Para enfrentar el difícil escenario que se delinea
para este año, la acción ciudadana debe encauzarse a partir de las siguientes
premisas, entre otras. Primero: tener presente que nadie hará nada en favor de
la ciudadanía salvo lo que ella haga por sí misma y con sus propias fuerzas. El
desprestigio y deslegitimación que tienen las instituciones gubernamentales no
otorgan mayor confiabilidad ni credibilidad al estar infiltradas, coludidas o
desbordadas por el narco y las otras delincuencias con alta capacidad de
corrupción que doblegan a gobernantes, políticos y funcionarios públicos.
No solo eso, también tronchan la ley, al policía, al
ministerio público, al sistema judicial en su conjunto, bajo el designio poderoso
de un caballero que es don dinero. La denuncia pública colectiva reiterada se
impone como atalaya a tales prácticas, que han llevado a su límite la gobernabilidad
por la alta corrosión institucional.
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