Héctor Manuel Popoca Boone.
A la memoria del Dr.
Guillermo Soberón Acevedo. Ilustre guerrerense. Maestro emérito. Rector de la Universidad
Nacional Autónoma de México.
Si queremos parar los contagios, es de gran importancia establecer
albergues cuarentenarios sanitarios. Destinados a personas contagiadas en fase
temprana y que son ambulatorias. Así evitamos la propagación del virus en el
entorno social y familiar-casero del contagiado. Aunado a lo anterior, se
requiere incrementar sustancialmente la realización de pruebas (test) de
detección rápida del Covid-19, para que los resultados obtenidos nos determinen
el grado de positividad, dinámica y localización específica de las personas que
dieron positivo. Los rastreos y acompañamientos a contagiados domiciliados,
también son pertinentes. Lo mismo, mayores filtros sanitarios en las
principales entradas y salidas de las poligonales y puntos de mayor infestación,
como también los muestreos móviles en gente que usa el transporte público para
sus traslados.
Reconozcamos que no tenemos amplia visibilidad del comportamiento del virus
a nivel local. Es importante construir una plataforma de inteligencia micro territorial,
para enfrentar al Covid-19 con medidas sanitarias diferenciadas y urgentes;
acompañadas con la elaboración de planes concretos de control de riesgos y de
acciones inmediatas a nivel zonal. De lo que se trata es de prevenir
territorialmente y no lamentar después desgracias que bien pudieron haberse
evitado.
Todo lo anterior, conlleva la activa participación ciudadana organizada;
así como una mayor intervención gubernamental en forma unísona. Para que sea
más eficaz la alerta es conveniente promoverla a nivel de manzana, barrio,
colonia, cuadra o comunidad rural. La fraternidad y la solidaridad vecinal, cuenta
mucho en esto; porque comprobado está que la mayor movilidad social, con
medidas sanitarias laxas, exacerba las muertes y contagios.
Es contraproducente ocultar, minimizar o tergiversar la información oficial
que se le proporciona a la población, sobre la situación real que guarda la
pandemia. El engaño y la mentira contumaz, lo único que provocan es inhibir la
consciencia y participación ciudadana; incrementando a su vez, la incredulidad
en el gobierno en turno. De vital importancia es advertir a la ciudadanía que
la crisis de salud por el Covid-19, empalmándose está con la temporada del
virus de la influenza. Por tal motivo y aunado a los errores institucionales en
el manejo de la pandemia, ésta seguirá creciendo en Guerrero, hasta que haya
vacuna disponible para su distribución masiva que, según estimaciones oficiales,
será hasta abril del próximo año.
A la crisis de salud y como efecto colateral, sobrevino la debacle
económica. Perentorio es entonces, apoyar la economía social de los más
vulnerables de la sociedad; promoviendo los grupos sociales de ahorro y crédito;
las tandas vecinales; los fondos mutuales; las compras en común; las reservas
colectivas para gastos catastróficos de tipo familiar… Sin abandonar los
programas de empleo temporal; los créditos a la palabra para pequeños negocios,
la construcción ampliada de “un cuarto más”, la operación de los comedores
comunitarios y en general, los programas de protección social implementados por
el presidente de la República.
De ética obligada es suspender toda construcción de obra pública no
esencial para estos tiempos y lo mismo vale para los gastos desorbitados
publicitarios de imagen política; reorientando los presupuestos públicos (con
todo y moche) hacia el reforzamiento de los programas para la salud de
la población y de la economía popular. Hay que tomar consciencia de que a corto
plazo no tendremos “nueva normalidad”; sino “renovada realidad ruinosa”. ¿Estamos
preparados para enfrentarla, ante la probable segunda oleada decembrina del
Covid-19, misma que estará acompañada por la influenza? Por eso, no hay que
bajar la guardia y estar en observación permanente.
PD1. Hace un mes, un
periódico de circulación nacional publicó: “Pese a que Guerrero regresó a color
naranja en el semáforo epidemiológico, el Gobernador Héctor Astudillo ordenó
mantener la apertura económica hasta en un 60 por ciento, como si estuvieran en
amarillo” Este miércoles volvió a refrendarlo; la prorrogó hasta el 28 de
octubre. ¡Uf!
PD2. ¿Cuántos excesos en los fallecimientos
y contagios evitables quiere de más el triunvirato gubernamental, para
abandonar su letal insensatez?
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