Héctor Manuel Popoca
Boone.
En el curso de capacitación
política impartido en Ciudad Altamirano, para dirigentes medios del Movimiento
Ciudadano de diversos municipios de Tierra Caliente, sobresalió la disertación
de la joven militante, Viridiana Cisneros Alarcón, sobre el tema “Los jóvenes y
su participación política” Por considerarlo de interés, comparto las ideas
principales que vertió en su ponencia, con agregados del suscrito.
Con base en cifras del
INEGI, a lo largo de diez años (2005-2015) Guerrero dilapidó el aporte que su
juventud hubiera podido otorgar al progreso y bienestar de la tierra que los
vio nacer. La suma fue, en números redondos, de ¡69 mil jóvenes! La mayoría
fueron ignorados y marginados optando por irse a otros lares en búsqueda de lo
que no encontraron aquí: condiciones y circunstancias favorables para su
desarrollo y progreso personal y familiar. En la pirámide poblacional la
composición de jóvenes bajó del 26 al 21 por ciento. El estrato de jóvenes
comprende habitantes con un intervalo de edad de 15 a 29 años.
Las causas del
desperdicio del mejor bono demográfico que pueda tener cualquier nación, son
multifactoriales y multidimensionales; estando entre las más importantes las
siguientes: La biológica, por motivos de edad dejaron de ser jóvenes y pasaron
a ser adultos. El irse de Guerrero a otros lugares, dentro y fuera de México,
donde existieran mejores condiciones laborales y de vida. Otros se quedaron en
el terruño, pero a dos metros bajo tierra. Encontraron la muerte al toparse con
la violencia que a todos nos flagela y ahoga de zozobra. Además, están los atrozmente
desaparecidos. Como los 43 jóvenes normalistas. Los otros desaparecidos de
Iguala. Los de Chilapa y ¡vayan ustedes a saber qué tantos cientos adicionales en
cuantos más municipios del estado!
También ha disminuido la
población de jóvenes porque de tiempo atrás bajó la tasa de natalidad de la
población, resultando familias más reducidas de hijos, gracias a los adelantos
de la educación sexual, administración del cuerpo y avances farmacológicos.
Además de la televisión, los teléfonos celulares, el cine o el deporte, como
principales objetos de entretenimiento masivo o individual.
Los jóvenes son cooptados
fácilmente por la delincuencia organizada. Eso ya todos lo sabemos, pero vale
la pena enfatizar las causas: La pobreza material y la carencia de valores, en
medio de las cuales crecen los infantes y adolescentes. La falta de empleos
dignos y decorosos para vivir y formar familia. La permanente incertidumbre que
priva en torno a sus actividades cotidianas. Vivir en una sociedad dominada por
la corrupción y la impunidad. En especial, la practicada por aquellos adultos
que debieran dar ejemplo de todo lo contario. (Lo anterior explica en mucho el
por qué, en una encuesta a jóvenes, al 89 por ciento manifestó que les importaba
un comino la política). El uso y abuso de la violencia como método para dirimir
controversias o confrontaciones sociales, en vez de privilegiar el diálogo, la
reflexión, el ceder para construir arreglos y la toma de consciencia solidaria.
Así como el eficaz asedio de los cárteles para incorporarlos a sus filas, aun
sabiendo que tendrán una expectativa de vida corta, pero ilimitada.
No menos importante como
elemento explicativo de la pérdida de nuestro plus demográfico -que está por
finalizar- es la carencia de una buena educación. Lo mismo que la deserción
escolar por necesidad de entrar al mercado laboral informal para el auxilio
familiar. Otro obstáculo importante es el consumo de alcohol y drogas, como
medios de escape de un mundo que no los comprende, no los toma en cuenta y del
cual no ven mayor futuro halagüeño. Agréguese el grave problema generalizado de
vivir en el seno de familias desintegradas o disfuncionales, plenas de traumas
sin resolver y sin mayor tratamiento para aminorarlos. De esa manera terminó su
intervención la joven expositora, antes de que Luis Walton, Coordinador Estatal
del MC, procediera a entregar los certificados de participación y clausurar los
trabajos del curso de referencia.
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