Héctor Manuel Popoca Boone.
El principio básico para que exista un círculo
virtuoso en una economía capitalista es que, de entrada, haya inversión pública
y privada para crecer. La inversión privada se realiza cuando las empresas
prevén que sus productos tendrán mercado para su venta, y la inversión pública
se lleva a cabo cuando el gobierno estima que tendrá una buena recaudación
fiscal.
Hay mercado sólido cuando existen millones de
compradores con capacidad efectiva de compra. Este poder adquisitivo lo dan los
salarios remuneradores, que emanan de los muchos empleos anuales que
necesitaran las empresas para incrementar la producción de más mercancías y servicios
para mercadear. Con las ventas realizadas, las empresas obtienen buenas
ganancias que las motivan a invertir más y así sucesivamente. Este círculo
virtuoso se ve reforzado con el ahorro y el crédito, aplicado en la cadena del
valor agregado del sector productivo.
En México, sin embargo, más que estar colocados en
un círculo económico virtuoso, estamos en todo lo contrario, por la adopción
(más bien dicho, imposición de nuestros gobernantes) del modelo de crecimiento
neoliberal. En efecto, a 30 años del funcionamiento de este esquema económico,
el resultado es estar sumergidos en un “estancamiento estabilizador” que bordea
ya, la entrada a la recesión.
Es decir, ni para atrás ni para adelante. Y lo poco
que hemos generado de ingreso nacional a lo largo de estas tres décadas lo
acapararon pocas manos; trayendo como consecuencia el poseer una de las peores distribuciones
inequitativas que un país pueda tener de su excedente económico nacional.
En México, la brecha entre pobres y ricos se ha
ensanchado y al mismo tiempo profundizado cada vez más. Tenemos al hombre más
rico del mundo y a la vez 61 millones de mexicanos pobres. Esta brutal desigualdad
que traba el progreso de nuestra nación desde la implantación del modelo
económico neoliberal, está reflejada en los índices de desarrollo humano, estimados
periódicamente por la ONU. Del lugar 38 en que estábamos colocados a nivel
mundial en 1990, a la fecha hemos descendido al lugar 71. Es decir, nos hemos
desbarrancado 33 lugares. Mayor constatación del fracaso social de nuestra
economía no puede haber.
Hace 25 años, nos dijeron los gobernantes
neoliberales que con el Tratado de Libre Comercio de Norteamérica íbamos a
tomar un sendero más expedito y socializado de progreso nacional. Prácticamente
nos colocaríamos en una autopista, iríamos de bajada y nos deslizaríamos como
en mantequilla, pero a la fecha no hemos pasado de transitar con tropiezos por
un camino de terracería.
De tal suerte que no hemos podido crear y ofrecer a
la población una plataforma mínima para cubrir sus necesidades básicas, para
tener un mínimo de bienestar material, de seguridad, de formación y
capacitación humana, así como las psico-socio-afectivas que redunden en fuerte
cohesión social.
Ahora, de nueva cuenta, nos tratan de convencer que
con las reformas estructurales que el poder legislativo acaba de aprobar
(prácticamente a espaldas del pueblo) retomaremos el camino pavimentado de
cuatro carriles al progreso y a la modernización. No obstante, ellos mismos se
contradicen cuando cínicamente reconocen que las susodichas reformas no
arrojarán buenos resultados a corto plazo; y de acuerdo al ilustre economista
John M. Keynes, en el contexto de los ciclos económicos, en el mediano plazo, ¡todos
estaremos muertos!
PD1. La diputada federal Zuleyma Huidrobo denunció los
cientos de millones de pesos destinados para el bono especial que a través de sus
coordinadores parlamentarios recibieron los diputados del PRI, PAN, PVEM, Panal
y algunos del PRD, a cambio de su voto para la aprobación de las diversas leyes
sobre las reformas estructurales. ¿Y a los senadores también les dieron bono
extraordinario?
PD2. El gobernador del estado, atendiendo la gestión
realizada por el Obispo Raúl Vera, autorizó una partida presupuestal
extraordinaria para mejorar la economía de traspatio de los hogares rurales de
las viudas del Charco, Ayutla. Cierto, no compensa el dolor y el daño sufrido,
pero tampoco lo ignora.
h.popoca.b@gmail.com
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