Combate
frontal al Huachicol.
Héctor Manuel Popoca Boone.
El huachicol vino a
descubrirse en toda su extensión como un arraigado y vasto sistema de
latrocinio y corrupción, de alta escuela criminal y de gran envergadura
nacional. Por lo que no es minucia alguna la batalla que el Presidente del la
República, Andrés Manuel López Obrador, está sosteniendo contra el robo
descarado, a través de una red de complicidades, corporativo-mafiosas,
imperante desde décadas atrás; en torno a productos sustraídos del petróleo, que
son propiedad de la nación y que en mala hora empezaron a ser concesionados a
particulares, nacionales y extranjeros, por malos presidentes de la república
de extracción neoliberal.
Afortunadamente millones de
mexicanos estamos respaldando al Presidente López Obrador, en esta limpia de
carácter nacional. Ya que nos sentimos vulnerados y ultrajados por aquellos que,
envueltos en la impunidad con que han actuado todo el tiempo, se resisten a
dejar de hacerlo. Bien sean estos, ex gobernantes, políticos, funcionarios
públicos y líderes sindicales de PEMEX; así como, en algunos casos, en contubernio
con inescrupulosos empresarios de gasolineras y los infaltables “amigos organizados”.
El latrocinio y la corrupción
a nivel nacional no es un problema cultural, como erróneamente lo conceptualizó
el ex presidente Peña Nieto. Es todo un estilo y sistema de gobernar, de
subordinar y doblegar conductas humanas y procedimientos institucionales de
trabajar en beneficio de intereses particulares bastardos; cuya densa telaraña
tejida a lo largo del tiempo ha paralizado la buena y sana marcha del país en
su afán de mayor progreso social.
Sus ramificaciones
vinculatorias han invadido todo; y lo han corroído todo hasta los tuétanos. En
esta batalla frontal le va su futuro al país. O lo empezamos a redimir
combatiendo a fondo la corrupción o por el contrario, permitiremos que los de
siempre lo sigan destruyendo cada vez más. Esa es la disyuntiva actual. Los
vacíos de atención gubernamental fueron ocupados inexorablemente por el poder
criminal. Reconvertir eso es el reto que tenemos los mexicanos bien nacidos.
Todo el sistema de saqueo -en
la vertiente del huachicol- está negándose a dejar de existir; y se resisten
ilegalmente hacerlo echando uso de todo tipo de recursos disponibles en sus
manos. Incluso, acuden desalmadamente a actos y artes criminales, diseñados
bellacamente en lo oscurito, sin mostrar como siempre, la cobarde mano que mece
la cuna. Lo hacen desafiando la autoridad y la institucionalidad establecida; y
parapetan sus fechorías tomando como carne de cañón parte de la población
humilde que tiene múltiples carencias económicas.
Como dice el presidente AMLO,
es hora de ajustar cuentas a los peces gordos, los intocables, beneficiarios de
este multimillonario negocio que nos ha sangrado desde años atrás; que nunca
han pagado sus tropelías. Es el tiempo real en que ellos ya no tendrán ninguna certidumbre
para evadir la aplicación de la ley; de saber que están dadas las posibilidades
y circunstancias de ir a la cárcel y que nunca más podrán hacer de las suyas en
otros lugares, medios y circunstancias.
PD1. No caeré en provocaciones.
No seré yo el motivo, ni serviré de pretexto, para que los corruptos de
siempre, desdoren la visita del Presidente de la República a Guerrero, que
viene a poner en marcha el Programa Nacional de Fertilizante el próximo 8 de
febrero.
PD2. En mí, no está entregar
fertilizante gratis a “los amigos organizados”. Yo paso.
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