Héctor Manuel Popoca Boone.
Con motivo de la celebración del Día de la mujer, el
próximo lunes 8 de marzo, que estará impregnado por la violencia contra ella y
el feminicidio, traigo a tema el caso relevante de incumplimiento por
negligencia gubernamental estatal, sobre los derechos humanos de los pueblos
indígenas; en especial, sobre la violencia contra la mujer indígena; así como los
magros resultados institucionales en solo fotos, papel y firmas, sobre medidas
efectivas de prevención y protección de la salud de las féminas; así como del no
acatamiento a sentencias de tribunales internacionales en la materia.
Me refiero al incumplimiento, por parte del gobierno de
Héctor Astudillo Flores, en lo que le corresponde, a la sentencia contra el
Estado Mexicano emitida por la Corte Interamericana de los Derechos Humanos
(CIDH), por mantener en la impunidad la violación de los derechos humanos a la
integridad personal, a la dignidad, a la vida privada, a la salud, situación
psicológica, calidad de vida y a las garantías judiciales y a la protección
judicial, en perjuicio de unas mujeres indígenas que fueron violadas
tumultuariamente por malos elementos del ejército mexicano, en las afueras de
sus comunidades del municipio de Ayutla, hace décadas atrás; sin que el Estado
Mexicano les hiciera justicia alguna ante tamaños delitos realizados.
La CIDH dispuso, en los puntos resolutivos 22 y 23 de la
Sentencia, que el Estado Mexicano asignaría los recursos necesarios para que en
la comunidad indígena de Barranca Tecoani del Municipio de Ayutla, se
estableciera (como reparación colectiva) un “Centro Comunitario para Mujeres Indígenas”,
en el que se desarrollaran actividades educativas en derechos humanos y en
derechos de la mujer. Así como adoptar medidas para que las niñas indígenas de
dicha comunidad, que realizaran estudios de niveles de secundaria, contaran con
facilidades de alojamiento y alimentación adecuadas, de manera que pudieran
seguir recibiendo educación en los centros escolares a los que asistían. Además,
dictaminó que ese Centro estaría bajo la responsabilidad y gestión de las
mujeres indígenas de la comunidad, incluida la Sra. Inés Fernández Ortega.
Para el cumplimiento de esa reparación socioeconómica
colectiva en especial, el Gobierno del Estado, publicó un acuerdo estatal en el
Diario Oficial del Gobierno del Estado, en su edición del 10 de mayo del
2012, por el que se disponía la construcción y operación del “Centro
Comunitario para las mujeres del municipio de Ayutla de los Libres, Guerrero”.
Responsabilizando a la Secretaría General de Gobierno para todo lo jurídico y a
la Secretaría de la Mujer, para el proyecto en sí.
Dicho “Centro”, localizado en la ciudad de Ayutla -para
un mejor servicio regional-, nunca se inauguró, ni se hecho andar por el
gobierno de HAF, que recién entraba en funciones; permaneciendo cerrado desde el
inicio de su mandato, hará 5 años y medio a la fecha. La construcción y parte
de su equipamiento había costado al gobierno federal y al estatal al derredor
de 25 millones de pesos proveídos por las administraciones antecedentes.
Hasta ahora, ha estado cerrado por decisión de capricho personal
del actual gobernador y de su secretario general de gobierno, ante el rechazo
de la víctima y sus representantes legales por la imposición que pretendían nombrar
los gobernantes, unilateralmente, a una Directora General del Centro;
contraviniendo la sentencia de la CIDH que señalaba la autonomía técnica, de
operación y de gestión, por parte de las mujeres indígenas o de quienes ellas
designaran para los puestos de responsabilidad de dirección y operación técnica.
Bajo la soberbia, engreimiento y rencor característicos de
los susodichos gobernantes que van de salida, estos lo mandaron amurallar y tenerlo
abandonado fuera de la vista pública. Presuntamente, además de deterioro acelerado
por falta de mantenimiento físico, se presume que haya sido desvalijado del
inmobiliario que ya contenía. Ni siquiera en estos tiempos lo han abierto para
que temporalmente sirva como centro cuarentenario para mujeres indígenas con
detección temprana de Covid-19.
Por eso, en el primer día de un nuevo gobierno honesto,
transparente y de un nuevo estilo de gobernar con mucho compromiso con las más
desvalidas (os), propongo que pongamos en funcionamiento inmediato el Centro,
conjuntamente con las mujeres indígenas de la municipalidad; y dejar que
Guerrero siga siendo vergüenza nacional e internacional de mal gobierno.
PD: Fotocopias de toda la documentación legal y testimonial-factual,
que dan sustento al contenido de esta reseña la mantenemos en resguardo, por
haber fungido como facilitadores de gestión por parte de una de las víctimas, la
organización indígena que la representaba y el propio Estado Mexicano.
porelrescate@outlook.com
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