Héctor Manuel Popoca Boone.
Una gran y apreciada amiga de muchos años atrás, Ayo Heinegg
Magwood, que vive en la ciudad de Washington, D.C., capital de EUA, cual
trabaja meritoriamente en un colectivo civil de mujeres afronorteamericanas “
The Women´s Collective”, me informó, por correo-e, la naturaleza que tiene tal
asociación sin fines de lucro sino con propósitos y finalidades humanistas bien
claras de apoyar con servicios, sociales y solidarios, de tipo preventivo y
asistencial, a las personas que se identifican como mujeres y que padecen VIH o
SIDA.
Son mujeres con triple carga de sufrimiento: tener que lidiar
con esa devastadora enfermedad, cuidar y educar aquellos hijos suyos no
infectados y sufren la mayoría de ellas carencias económicas. Muchas de las
mujeres que concurren a solidarizarse mutuamente, tienen como elemento común
que sus vidas las transcurrieron en situaciones de pobreza, haciendo más
complejos y lacerantes sus destinos humanos.
Desde la niñez enfrentaron una combinación de situaciones
sumamente adversas que van desde el abuso sexual, violencia doméstica, machismo
exacerbado, frágil salud, traumas emocionales, trastornos mentales,
discapacidad de aprendizaje, bajos niveles de educación; para después, en la
adolescencia, enfrentar el trabajo sexual de supervivencia, embarazos no
deseados, alcoholismo, drogas, delincuencia, encarcelamiento y falta de
vivienda; concitando repudio y discriminación de los integrantes de sus
familias ampliadas, generalmente ya desintegradas, que fueron causal de la salida
de sus hogares a temprana edad.
Me informa mi amiga Ayo Heinegg que “The Women´s Collective”
está dirigido por una mujer ejemplar. Por su entereza, templanza y fortaleza:
Patricia Nalls, una migrante llegada a EUA procedente de Guyana, cuando tenía
12-16 años de edad y hoy ronda los sesenta y tantos años. Ella fue
diagnosticada con SIDA en 1986, poco antes de que su esposo y su hija de tan
solo tres años, murieran a causa del SIDA”. La pareja sentimental de Pat se
había infectado del virus mortal sin saberlo; consumía drogas por vía
intravenosa desde mucho antes de conocerla. Los médicos no pensaron en examinar
al esposo e hija para detectar la posibilidad de haber contraído el VIH-SIDA,
ya que en ese entonces se pensaba que solo afectaba a hombres homosexuales. Para
el momento en que fueron diagnosticados después, el padre e hija tenían el
terrible virus en toda regla y estaban cerca de la muerte.
Patricia Nalls, la directora de este colectivo de mujeres,
tenía 29 años cuando quedo viuda, madre desamparada, portadora del SIDA y desde
entonces trabaja con empeño para poder sobrevivir, sostener y darles educación
a sus otros hijos sanos; por si fuera poco, ahora apoya a través de su
asociación a otras mujeres afronorteamericanas portadoras de esa enfermedad
letal.
“Patricia Nalls ha sido
reconocida por su heroísmo, fuerza y determinación, tanto a nivel de su país
adoptivo como en la esfera internacional. En los medios de comunicación masiva
y con muchos premios prestigiosos, como Washingtonian
of the Year 2010, Premio NAACP Youth
Council, Premio Gloria Steinem,
Premio Heroes in the Struggle 2005 y
el Premio Internacional de los Pueblos del Caribe, entre otros. También
apareció en las revistas Essence,
Peoples, Newsweek, The Washington Post y en las cadenas televisivas de su
país, incluido un premio de WJLA Channel
7 Tribute to Working Women.”
Desde que conocí a Ayo
Henegg en una de sus estancias en Atoyac, Guerrero, estuvimos de acuerdo que no
hay mayor causa de violencia social que aquella que es provocada por la
situación permanente de pobreza de los pueblos. Mientras haya pobreza, habrá
violencia y entre más amplia sea la primera más aguda será la segunda.
PD. “Hacer todo el bien
posible, amar a la libertad por encima de todo y aun cuando fuera por un trono,
no traicionar nunca la verdad” Ludwig Van Beethoven.
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