Héctor Manuel Popoca Boone.
En estos tiempos
electorales lo que todo ciudadan@ consciente debe hacer es informarse, pensar,
reflexionar y luego ir a votar. Sin dejar que lo acorralen, amenacen o compren su
consciencia. Necesario es que pongamos nuestra dignidad por delante. Recordar
que el voto es secreto y en solitario. Uno marca las boletas electorales adentro
de la caseta correspondiente en forma privada.
No hay que dejarse engañar
con falsas promesas o compromisos irrealizables. Vengan de donde provengan. Indispensable
es valorar con objetividad la “nueva cruda realidad” con la que nos
enfrentaremos y de esa forma identificar cuál de los candidat@s tiene las
mejores prendas personales para conducir la recuperación del desastre que en lo
económico y social ha provocado la pandemia del Covid-19; que, de acuerdo a
especialistas en la materia, tardaremos no menos de cuatro años para recuperar
lo perdido. En consecuencia, la gran
mayoría de los guerrerenses seguirá en condiciones agravadas de sobrevivencia,
mientras que una minoría seguirá navegando en la abundancia. La brecha de la
desigualdad social se ensanchará más, a paso acelerado. Y eso es malo para la
estabilidad y paz social sureña.
No fue de súbito, ni por
despecho, que naciera en mí la herejía a la partidocracia. Es por el hartazgo
acumulado de tiempo atrás del mal desempeño y por los magros resultados que se
han obtenido en nuestro vulnerable sistema seudo democrático electoral, los mafiosos
partidos políticos que lo integran y l@s politic@s oportunistas y
convenencieros que lo protagonizan. Mi herejía es producto de percatarme que, a
lo largo de las últimas décadas, poco hemos avanzado en mejorar como pueblo nuestra
calidad de vida y defender la sustentabilidad del medio ambiente que nos rodea.
Y, además, porque no se vislumbra en el corto plazo pizca alguna de mejora si
seguimos como vamos.
Planear y administrar los
recursos públicos dentro de una estructura gubernamental, implica interactuar
en la política o en la politiquería; junto al desempeño y actuación de buenos políticos
o de pésimos politicastros. Trabajar por senderos virtuosos o viciosos y/o
perversos. Queda en uno optar por cual transitar. Yo he tratado de no manchar
mi vestimenta, en el fango en que pervive el ansia del poder por el poder mismo,
para obtener así el placer malsano de subordinar a designios personales a mis semejantes.
Para poder ser “alguien”, tener una “personalidad e identidad” no forjada en el
esfuerzo, sino delegada o asignada, con el objeto de poder “codearme” en los
círculos sociales de los poderosos de la política y de la economía.
Desde que empecé a laborar
como economista marqué la raya con la política-política y preferí ser
técnico-político, para así servir mejor a México y a Guerrero en particular.
Solo la firmeza de mis convicciones impidió doblegar mi libertad de pensamiento,
expresión y comportamiento, en un mundo de juegos rudos y tenebrosos, que
permanentemente me recuerdan que tanto en la política, como en el amor y en la
guerra, la palabra escrúpulo no tiene cabida. “Siempre tuve una idea moral y ética de lo que
debería ser mi comportamiento en la vida pública.”, (Jorge Carpizo escribió).
Carpizo también decía que
los cinco jinetes de la desgracia de nuestro sistema político nacional eran: a)
la avidez por el poder; b) la desmesura por obtener riquezas materiales,
mediante la corrupción (en su triple modalidad: dador, recipiendario o mercader
de consciencias); c) La impunidad para delinquir con libertad y d) el rosario
de demagogia, simulación, engaños y farsas; aderezado de muchas mentiras. De
ahí que los futuros gobernantes, cuando arriban al poder, lo hacen con las
manos atadas y demasiado limitados para darle buena gobernabilidad al pueblo
por los compromisos inconfesables y de todo tipo adquiridos, antes y durante
las campañas electorales.
Conclusión: Yo voy por el
voto nulo, de castigo a la partidocracia. Voy a tachar con una X toda la boleta
electoral para gobernador. Ese voto será útil, muy útil, para indicar nuestro
repudio, claro y explicito, a una democracia mercantilizada, sectaria,
inescrupulosa, falsaria e hipócrita, que está totalmente divorciada del pueblo.
No se diga del contubernio en actos delictivos violentos o criminales, que cada
vez suceden con mayor frecuencia.
Tenemos que dejar huella
de nuestra irritación con aquellos que tratan de llegar a la gubernatura utilizando
vilmente a la ciudadanía; tratando de comprar nuestro voto como mercadería, en
el contexto de un mundo irrealizable tipo “Disney Word”, no siendo que
estamos en un “Jurasic Park”.
Salgamos a votar envueltos
en nuestro libre albedrío, con mucha reflexión personal y con suma dignidad.
Hagámoslo por el bien de nuestros hijos; pidiéndoles a la vez perdón por el
deprimente ejemplo de farsa, corrupción e hipocresía semidemocrática con que
los políticos, gobernantes y otros sátrapas más, se han afanado de exhibir en la
presente contienda electoral.
Con nuestro voto nulo de
castigo a la partidocracia, daremos pie a una auténtica reforma de nuestros
procesos electorales, en el marco de una nueva democracia con polític@s,
partidos y gobernantes menos envilecidos. Yo, como gobernador moral de Guerrero
estaré pendiente de que eso vaya sucediendo.
porelrescate@gmail.com
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