De
impunidades y de Frentes.
Héctor Manuel Popoca Boone.
La impunidad es la
circunstancia de no recibir castigo un delincuente por cometer un delito. Es
hacer algo fuera de la ley sin afrontar ninguna responsabilidad o penalidad. Es
actuar por encima de la misma sin que pase nada.
Pero en nuestro país, la
impunidad reina a todas sus anchas. Ha sido el caldo de cultivo donde se ha
desarrollado y expandido la corrupción. La cual ha gangrenado seriamente el
cuerpo social e institucional mexicano. A tal grado llega la descomposición
sufrida a causa de la corrupción, que se antoja punto menos que imposible
tratar de erradicarla si no combatimos a la par la impunidad, que es su hermana
siamesa. Y si no cambiamos verdaderamente el estilo de gobernar, actualmente
imperante.
Es el propio régimen
político de gobierno: gobernantes, funcionarios, legisladores, jueces,
políticos y policías, los primeros en practicarlas y los últimos en ser
sancionados, si eso llegara a acontecer. Cuando debieran ser los primeros en el
deber de erradicarlas y también los primeros en ser castigados si se les
descubriesen sus haberes mal adquiridos, así como prohibir las mañas a las que
echaron uso para obtenerlos.
Como no recibe castigo o
sanción alguna por gozar de impunidad, el rufián puede seguir actuando y lo
peor: ser imitado por otros potenciales malandrines. Esta inmunidad ilícita
expande la corrupción y a un sin número más de otros delitos. La atracción
suscitada para delinquir gracias a la impunidad es enorme y de alta redituabilidad.
Provoca una espiral perversa sin fin.
La alta corrupción con impunidad
es practicada por quienes no nada más tienen suficiente poder para hacerlo,
sino también aquellos que poseen el suficiente dinero para hacer más dinero,
como compulsión insaciable a lo que son proclives algunos pillines de la clase
empresarial. No olvidar que “tanto peca el que mata la vaca, como el que le
agarra la pata”.
Pintorescas, son las
frases que algunos gobernantes y políticos cínicamente dicen en público para
justificar la impunidad: “Para seguir avanzando, no removamos el pasado”. “No
miremos hacia atrás, veamos hacia adelante”. “No gobernaré con espejo
retrovisor”. “Solamente con pruebas fehacientes, procederemos”. “No busquemos
culpables, encontremos soluciones”… y así sucesivamente. No quieren dejar sin
vigencia la consigna existente en esas cofradías mafiosas: “Yo los cubro, para
que después ustedes me cubran”.
Por último, tanto la
corrupción como la impunidad, no reconocen ideologías para actuar. Actúan bajo
el principio de que: “todo individuo tiene un precio; la cuestión es saber
llegarle, para proceder a entregar el billullo
o la concesión correspondiente.
Pasando al otro tema que
nos ocupa en esta entrega. Se acaba de constituir un “Frente Ciudadano por
México” (FCM), integrado por los partidos políticos: MC-PRD-PAN. Dicho frente manifiesta
una voluntad política conjunta, pero no para fines electorales. De acuerdo al
artículo 85 de la Ley General de Partidos Políticos que así lo estipula. Pero
de hecho, es la antesala para constituir una Coalición para 2018, que esa sí
tiene en las elecciones su principal razón de ser.
El FCM tendrá como
finalidad elaborar los propósitos generales, específicos y líneas de acción
necesarias para construir un nuevo proyecto de nación, que resuelva “la grave
crisis de inseguridad y pobreza que padecemos los mexicanos”, de acuerdo a lo
declarado por los dirigentes nacionales de dichos partidos. Pretende definir
las bases para un nuevo régimen político para el país, en donde se coloque al
ciudadano, a sus demandas y causas; como ejes centrales para la toma de
decisiones. El frente tendrá una duración de seis años.
Veamos ahora, cómo harán los
frentistas para conciliar la visión de nación que ha enarbolado el PAN
(proyecto conservador) con aquellas que tienen el PRD y el MC (al menos en
documentos y que es un proyecto de transformación). O quizás, el FCM es el
primer paso de ayuntarse para acceder al poder por el poder mismo.
PD. Convengamos que
Acapulco no es Disneylandia, pero tampoco es Evodiolandia.
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