisiaco -lo confesaba Kissinger- pues su usuario se siente galán, seguro de sí mismo, prepotente, perdonavidas, generoso, dadivoso, inteligente y gran estratega.

Buena parte de los políticos mediante el poder se creen reyecitos que todo lo consiguen o doblegan (por la  fuerza o la talega) y, por tanto, obnubilados quedan con el uso de él. Lo adictivo radica en no perderlo a lo largo del tiempo. Por eso todas las relaciones sociales tejidas a su alrededor son utilitarias. El que busca más poder, más radicalmente limita su cercanía con el pueblo. La pérdida del lenguaje y del contacto con la realidad son solo las dos caras de la misma lejanía.

La mayoría de los políticos de hoy son los grandes distorsionadores de la realidad. Son talentosos para el disimulo. Tratan de volver verosímil lo inverosímil. La verdad debe ser como ellos quieren que sea. Tarde o temprano, sin embargo, la realidad se impone y la verdad ficticia emanada del poder se desvanece.

El poder no funciona sin teatralidad, de ahí la capacidad histriónica que demuestran los profesionales del poder. Es, en mucho, imagen, impresión y apariencia. Importa más parecer que ser. Si falla la escenografía y el actor, el poder erosionado va quedando. Está en la naturaleza misma de su práctica la necesidad de fingir. Poder es hacer creer.

En el afán de más poder, los grupos políticos facciosos se asemejan mucho a los grupos mafiosos. Obediencia, sumisión, pertenencia, incondicionalidad y falta de escrúpulos. Lo dialectico es que el poder es apóstata por naturaleza (abandonar un grupo -o a una persona- para entrar en otro renegando del primero). Las amistades son eventuales y el puñal asoma entre las ropas.

PD1. Artículo elaborado después de la lectura del libro: “La invención del poder” de Federico Campbell.
PD2. “Todos para uno y uno para todos”. Rubén Figueroa Alcocer (en su juego dentro del PRD), auxiliado por David Jiménez Rumbo, quiere retomar el poder estatal postulando a Armando Ríos Piter ¡Bonita triada!
PD3. ¿Pues no que la CRAC actúa sólo en el ámbito de la seguridad y justicia comunitaria indígena? Involucrarse activamente en otro tipo de luchas sociales es deslegitimar su existencia y finalidad.
PD4. Vuelvo a insistir: Formulemos un pacto de reconciliación estatal, con compromisos realistas de transformación en la educación pública, seguridad popular, justicia y combate real a la pobreza estatal.

 1) h.popoca.b@gmail.com 2) hpopoca.blogspot.com 3) twitter.com/h_popoca





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