viernes, 30 de enero de 2015

Visiones políticas.


Héctor Manuel Popoca Boone.

Desde una posición progresista, los protagonistas principales en la nominación de un candidato común viable para la gubernatura estatal, serán Ángel Aguirre Rivero (AAR) y Luis Walton Aburto (LWA), a partir de las negociaciones personales y privadas que lleven a cabo próximamente.

Aguirre Rivero presentará sus cartas, respaldado con la fuerza política y estructura electoral del PRD. En el otro lado de la mesa estará Luís Walton, con la fuerza política y estructura electoral del MC, que estarán armonizadas con las del PT y, de facto, con las del partido Morena (que llevará un novel candidato propio a gobernador para no perder su registro), además de un Frente Ciudadano en apoyo a Walton que está construyéndose.

La postura inicial de Aguirre Rivero será ofrecer a Luis Walton el refuerzo del PRD para construir su candidatura a la gubernatura, a cambio de la mayoría de las candidaturas comunes que pudieran definirse para conquistar presidencias municipales, cargos de representación popular y espacios en la administración pública. O sea, que Walton sea el gobernador pero el PRD detente el poder de la gobernanza.

Los acuerdos se construirán sobre la base de la distribución anticipada del pastel. Es decir, de los espacios o “huesos” que pretendan cada uno de ellos, amparados por el músculo electoral que ya están exhibiendo ante la opinión pública.

De entrada, algunas de las pretensiones importantes de Ángel Aguirre Rivero ya están a la vista en la precandidatura a la presidencia municipal de Acapulco, direccionada hacia su hijo; la de Chilpancingo, para su ahijado, Jorge Salgado Parra; y la de Ixtapa-Zihuatanejo, para la hermana de Jiménez Rumbo, más las que se acumulen en el transcurso de las “concerta-cesiones”.

Ángel Aguirre está consciente que el PRD participa en los comicios con varios, grandes y graves boquetes en su línea de flotación, causados por hechos de sangre, colusión, corrupción, indolencia, narco-política, omisión, impunidad, así como con el gran desapego con los intereses del pueblo. Agréguesele la salida de algunos de sus principales líderes fundadores y el desfonde causado por los militantes y simpatizantes que están migrando a Morena.

Al otro lado del ring, desde una posición centro-conservadora, está el PRI con cinco precandidatos: Manuel Añorve (respaldado por Manlio Fabio Ventrones), Cuauhtémoc Salgado (respaldado por Rubén Figueroa Alcocer y Emilio Chuayffet), Héctor Apreza (respaldado por René Juárez), además de Héctor Astudillo y Mario Moreno. De ellos, el gran dedo electivo nacional seleccionará al candidato para gobernador. Mismo que contará con todo el respaldo del poder federal. Los demás tendrán que alinearse y disciplinarse sin chistar. Así lo marcan los usos y costumbres priistas. Pero aún no sale el humo blanco del solio presidencial.

La fortaleza actual del PRI radica en que no está debilitada su estructura electoral, pero le pesan mucho los desaciertos que a nivel nacional ha cometido una vez que ha llegado de nueva cuenta al poder federal. Tales como la privatización de los recursos energéticos, escándalos de corrupción, tráfico y conflicto de intereses, fusilamientos de civiles en Tlatlaya, gobernantes narco-políticos, todo con sus respectivas dosis de impunidad descarada. En fin, nada de lo que no haya sido ajeno en su reprobable pasado.

PD1. El hecho de que el vocero de los padres de familia de los normalistas muertos y en desaparición forzada, no tenga paternidad directa con alguna de las víctimas, y en cambio sí sea activista de la Ceteg, despierta suspicacias sobre la manipulación de este noble y legítimo movimiento de indignación y protesta social.

PD2. Hecho insólito en los anales de la burocracia kafkiana, fue que pudimos diseñar y ejecutar un programa de empleo temporal para el mejoramiento de las viviendas indígenas de 4 062 familias, con una derrama de 26.4 millones de pesos, en 57 comunidades de los municipios de Ayutla y Ecatepec, en tan solo ¡dos meses! ¡Sin mochadas de por medio! Bien por la Sedesol federal y mi veintiúnico colaborador.

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