sábado, 25 de enero de 2020

El VIH-SIDA en las mujeres.


Héctor Manuel Popoca Boone.

Una gran y apreciada amiga de muchos años atrás, Ayo Heinegg Magwood, que vive en la ciudad de Washington, D.C., capital de EUA, cual trabaja meritoriamente en un colectivo civil de mujeres afronorteamericanas “ The Women´s Collective”, me informó, por correo-e, la naturaleza que tiene tal asociación sin fines de lucro sino con propósitos y finalidades humanistas bien claras de apoyar con servicios, sociales y solidarios, de tipo preventivo y asistencial, a las personas que se identifican como mujeres y que padecen VIH o SIDA.

Son mujeres con triple carga de sufrimiento: tener que lidiar con esa devastadora enfermedad, cuidar y educar aquellos hijos suyos no infectados y sufren la mayoría de ellas carencias económicas. Muchas de las mujeres que concurren a solidarizarse mutuamente, tienen como elemento común que sus vidas las transcurrieron en situaciones de pobreza, haciendo más complejos y lacerantes sus destinos humanos.

Desde la niñez enfrentaron una combinación de situaciones sumamente adversas que van desde el abuso sexual, violencia doméstica, machismo exacerbado, frágil salud, traumas emocionales, trastornos mentales, discapacidad de aprendizaje, bajos niveles de educación; para después, en la adolescencia, enfrentar el trabajo sexual de supervivencia, embarazos no deseados, alcoholismo, drogas, delincuencia, encarcelamiento y falta de vivienda; concitando repudio y discriminación de los integrantes de sus familias ampliadas, generalmente ya desintegradas, que fueron causal de la salida de sus hogares a temprana edad.

Me informa mi amiga Ayo Heinegg que “The Women´s Collective” está dirigido por una mujer ejemplar. Por su entereza, templanza y fortaleza: Patricia Nalls, una migrante llegada a EUA procedente de Guyana, cuando tenía 12-16 años de edad y hoy ronda los sesenta y tantos años. Ella fue diagnosticada con SIDA en 1986, poco antes de que su esposo y su hija de tan solo tres años, murieran a causa del SIDA”. La pareja sentimental de Pat se había infectado del virus mortal sin saberlo; consumía drogas por vía intravenosa desde mucho antes de conocerla. Los médicos no pensaron en examinar al esposo e hija para detectar la posibilidad de haber contraído el VIH-SIDA, ya que en ese entonces se pensaba que solo afectaba a hombres homosexuales. Para el momento en que fueron diagnosticados después, el padre e hija tenían el terrible virus en toda regla y estaban cerca de la muerte.

Patricia Nalls, la directora de este colectivo de mujeres, tenía 29 años cuando quedo viuda, madre desamparada, portadora del SIDA y desde entonces trabaja con empeño para poder sobrevivir, sostener y darles educación a sus otros hijos sanos; por si fuera poco, ahora apoya a través de su asociación a otras mujeres afronorteamericanas portadoras de esa enfermedad letal. 

“Patricia Nalls ha sido reconocida por su heroísmo, fuerza y determinación, tanto a nivel de su país adoptivo como en la esfera internacional. En los medios de comunicación masiva y con muchos premios prestigiosos, como Washingtonian of the Year 2010, Premio NAACP Youth Council, Premio Gloria Steinem, Premio Heroes in the Struggle 2005 y el Premio Internacional de los Pueblos del Caribe, entre otros. También apareció en las revistas Essence, Peoples, Newsweek, The Washington Post y en las cadenas televisivas de su país, incluido un premio de WJLA Channel 7 Tribute to Working Women.”

Desde que conocí a Ayo Henegg en una de sus estancias en Atoyac, Guerrero, estuvimos de acuerdo que no hay mayor causa de violencia social que aquella que es provocada por la situación permanente de pobreza de los pueblos. Mientras haya pobreza, habrá violencia y entre más amplia sea la primera más aguda será la segunda.

PD. “Hacer todo el bien posible, amar a la libertad por encima de todo y aun cuando fuera por un trono, no traicionar nunca la verdad” Ludwig Van Beethoven.

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