Como Gobernador Moral de Guerrero, lamento que en lo que va de enero, hayamos
atravesado por varias situaciones difíciles. Dignas de que el gobierno estatal
las valorice con la mayor seriedad y celeridad posible, a riesgo de que pronto
se encuentre desbordado por las consecuencias nefastas de las mismas, ya que
están concatenadas.
Destaca la violencia y la inseguridad pública creciente e imparable en
todas las regiones del estado, especialmente en las regiones de Acapulco, Centro,
Norte y Tierra Caliente. Algunos ciudadanos alistan armas en el medio rural. Probables
masacres regionales están a flor de piel. El Estado ocupa, a nivel nacional, el
vergonzoso octavo lugar y el municipio de Acapulco el cuarto, en materia de
homicidios dolosos.
Censurable es que el secretario general de Gobierno, ante el cúmulo de
homicidios que suceden, diga que no es gran problema “puesto que se están
matando entre ellos mismos” (sicarios de distintos grupos que se disputan el
dominio de territorios). Se le olvida que su deber es proteger la vida de todos
los habitantes de Guerrero y que los asesinados eran seres humanos, la mayoría,
hombres y mujeres jóvenes, surgidos de la pobreza social y de la desesperación
económica, al no encontrar trabajo honesto y digno. Entran a la salida falsa
que les ofrece la delincuencia simple y la organizada. Esa juventud semi
perdida importa y mucho. Forma parte del relevo generacional que asumirá los
destinos de estas tierras del sur. También fue omiso, ante el hecho de que
también hayan sido víctimas colaterales, un buen número de ciudadanos y
elementos de las fuerzas institucionales ya retirados que ni la debían ni la
temían. Tratando de minimizar la gravedad del problema, él se minimiza en su
deber.
Por otro lado, sigue dando tumbos y tropezones la mala administración
pública estatal denominada: “El gabinete de la tómbola”. Es un equipo de
trabajo que no guarda cohesión; ni la coordinación deseada; exhibe escaso profesionalismo
y nula vocación de servicio público. Es murmullo estentóreo que las oficinas de
gobierno se han convertido en “corrales de chivos en cristalería” que buscan afanosamente
pastura corrupta que comer; o tan solo permanencia holgazana remunerada
quincenalmente.
Las finanzas públicas estatales siguen en un estado de permanente déficit,
por más que la Gobernadora Constitucional, Evelyn Salgado Pineda (ESP) y su
“papá incómodo” proclamen austeridad republicana. Como nunca antes había
sucedido, emergieron un sin número de manifestaciones, plantones, toma de
oficinas, calles y avenidas, en las principales ciudades, por distintas
agrupaciones de trabajadores del estado, ante la falta del pago íntegro de sus
emolumentos devengados; no obstante que ESP y su “papá incómodo” aprobaron la
contratación de empréstitos bancarios privados de corto plazo, por un monto de
2 mil 500 millones de pesos (67 por ciento más que el préstamo adquirido el año
pasado), para solventar los faltantes de fin de año en las nóminas del sector
gubernamental. Tal parece que el gobierno estatal se orienta hacia el desastre
financiero, tal y como aconteció con su antecesor.
Por otra parte, la cámara de diputados local acusa poca transparencia y
fraudulento desempeño. Brillan sus incumplimientos de sentencias emitidas por
la Corte Suprema de la Nación en su contra. Es de conocimiento público, la alteración
en textos de decretos y leyes que aprobó el pleno de los legisladores, pero que
fueron modificados unilateralmente en forma ilícita por ciertos diputados. No
hay nombramientos de titulares de varios órganos de control interno de
instituciones paraestatales. No digamos de la bárbara destrucción de la
biblioteca del Congreso local. A pesar de varias “reuniones secretas” que ha sostenido
la Junta de Coordinación Política, no ha querido identificar y hacer del
conocimiento público a los responsables de esas graves fechorías y yerros. O
sea, en el poder legislativo de Guerrero, también prevalece el “Sistema Estatal
de Corrupción e Impunidad. S.A. de C.V.”
El sistema estatal de salud y educación pública semi colapsado, caracterizado
por su corrupción, venta de plazas, desabasto y robo de equipo e insumos; asi
como la falta de personal, el no pago a tiempo de nóminas y la falta de
mantenimiento de la estructura física establecida; reflejan lo blandengue que
han sido los del gobierno estatal para remontar esa desastrosa situación. Las
consecuencias directas las sufre el pueblo que ha visto reducir su esperanza de
vida y su nivel educativo. Guerrero se convierte, paulatinamente, en un pueblo
sin futuro social promisorio.
Para colmo de la frivolidad y la bufonería pública, ante una parte del pueblo
lacerado, el “papá incómodo” y sus hijas emprendieron una gira artística para
festejar el onomástico del primero, en la cual cantaron y bailaron juntos. Exhibieron
jolgorio, frivolidad y valemadrismo. Tiempos vendrán cuando tengan que
recoger las varas de uso fatuo.
La única nota buena de la semana fue el exitoso resultado obtenido en la
temporada turística de fin de año, en los principales centros turísticos de
Guerrero. Principalmente en Acapulco, aun cuando el puerto ya no genere denarios
de oro sino monedas de bronce. Algo es algo. El puerto todavía resiste, a pesar
de nuestro empecinamiento por destruirlo, ambiental, económica y socialmente.
PD. No se ha logrado
vender la Casa Acapulco en beneficio de los indígenas de la Montaña. Por lo que
la familia gobernante disfrutó la residencia veraniega de lujo a plenitud, en
esta temporada. Sin olvidar que: ¡Primero los pobres!
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