Héctor Manuel Popoca
Boone.
“No estamos ni
controlando ni domando la pandemia, al contrario…” (Gobernador, Héctor
Astudillo Flores)
Como nunca antes los sistemas estatales, gubernamental y político, habían
mostrado sus miserias, como lo están haciendo ahora en esta pandemia y debacle
económica subyacente. Lo inesperado se volvió normalidad y ésta se desenvuelve
en la total zozobra y angustia colectiva. Estamos ante una frágil
gobernabilidad que se escapa de nuestras manos.
Nadie lo esperaba y nadie lo quería; pero ahora el timonel del barco debe
guardar responsable confinamiento en su camerino; y no hay nadie que tenga el
control directo del timón para no zozobrar en medio del grave torbellino
sanitario, económico y social, jamás visto y padecido.
Ya teníamos parte de nuestra gobernabilidad resquebrajada en la mayoría de
las regiones de Guerrero, a causa de la delincuencia organizada que ha
consolidado a la fecha su señorío, expansión y proliferación diversificada. No
pueden descargárseles, a los encargados de la seguridad pública estatal, de la
responsabilidad que les corresponde, a pesar de que en los hechos han estado
siempre bajo el mando único del Secretario general de gobierno.
Hoy los ancestrales vicios públicos acumulados nos están dejando inermes
ante la pandemia y sus efectos, cuasi apocalípticos, para el pueblo pobre. Del
porqué está pegando tan duro el letal Covid-19 en estos lares, hay culpables
presentes y pretéritos, por acción u omisión, con nombre y apellido. Ahora
parece que no quieren cargar en sus hombros las responsabilidades y
consecuencias de sus comportamientos, dichos e inacciones. El fundamento de mis
interpretaciones está en los reportajes de sucesos acontecidos a lo largo de estos
tiempos plasmados en uno los medios de información periodística más serio,
objetivo y profesional que contamos en Guerrero. No me pidan pruebas concretas
de los yerros e ilícitos mencionados, porque los culpables no tienen un ápice
de tontos y cuentan con sobrada sagacidad, mendacidad y perversidad. Pero la dramática
realidad, los desnuda.
Una de las causales de nuestra actual situación es el estilo de gobernar
con corrupción; utilizado desde las financiaciones ilegítimas y semiocultas en
las campañas electorales estatales del 2015 para la compra de votos y otras
lindezas; y así hacerse del poder. De ahí se infiere, por ejemplo, el apoyo a
ultranza que se le ha otorgado a las grandes corporaciones mineras extranjeras,
mismas que han subordinado a sus designios particulares a nuestros actuales
gobernantes de Guerrero. Ellas han contado con la protección gubernamental para
que no prosperen la investigación de asesinatos de sindicalistas mineros.
Célebre por corruptora fue la pregunta de Florencio Salazar Adame sobre cuál
era el precio para que se fuera de Guerrero el líder nacional de sindicatos
mineros, Napoleón Gómez Urrutia, hoy senador de la república.
Fuerte rumor es el que resuena estruendosamente al interior del palacio de
gobierno sobre la magnitud de las corruptelas comandadas por la familia
gobernante; que dan pie a la dispersión generalizada de la práctica del
latrocinio enmascarado de algunos funcionarios estatales de alto nivel; y de
ahí, en cascada. Memorables también son los cientos de millones de pesos dilapidados
en tianguis turísticos, nacionales e internacionales, cuyos logros en materia
de efectiva afluencia de turismo extranjero a Guerrero ha sido prácticamente
nula. No atrás se quedan los superlativos gastos gubernamentales en medios de
comunicación, para destacar en forma sobresaliente la personalidad del
gobernador.
Además, se fortaleció la práctica del uso del erario público y de los programas
institucionales de índole social, para la financiación de mapachadas en
épocas de elecciones en Guerrero a favor del PRI, así como en otros estados
circunvecinos. Es de reconocerse la sagacidad del gobernador y de su “maestro
incómodo” para per$uadir de último momento al PT para desprenderse de su
alianza con Morena en las últimas elecciones estatales. También el gran
trafique de concesiones de notarías públicas, ha dejado huella de fama pública.
Qué decir de los catastróficos efectos del mal gobernar al destinar buena
parte de los dineros del pueblo a fines de control, clientelismo y mansedumbre
política; y no de búsqueda del bienestar social o al fortalecimiento productivo
de nuestro estado. El caso emblemático es el fracasado programa de fertilizante
gratuito. Fue notorio el veto del gobernador y de su “maestro incómodo”, junto
con el incompetente y corrupto representante de los programas sociales de AMLO
en Guerrero, Pablo Amílcar Sandoval Ballesteros que, en complot, impidieron que
fuera por asambleas comunitarias el levantamiento del padrón de beneficiarios,
que aun no se tiene; habiendo pasado ya dos años de incompetencia pura. (Continuará).
PD. No resto, ni divido; y estoy a tiempo. Solo deslindo al pueblo pobre,
de aquellas desgracias que después quieran imputarle como de su responsabilidad
primaria.
No hay comentarios:
Publicar un comentario