Héctor Manuel Popoca Boone.
¿Alguien ha visto a
Vicente Suastegui Muñoz?
Desde mayo del 2021 (8 meses), las autoridades, federal y estatal, pusieron
el semáforo epidemiológico del Covid-19, en color verde, en Guerrero; no
obstante que los contagios y los decesos no ha dejado de crecer a lo largo de
ese tiempo. Es cierto que han sido lentos los aumentos, hasta finales de la
primera semana de este año, cuando la infestación paso a crecer
exponencialmente. La mortandad no ha sido de gran intensidad, gracias a la
vacunación masiva.
El gobierno federal y el estatal
han tenido que tomar decisiones polémicas para encarar situaciones dramáticas en
el tema de la economía y la salud pública. Mantener el semáforo verde cuando
siempre hemos tenido en Guerrero la pandemia en constante crecimiento,
constituye a mi juicio un error con carácter de criminalidad culposa, que ha
llevado a decenas de miles de guerrerenses a mal morir o a perder la integridad
de su salud personal.
El hecho de dejar en semi libertad realizar toda clase de actividades
políticas, económicas y sociales, incitó a la ciudadanía a celebrar las fiestas
de fin de año libérrimamente. Ejemplo de eso son las celebraciones de los
triunfos electorales, los días de muertos, el Pendón, la Feria navideña de
Chilpancingo, las festividades religiosas parroquiales, las aglomeraciones de
turistas en los principales centros de playa recreativa.
No hemos tenido la
suficiente responsabilidad gubernamental, ni un mayor nivel de conciencia
ciudadana, más que para actuar tardíamente y en forma pusilánime, ante un
evento pandémico que hoy crece de nueva cuenta alocadamente; y al cual tenemos
que ofrendarle ahora en Guerrero, salud y muerte de decenas de miles de vidas
humanas. A eso, yo no me acostumbro.
A sabiendas de antemano que la mayor infestación iba a provocar la mucha
movilidad, concentración y desfogue de una sociedad auto semi enclaustrada, las
autoridades gubernamentales no hicieron valer las medidas sanitarias
precautorias decretadas oficialmente, para un mejor control y menor expansión
del virus. Hoy lo sufrimos por cuarta ocasión, con mayor velocidad que en las
“olas” anteriores. No omito subrayar que aún tenemos un sistema de salud
pública que brilla por su precariedad, corrupción y flamante nepotismo.
Se ha privilegiado la salvaguarda de los negocios, en vez de la custodia de
la vida humana. Así de simple y atroz. Ya no tienen cara los del gobierno para
decir lo contrario. Ya no ocultan su disposición favorable a tolerar muerte y
quebranto de la salud social, siempre y cuando no sean las de sus familiares,
que están a buen resguardo económico y físico. Los pocos tienen para eso; los
muchos no. La consigna es: “dejar hacer y dejar pasar”, dicen los plutócratas y
encumbrados políticos.
Más
que estar cuidando cupos hospitalarios, que son indicadores para sostener buen
nivel de atención curativa, hemos desdeñado la tasa de crecimiento de la
pandemia, como referencia de atención preventiva. Los manuales sobre
epidemiología básica indican que lo prioritario es controlar la expansión de
los contagios.
Gobierno y ciudadanos estamos pagando ahora los costos de nuestra insana y mutua
desidia y autismo deliberado. Como gobernador moral de Guerrero, llamo la
atención a la Gobernadora Constitucional del Estado, Evelyn Salgado Pineda, para
que tome conciencia de que en el transcurso de su corto período gubernamental se
han generado 12,250 contagios y 360 fallecimientos por pandemia. La Ley General
de Salud federal indica que ella es la máxima autoridad sanitaria en esta
entidad federativa al firmar los diversos Acuerdos Estatales, que dan fuerza legal,
a las medidas sanitarias en vigor para combatir la pandemia, pero que son en la
realidad, letra muerta.
Están para ser acatadas las medidas, pero no para cumplirse. Con esa
modalidad son violadas, una y otra vez, sin mayor acoso. ¿O ya se aplicaron
responsabilidades a las autoridades municipales de Chilpancingo que mostraron deliberada
omisión al no detener los festejos del Pendón y la Feria de Navidad? Hoy la
capital del estado, es el epicentro de la pandemia, en su variante Ómicron.
PD1. El reporte federal
de ayer da cuenta que Guerrero lleva 22 decesos y 2,628 fallecimientos
acumulados, de niños y púberes que van de 0-14 años. ¿A eso hay que
acostumbrarnos? ¡Uf!, ¡Uf!
PD2. ¡Aguas! la
delincuencia organizada y la no tan organizada esté desatada en Chilpancingo.
Adentro del área de cajeros del banco BANORTE, me robaron mi tarjeta de débito
y sacaron dinero hasta el límite permitido, a plena luz del día. ¿A eso debo
acostumbrarme?