viernes, 19 de junio de 2020

Guerrero a la deriva. (1)


Héctor Manuel Popoca Boone.

“No estamos ni controlando ni domando la pandemia, al contrario…” (Gobernador, Héctor Astudillo Flores)

Como nunca antes los sistemas estatales, gubernamental y político, habían mostrado sus miserias, como lo están haciendo ahora en esta pandemia y debacle económica subyacente. Lo inesperado se volvió normalidad y ésta se desenvuelve en la total zozobra y angustia colectiva. Estamos ante una frágil gobernabilidad que se escapa de nuestras manos.

Nadie lo esperaba y nadie lo quería; pero ahora el timonel del barco debe guardar responsable confinamiento en su camerino; y no hay nadie que tenga el control directo del timón para no zozobrar en medio del grave torbellino sanitario, económico y social, jamás visto y padecido.

Ya teníamos parte de nuestra gobernabilidad resquebrajada en la mayoría de las regiones de Guerrero, a causa de la delincuencia organizada que ha consolidado a la fecha su señorío, expansión y proliferación diversificada. No pueden descargárseles, a los encargados de la seguridad pública estatal, de la responsabilidad que les corresponde, a pesar de que en los hechos han estado siempre bajo el mando único del Secretario general de gobierno.

Hoy los ancestrales vicios públicos acumulados nos están dejando inermes ante la pandemia y sus efectos, cuasi apocalípticos, para el pueblo pobre. Del porqué está pegando tan duro el letal Covid-19 en estos lares, hay culpables presentes y pretéritos, por acción u omisión, con nombre y apellido. Ahora parece que no quieren cargar en sus hombros las responsabilidades y consecuencias de sus comportamientos, dichos e inacciones. El fundamento de mis interpretaciones está en los reportajes de sucesos acontecidos a lo largo de estos tiempos plasmados en uno los medios de información periodística más serio, objetivo y profesional que contamos en Guerrero. No me pidan pruebas concretas de los yerros e ilícitos mencionados, porque los culpables no tienen un ápice de tontos y cuentan con sobrada sagacidad, mendacidad y perversidad. Pero la dramática realidad, los desnuda.

Una de las causales de nuestra actual situación es el estilo de gobernar con corrupción; utilizado desde las financiaciones ilegítimas y semiocultas en las campañas electorales estatales del 2015 para la compra de votos y otras lindezas; y así hacerse del poder. De ahí se infiere, por ejemplo, el apoyo a ultranza que se le ha otorgado a las grandes corporaciones mineras extranjeras, mismas que han subordinado a sus designios particulares a nuestros actuales gobernantes de Guerrero. Ellas han contado con la protección gubernamental para que no prosperen la investigación de asesinatos de sindicalistas mineros. Célebre por corruptora fue la pregunta de Florencio Salazar Adame sobre cuál era el precio para que se fuera de Guerrero el líder nacional de sindicatos mineros, Napoleón Gómez Urrutia, hoy senador de la república.

Fuerte rumor es el que resuena estruendosamente al interior del palacio de gobierno sobre la magnitud de las corruptelas comandadas por la familia gobernante; que dan pie a la dispersión generalizada de la práctica del latrocinio enmascarado de algunos funcionarios estatales de alto nivel; y de ahí, en cascada. Memorables también son los cientos de millones de pesos dilapidados en tianguis turísticos, nacionales e internacionales, cuyos logros en materia de efectiva afluencia de turismo extranjero a Guerrero ha sido prácticamente nula. No atrás se quedan los superlativos gastos gubernamentales en medios de comunicación, para destacar en forma sobresaliente la personalidad del gobernador.

Además, se fortaleció la práctica del uso del erario público y de los programas institucionales de índole social, para la financiación de mapachadas en épocas de elecciones en Guerrero a favor del PRI, así como en otros estados circunvecinos. Es de reconocerse la sagacidad del gobernador y de su “maestro incómodo” para per$uadir de último momento al PT para desprenderse de su alianza con Morena en las últimas elecciones estatales. También el gran trafique de concesiones de notarías públicas, ha dejado huella de fama pública.

Qué decir de los catastróficos efectos del mal gobernar al destinar buena parte de los dineros del pueblo a fines de control, clientelismo y mansedumbre política; y no de búsqueda del bienestar social o al fortalecimiento productivo de nuestro estado. El caso emblemático es el fracasado programa de fertilizante gratuito. Fue notorio el veto del gobernador y de su “maestro incómodo”, junto con el incompetente y corrupto representante de los programas sociales de AMLO en Guerrero, Pablo Amílcar Sandoval Ballesteros que, en complot, impidieron que fuera por asambleas comunitarias el levantamiento del padrón de beneficiarios, que aun no se tiene; habiendo pasado ya dos años de incompetencia pura. (Continuará).

