Héctor Manuel Popoca Boone.
La tragedia de América Latina ha sido la escasa unidad y la
abundancia de aquellos que ambicionan el poder a toda costa, de tal suerte que
ahora vemos repetirse uno más de los combates históricos entre aquellos que
pretenden concretar los ideales que movieron a Simón Bolívar para realizar la
independencia de varios países de Centro y Sudamérica; y de aquellos que
pretenden congraciarse con los designios de EUA.
También la de Bolívar fue una lucha en pro de la unidad del
continente americano, contra las disensiones y ambiciones de caudillos locales independistas
de cada uno de los países que integrarían La Gran Colombia, al separarse de
España.
De hecho, Bolívar fue el padre de la patria de lo que hoy es:
Venezuela, Colombia, Bolivia, Ecuador, Panamá y Perú. Era una trayectoria de
combates militares donde iban aunadas a la par la victoria sobre España, pero
también la decepción con los militares y políticos que lo acompañaban en dicha
aventura. Era una deserción continua a causa de no mantener la unidad.
Hoy en día, paradójicamente, los venezolanos son acosados y
saboteados por Estados Unidos de Norteamérica, bajo el mandato del Presidente
Trump; que tiene el propósito de derrocar al Presidente de Venezuela, Nicolás Maduro.
Para lo cual, ha buscado y conseguido sostener una alianza con Colombia,
Ecuador, Panamá y Perú, entre otros.
Otra paradoja histórica es que, tanto Venezuela y los otros
países a los que logró darles la Independencia, tomaron como base legal
fundacional la Constitución Federal de los Estados Unidos de Norteamérica,
elaborada, entre otros, por Thomas Jefferson (Filadelfia, 1776). Constitución que
era la inspiración integradora para una gran federación de países de distinta
índole bajo el nombre de La Gran Colombia. De tal suerte que la división y
disensión son actualmente letra viva de la tragedia que sufren los países que
antes buscaron, en conjunto, su libertad nacional.
Son Canadá, Estados Unidos y otras naciones latinas, las que
buscan la subordinación de Venezuela a EUA, con la pérdida de su soberanía
nacional; olvidándose de la principal consigna de Simón Bolívar: “No hay Patria
sin libertad” o de su acertada y pesimista afirmación: “Nuestra división, y no
las armas españolas, nos vuelve a la esclavitud”
.
Fue el gran señorío que tuvo este libertador de América
Latina lo que le permitía renunciar al poder personal y a la vez perdonar a los
que se convertirían en confabuladores. “Por sobre el poder de las armas, Bolívar
poseía el de la palabra y conocía el arte de usarla”. (Emil Ludwig). El título
de “Libertador” le parecía más valioso que una corona, un título de nobleza o
uno de alto nivel en la burguesía palaciega. El nómada de la libertad, Bolívar,
en su tiempo fue la personificación del inmortal personaje de la literatura
universal: Don Quijote de la Mancha.
Una gran concepción de Simón Bolívar fue: “Formar del nuevo
mundo, una sola Nación; ya que si tiene en común un origen, una lengua, unas
costumbres y una religión, debería tener por consiguiente un solo gobierno que
confederase los diferentes estados que hayan de formarse; más no es posible
porque los climas remotos, situaciones diversas, intereses opuestos, caracteres
no semejantes dividen a la América. Ojala que algún día tengamos la fortuna de
instalar en el Istmo de Panamá un augusto congreso de los representantes de la
República, para tratar y discutir sobre los altos intereses de la paz y de la
guerra, con las naciones de las otras tres partes del mundo”.
En palabras de Emil Ludwig diremos que Simón Bolívar: “amo la
libertad y conoció sus límites; amo la gloria y le sacrifico su ambición; con
energía y fuerza de persuasión incansable venció la apatía de sus
contemporáneos y de sus compatriotas, y ha dejado proyectos, que, al cabo de
dos siglos, están ahora en camino de quedar…arrumbados y mancillados”.
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