Héctor Manuel Popoca Boone.
Preámbulo. Alguien me preguntó si era epidemiólogo. Le dije que no.
Que soy un economista con especialidad en econometría, egresado de la UNAM y
graduado con mención honorífica que decidí, para sorpresa de muchos, hacer mi
maestría empírica, en desarrollo comunitario indígena, en el poblado de
Macuiltianguis, en la Sierra Zapoteca del estado de Oaxaca, para luego hacer el
doctorado empírico en desarrollo rural, en la Sierra de Técpan, Guerrero, en el
ejido forestal de Santa Lucía. El devenir de la vida y la búsqueda del sustento
familiar me hicieron incursionar en la administración pública, federal y
estatal; fundamentalmente en Guerrero y en Morelos, en las áreas de planeación
y programación de la inversión pública para el desarrollo regional y rural.
Pandemia. Nunca debimos transitar tan abruptamente de las medidas
sanitarias indicadas para un semáforo epidemiológico de riesgo máximo (rojo) a
uno de color amarillo, catalogado de riesgo regular. Los indicadores de salud
pública de las instituciones gubernamentales por su lado y los reportados por instituciones
universitarias y científicas de carácter nacional por otro lado, arrojaban
datos de la realidad del desenvolvimiento del Covid-19 en Guerrero, que no daban
fundamento para tal decisión tomada por el gobierno federal y el estatal, a
sabiendas del exceso de contagios y muertes que eso iba a provocar.
De por sí, ya
traíamos en forma constante, sub registros en el número de fallecimientos y
contagios. Algunas instituciones universitarias estiman que, como mínimo, son
un 25 por ciento más las muertes que se reportan y 2.5 veces más las personas
contagiadas. Agréguele a lo anterior, las consecuencias y resultados letales,
en demasía, que padecimos, al imponer las autoridades estatales el semáforo
amarillo, en las fiestas de fin de año; con el consecuente relajamiento de las
medidas de prevención, a la par de la mucha movilidad social suscitada.
Pasadas las fiestas
decembrinas y el período de incubación del virus, sobrevino la hecatombe
previsible. El gobierno estatal volvió quedar al desnudo. Por más mentiras que
decía, otorgó primacía a los negocios de los pocos grandes pudientes que a la
vida y salud de los muchos carentes. No nos queda ahora, más que esperar, que
pasen las celebraciones de semana santa -después del 28 de marzo- para conocer
en su real magnitud lo provocado por esta insolencia de dar “el salto a la
muerte”, de rojo a amarillo, sin red de protección alguna, puesto que la vacuna
no llegó con la suficiente oportunidad para su aplicación masiva en tiempo y
forma a los adultos de la tercera edad, al menos en Acapulco y en otras
ciudades de fuerte infestación en el estado.
Contienda electoral. La verdad sea dicha: los candidatos legales que ya están
registrados por la partidocracia imperante, arrancaron sus campañas cual si
fueran “chivos en cristalería”; sin tener los pies bien plantados en la tierra que
ya está yerma y en “la nueva cruda realidad” de Guerrero. Siguen actuando como
siempre: en una realidad ficticia, haciendo cuentas alegres y prometiendo
devolvernos el paraíso perdido. Pero lo más ofensivo y que es una falta de
respeto a los guerrerenses, es el engaño, la mentira y la farsa, con que se
conducen públicamente.
Yo, como gobernador
moral de Guerrero, entre las primeras medidas que tomaré será pugnar para que
en el próximo anteproyecto de egresos para el año 2022, ya no quede plasmado el
siguiente párrafo de oprobio republicano; y que constituye un cheque en blanco,
a favor del gobernador en turno, en materia del uso y abuso del presupuesto
para obra pública: Textualmente dice: “Se autoriza al Titular
del Poder Ejecutivo del Estado, para que en la ejecución del Presupuesto de
Egresos… pueda llevar a cabo los ajustes y reorientaciones presupuestales y de
obra establecidas” (Diario Oficial del Gobierno de Guerrero, del 25 de
diciembre del 2020)
PD1. ¿En qué
vendrá a parar toda esta parodia política-electoral protagonizada por políticos
y gobernantes? Estas pantomimas extravagantes y ridículas, esos ademanes
frenéticos y afectados, esa farsa tan cínica como ambiciosa; todo eso nos
empuja al hartazgo, en medio de un pueblo doliente y despojado.
PD2. Las canciones de moda entre los politicastros son: “Vende caro tu
amor, aventurera” y “Amor de cabaret”.
PD3. Para abstraerse de la realidad circundante, no hay como escuchar la
Tocata y Fuga en re menor de Juan Sebastián Bach; o deleitarse con la película “El
Guasón”
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