PD. No resto, ni divido; y estoy a tiempo. Solo deslindo al pueblo pobre, de aquellas desgracias que después quieran imputarle como de su responsabilidad primaria.


viernes, 12 de junio de 2020

Productos agrícolas estratégicos.


Héctor manuel Popoca Boone.

La pandemia llegó para quedarse, como epidemia periódica o enfermedad crónica como lo es la influenza. Vivir con el Covid-19 requiere que nos preparemos para que no se nos salga de control y no estemos tan vulnerables en lo físico como en lo mental. Tenemos que producir y consumir principalmente aquellos productos agrícolas que nos permitan acrecentar las defensas de nuestro organismo para resistirlo y que, los contagios no sean mortales, sean mínimos y de escasa propagación.

Se trata de fortalecer y reproducir las "vacunas agrícolas" que ya contamos y que, sean accesibles y susceptibles de producirse en los diferente suelos y altitudes de las diversas regiones de Guerrero. Tanto en cultivos de corto y mediano plazo. Esas “vacunas” deberán proveer, en el menor tiempo posible, a las clases populares del medio rural y del urbano, para sustituir el uso indiscriminado de las onerosas medicinas farmacéuticas.

El cultivo de esos productos agrícolas estratégicos para combatir eficazmente la actual pandemia y sus efectos directos como es la muerte, así como las afectaciones semi indirectas como lo son el hambre, la desnutrición y la pobreza, deben ser los más efectivos y de mayor conocimiento por parte, tanto del pueblo como de la ciudadanía, de acuerdo a los estudios y recomendaciones nutricionales, de prevención y curación sanitaria. Claro está que, para su fomento, además de crear la consciencia de su cultivo y consumo necesario, será necesario capacitar y darles acompañamiento técnico a nuestros productores en las artes y cuidados que cada uno de ellos requiere para su mayor rendimiento, tanto en calidad como en productividad.

Ahí tenemos el primer gran reto, porque nuestra gran fuerza profesional agronómica de antaño, fue reducida y convertida por nuestro sistema económico neoliberal imperante, en meros trabajadores y agentes comerciales de las grandes corporaciones productoras de semillas, fertilizantes, plaguicidas y pesticidas. Sin que tengan mayor intención de abrevar de los saberes de nuestros campesinos y de nuestra propia investigación autóctona. Así empezó la pérdida de nuestra soberanía alimentaria, acompañada por la corrupción y dejadez burocrática institucional concomitante.

A título de ejemplo no limitativo, le pedí a mi amigo y destacado profesionista ingeniero agrónomo, Federico Lorenzana Arzeta, reconocido ciudadano de Atoyac, un listado preliminar, regional, de productos agrícolas estratégicos para fortalecer nuestras defensas contra el Covid-19, susceptibles de ser producidos y consumidos en estas tierras del sur. Dicho menú subsiguiente puede ser acortado o complementado.

“Los principales cultivos anti Covid-19 que se adaptan a nuestros suelos y que ya son del previo conocimiento de los campesinos son: Para las Costas en sus partes bajas o planas; coco, papaya, mango, limón (mexicano y persa), plátano, maíz, ilamas, guanabanas, piña, mamey, canelero, jitomate, tomate de cáscara, frijol, chile, calabazas, pepinos, melón, sandías, camotes y jícama.

En las partes medias, los mangos tardíos, naranjas, plátano, guanabanas, aguacate, piña, guayabas, canelero, maíz, jitomate, tomate de cáscara, frijol, chile, calabazas, pepinos, rábanos y chícharos. En los lomeríos, jamaica, intercalada con maíz; el ajonjolí y frijol. En las áreas cafetaleras y dentro de los cafetales, el jengibre es una opción de siembra, no requiere de muchos cuidados. También la pimienta dioica, el cacao y canelero, se producen muy bien entre los cafetales; las naranjas donde no haya arbustos de café.

En las partes altas, aguacate, cebolla y ajos; si se sospecha que los suelos son ácidos, agregar cal dolomita. El cultivo de la papa prospera bien en suelos franco-arenoso, limosos y arcillosos; durazno y aguacate Hass son dos opciones más." (Continuará).

PD1. Contagiado por el Covid-19, con suma responsabilidad el gobernador Astudillo debe observar aislamiento total en su casa. Dada la magnitud del crecimiento de la pandemia, no es conveniente coordinarla a control remoto.

