Héctor Manuel Popoca Boone.
A los del 2 de octubre, no
se nos olvidan los 43.
Amerita
que reflexionemos sobre los acontecimientos sucedidos en estas tierras del sur,
en el contexto del enfrentamiento mundial contra el Covid-19; el cual lacera
fuertemente a la humanidad. Necesario es hacerlo para perfeccionar nuestras
estrategias de combate y volverlas más eficaces, de lo que han sido hasta ahora.
La pandemia va para largo y llegó para quedarse. Luego entonces, la existencia del
virus lo seguiremos padeciendo anualmente, ya domeñado, aun cuando poseamos la vacuna
correspondiente.
En
Guerrero, la inicial presencia, expansión y rápido crecimiento, se debió a
varios factores que ya prevalecían antes de su llegada, a saber: a) tener un sector
de salud pública vulnerable; b) un sistema educativo de bajo perfil académico; c)
una administración pública, deshonesta y anquilosada; d) un sector político
faccioso, corrupto y desapegado de los genuinos intereses populares. Todo eso
mezclado, arroja con el tiempo, una población incrédula, con baja conciencia
ciudadana, escasa educación cívica y poco participativa.
Las estrategias implementadas contra el Covid-19, por las
tres instancias de gobierno, centraron los esfuerzos sanitarios en aspectos
curativos, más que preventivos. Eso ocasionó tener como una constante, mayores contagios
y decesos. La mayor parte de los recursos humanos, materiales y financieros,
fueron destinados a tratar de curar y evitar que fallecieran los enfermos
hospitalizados; pero no a impedir que hubiera más convalecientes, ya sea internados
o de atención externa.
Ambas pistas de actuación en la salud pública (prevención
y curación), son necesarias en su sincronía, prelación, ponderación y
oportunidad. Como lo dijo el secretario de salud estatal: hoy estamos
pagando la factura, con más contagios, hospitalizaciones, intubaciones de
enfermos graves y defunciones. No
estábamos preparados para enfrentar la pandemia; ni aprovechamos el poco tiempo
que tuvimos de ventaja para hacerlo. Además de que ciertas decisiones
gubernamentales no fueron correctas; implementándose determinadas estrategias
erróneas, inoportunas, no enérgicas u omisivas; tanto en el plano nacional como
en el estatal.
También
desde un inicio, hubo desconocimiento de su comportamiento y posterior
desarrollo. El Covid-19 resultó ser un virus letal, de expansión exponencial, del
cual no teníamos, ni tenemos aún, el suficiente conocimiento para su atención
sanitaria exitosa. Todos, hemos aprendido a combatirlo sobre la marcha; subsanando
déficits en nuestra fuerza sanitaria pública; así como remontando la rala consciencia
y participación ciudadana. No hemos estado a la altura del desafío que embarga
la gran mortandad, que ya alcanza la inaudita cifra acumulada de dos mil guerrerenses
muertos y 18 mil 600 contagiados en siete meses de pandemia. A razón de 9
fallecimientos y 131 contagios por día, en promedio, en los últimos dos meses;
colocándonos así, con mucha pena, por encima de Oaxaca y Chiapas.
La
propagación del Covid-13 es fundamentalmente terrestre, por contagio cercano y directo.
La estrategia para afrontarlo tiene que ser eminentemente territorial, local, y
no únicamente con el implante de medidas sanitarias generales. Es imperiosa una
adecuada regionalización de las mismas, con una serie de programas específicos
de acción inmediata, en función de la dinámica y grado de intensidad del virus
en sitio. De lo que se trata es de acorralarlo para contenerlo, detener su crecimiento
y luego suscitar su declive. El mapeo estratégico, los indicadores y parámetros
para la acción inmediata, deben elaborarse a nivel de ciudad, comunidad rural,
colonia y barrio; definiendo perfectamente las poligonales del desarrollo de la
infestación local.
Nos
ha faltado creatividad, especificidad y focalización puntual, para hacer eficaces
disparos de precisión. Digámoslo claro: la decisión tomada de una apresurada apertura
de las actividades económicas no esenciales, dentro de una pandemia en
crecimiento, trajo como consecuencia la agudización de la misma. En Guerrero,
en este tema, hemos tenido un comportamiento gubernamental fallido y letal. Aún
es tiempo para recular y corregir.
PD.
Mientras no sea mi familia la afectada, que siga el jale. Así dicen los
inconscientes, los incapaces, los irresponsables y los egoístas de todo tipo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario