Héctor Manuel Popoca Boone
Este tiempo post-electoral, lo aproveché para tomar un
lapso y revisar textos que no tuvieran nada que ver con la política y los
problemas acuciantes del estado. El primer libro, fue el de Louise M.Rosenblatt,
titulado: “La lectura como exploración”, en donde enuncia que tenemos que hacer
de la lectura un hábito y este hábito convertirlo en un instrumento que nos
permita, de mejor manera, enfrentar la vida.
La autora parte, de la consideración que tenemos que prepararnos,
para enfrentar desafíos y problemas, tanto antiguos como presentes y estar
alertas para afrontar los impredecibles y aquellos que no tienen precedentes.
Como toda mujer de cultura, pone al ser humano como el vértice principal de su
preocupación y concluye en la necesidad imperiosa de ejercitar en todo momento
el hábito de la lectura, para facilitar la compresión entre nosotros mismos y
desarrollar relaciones armoniosas con nuestros semejantes.
Indica que hemos gravitado en torno a ideas o teorías
diversas y generales, respecto a la naturaleza humana y la conducta que de ellas
se derivan. Conductas que son un despliegue de una compleja red de las
relaciones, en los que están ocultos o explícitos nuestros motivos y nuestras
emociones.
La lectura nos vuelve comprensibles y nos da la
posibilidad de conocer las múltiples formas en las cuales los seres humanos
hacen frente a todas las circunstancias, oportunidades y posibilidades que
ofrece la vida. De tal manera que una obra científica, religiosa, literaria o
de otro tipo, hace posible el hecho trascendental de transmitir emociones y el
flujo continuo y cambiante de la vida.
El hábito de la lectura, nos da a conocer las
poliédricas facetas de la cuasi total gama de elecciones, aspiraciones,
comportamientos y valores, con los cuales todos nosotros como individuos vamos
urdiendo a lo largo del tiempo.
Además
de eso, con la lectura construimos nuestra propia filosofía personal en la que
encuadramos nuestros diversos entendimientos frente a la naturaleza y con
nuestros propios semejantes. Mediante un equipo, el cual se integra
fundamentalmente de la cultura, la ciencia y el desarrollo tecnológico, que se
manifiestan en los diversos pueblos en el marco de variadas concepciones éticas
y políticas en cada uno de ellos, a los largo del tiempo.
El leer es una interacción multidimensional que se
establece entre el lector y el texto que está leyendo; el lector enriquece sus
significados intelectuales a partir de lo escrito y la escritura canaliza pensamientos
y sentimientos. La lectura, por lo tanto, nos pone en contacto con los demás y
nos da a conocer lo que otros piensan.
No nada más nos ayuda a explorarnos, sino también a nuestros semejantes
y al mundo que nos rodea. Nos da la capacidad de sentir compasión, comprensión,
entendimiento, diálogo e identificarnos con las experiencias de los demás.
En palabras de María Eugenia Dubois: “La lectura no es
un proceso para ser explicado sino para ser vivido; nos permite motivarnos al
exponenciar nuestra capacidad de percibir, interpretar, sentir y valorar”. Por
lo tanto, “No debemos hablar sobre la lectura, sino sobre cómo hacemos vivir la
lectura en nosotros mismos de tal o cual texto”.
De lo anterior, derivamos que
la lectura nos da, no tan solo información adicional, sino experiencias
adicionales. Nos permite vivir a través de un texto y no simplemente conocer su
contenido. La lectura es una extensión de nuestra propia existencia y
experiencia.
Las maravillas de la lectura, se ven constreñidas,
deformadas o eliminadas en regímenes totalitarios donde leer y escribir, quedan
mutilados o condicionados. La lectura posibilita abrir nuevos senderos a la
libertad, por lo que su ambiente de incubación se da plenamente cuando hay una
formación democrática del individuo y del medio que lo circunda.
PD. En la época de la Alemania Nazi, las juventudes hitlerianas,
se distinguieron por realizar grandes hogueras quemando libros, que
consideraban antagónicos a su ideología. En la actualidad, aquí en Guerrero, y por otros
motivos, los universitarios al finalizar sus ceremonias de graduación, también queman
libros. ¡Qué ironía!
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