PD2. Hasta ahora y después de 26 días de su inauguración y puesta en marcha, el hospital de Chilapa admite su primer paciente de Covid-19. Los fallecimientos en el municipio ya suman 26 casos positivos y 8 muertos. Chilapa tiene el 7° lugar de contagios a nivel estatal. Uf.

PD3. Insisto, no es hora de buscar votos; sino de salvar vidas. ¡Carajo!










viernes, 5 de junio de 2020

Corresponsabilidad


Héctor Manuel Popoca Boone.

Años atrás, el huracán Ingrid y la tormenta tropical Manuel impactaron el territorio nacional (15/sept/2013), con un saldo de ciento y medio de muertos, 68 desaparecidos, un millón 200 mil damnificados y daños estimados en 75 mil millones de pesos. Las mayores afectaciones estuvieron localizadas en Guerrero.

Acapulco fue la zona de mayor castigo en asentamientos urbanos. Por supuesto, no fueron aplicadas las responsabilidades y sanciones respectivas por el indebido otorgamiento de permisos de construcción en zonas de alto riesgo de inundación y desbordamiento de ríos. No obstante que el presidente de la República, de aquel entonces, instruyó que se hicieran las investigaciones correspondientes, cuyos resultados deberían ser entregados en las siguientes tres semanas, a más tardar.

Dicha investigación nunca se dio a conocer públicamente; si es que existió. Mucho menos la identificación de funcionarios y gobernantes de los tres niveles de gobierno, ni de las grandes e inescrupulosas empresas de desarrollos inmobiliarios, cuyas oficinas matrices estaban, la mayoría de ellas, fuera de Guerrero.

Algunos políticos y funcionarios públicos ante la magnitud del desastre y por haber estado involucrados en corrupciones urbanas de tiempo atrás, sabedores de las consecuencias de sus malos comportamientos, esgrimieron tan pronto como les fue posible: “No es hora de buscar culpables” “Son tiempos de mantener la unidad” “Sumemos y multipliquemos nuestro esfuerzo; no dividamos o restemos voluntades” “Ahorita lo prioritario es ayudar a los damnificados, ya después veremos lo demás” Lo curioso es que en la actualidad oigo resonancias de esas exclamaciones encubridoras de pillerías.

También hubo instrucciones presidenciales para la formulación y ejecución de un plan de reconstrucción estatal, donde participaron todas las dependencias federales. Así nació el Plan Nuevo Guerrero, contemplando la aplicación de 37 mil 715 millones de pesos, para el ejercicio fiscal 2014. Se dio dizque participación a la sociedad civil para monitorear el Plan a través de un “Consejo Estatal para la Reconstrucción de Guerrero”. Integrado, a modo, por destacados personajes del sector privado, social, universitario y eclesiástico, tanto del estado como del país.

La actuación de dicho Consejo fue meramente decorativa. Poco a poco salió a flote que la corrupción e impunidad fueron el sello distintivo en los faltantes de prevención, construcción y reparación. Tampoco hubo del todo la reactivación económica regional esperada.

Hago remembranza del pasado porque no tenemos memoria histórica, que es también causal de nuestro repetitivo devenir, pletórico de desgracias. Ahora, con las muertes y contagios por la pandemia, hay parte de culpabilidad humana. Cierto, la prioridad es salvar vidas y después aplicar responsabilidades que, como bien sabemos, no sucederá así.

Con el agravante de que, en la actualidad, algunos quieren achacarle al pueblo la culpa de la mortandad y contagios acrecentados; cuando es de todos conocido que nuestro sistema estatal de salud pública y la credibilidad en el aparato gubernamental ha dejado mucho que desear, de años ha. De nueva cuenta la corrupción, la irresponsabilidad e intereses personales o de facción de algunos gobernantes, han marcado nuestro triste derrotero.

Enfatizo que el combate a la pandemia es una corresponsabilidad compartida del Estado y la ciudadanía, siempre y cuando el primero vaya por delante. Si el Estado elude o abdica de proteger la vida de su pueblo, pierde su razón primigenia de ser (Hobbes). Convengo que cada cual haga lo que tenga que hacer según su responsabilidad; sin que nadie trate de escabullirse o lavarse las manos.

PD1. En verdad les digo que, con un mes de retraso, solamente 16 por ciento del fertilizante está efectivamente en manos de los campesinos. ¡Uf!
PD2. Empezó la época anual de lluvias. Ojalá estén desazolvadas las barrancas que bajan a la bahía de Acapulco.
PD3. Cuando una ley es de suyo injusta, el pueblo está en su derecho, pacífico y legítimo, de no acatarla. (Gandhi).