sábado, 23 de septiembre de 2023

¡Cuidado con las deudas!

 

Héctor Manuel Popoca Boone.

 

“¡No vamos a endeudar al país!”, eso dijo y repitió el presidente de la República, Andrés M. López Obrador (AMLO), en diversos años de lo que va de su mandato federal. Sin embargo, los números son fríos. En 2018, la deuda pública era de 10.5 billones (millones de millones de pesos); en 2019,10.8 billones; en 2020,12 billones; en 2021,13.1 billones; en 2022, 14 billones; 2023,14.8 billones y en el 2024, el ejecutivo federal pretende incrementarla a 16.7 billones. No es un crecimiento alarmante, pero no deja de habernos mentido AMLO, una vez más.

 

En el ámbito gubernamental para proporcionar servicios y obras públicas a la población, hay que tener erario; es decir, recursos económicos. Para poseerlos, hay que afanarse en tener una buena recaudación fiscal, como principal opción para soportar el gasto no solo de servicios, consumos o pagos de deuda pública vencida; sino también para gastos de inversión en programas y proyectos productivos, de corto y mediano plazo, que, por sí mismos, generen ingresos para su mantenimiento, auto recuperación y expansión posterior.

 

Si el gobierno no tiene para dar y distribuir recursos económicos para diversos fines, incurre en lo que se denomina déficit público; y acude a préstamos, internos o externos, para cubrirlos y se etiquetan como deuda pública; pagadera en un próximo futuro con sus respectivos intereses, a partir de los impuestos recabados, además de otros derechos, productos y aprovechamientos. Si los ingresos gubernamentales que se esperan obtener (ya sea como país, estado o municipio) no son suficientes para pagar la deuda pública contraída en los plazos estipulados, el país se sitúa en la insolvencia financiera y los bancos cancelan la posibilidad de adquirir ulteriores préstamos; o bien, dictan medidas draconianas contra la economía de la mayoría de la población, tal y como acostumbra hacerlo el Fondo Monetario Internacional.

 

Según cifras contenidas en la ley de ingresos del gobierno federal del año 2018, al inicio de la administración de AMLO el “déficit público” era equiparable a un 2.3 por ciento del PIB -riqueza socialmente producida en forma anual en un país determinado-. Para el año del 2024, se estima represente un 5.4 por ciento del PIB nacional. O sea, 2.3 veces más.

 

O sea, los ingresos públicos propios esperados en el próximo año no serán suficientes para cubrir los gastos que se piensan realizar. El monto adicional de deuda pública que se generará, necesariamente tendrá que cubrirse con esfuerzos de recaudación fiscal que los gobiernos federales realicen en los próximos sexenios; ya que un país que tiene una base de recaudación fiscal baja, como la que tiene México, en comparación con otros países de similar crecimiento y desarrollo económico, tendrá que incrementarla para poder afrontar los niveles del déficit esperado, así como la deuda pública adicional a contratar. Además de que una recaudación tributaria muy rala provoca inmediatamente reducción del gasto en educación, salud, seguridad e infraestructura básica.

 

El monto que propone AMLO para que sea aprobado como presupuesto de egresos para el año venidero, asciende a 34.4 billones de pesos que no se podrán cubrir tan solo con ampliar la base gravable combatiendo la evasión y/o elusión fiscal. Será necesario para mantener finanzas públicas sanas una reforma fiscal que permita una tributación más progresiva; es decir que paguen más, los que más tienen; cuestión que a AMLO le causa renuencia hacerlo. En eso, no quiere tocar AMLO a los poderosos magnates empresarios, ni con el pétalo de una “amapola”. Los fifís también gozaron de privilegios en el presente gobierno federal.

 

Es permisible incrementar la deuda pública para detonar un mayor crecimiento económico nacional, …hasta determinado monto. Siempre y cuando se tenga la seguridad de que en el futuro se obtendrán los suficientes ingresos fiscales para pagarla. Cuando no se tiene una buena recaudación de impuestos y no puedes reducir programas -por estar en un contexto de austeridad- y si además no se generaron con anterioridad ahorros públicos, es riesgoso e imprudencial pedir prestado, o colocar en demasía bonos gubernamentales o peor aún, recurrir a la maquina de hacer billetes que no tengan respaldo en la riqueza social que se espera generar que, como ya mencioné, ascenderá a 34.4 billones de pesos (PIB). Lo que se piensa gastar son 56.1 billones de pesos por lo que el déficit será mucho mayor.

 

Con la nueva deuda pública a contratar, AMLO pretende concluir todos sus principales programas que realizó a lo largo del sexenio O sea que el gobierno acudirá a deuda pública para poder transferir recursos directos a la población cuyo destino final será el consumo y terminar de financiar sus proyectos estratégicos, cuyos puntos de equilibrio económico se alcanzarán a mediano plazo, a excepción del tren transístmico y la refinería Olmeca, que serán de alta tasa interna económica de retorno.

 

Hay que advertir que algunos gobiernos para subsanar los déficits que tienen imprudentemente, generan deuda pública también impagable, pues la destinan al despilfarro, dejando a gobiernos futuros su liquidación total; estrechándoles así, su capacidad para bien gobernar.

 

Reitero: cuando una economía no crece y permanece estancada, no se genera materia gravable, ya sea con impuestos en base al trabajo o al ingreso. Peor, si su economía gira más en la esfera de lo informal que en lo formal. Recordemos que, en tiempos de fuerte pandemia, México vio caer su PIB anual en 8 por ciento; y que para recuperar lo perdido nos llevaría de tres a cuatro años, si es que nos mantuviéramos en un crecimiento económico anual del 3 por ciento real neto.

 

PD. Y allá en lontananza, se oye clamar a una mujer: ¡Nomás rateros! ¡No más guevones! ¡No más pendejos!

 

porelrescate@outlook.com

 

 

 

lunes, 18 de septiembre de 2023

Vigencia de un mensaje político

 Héctor Manuel Popoca Boone.

Acongojado y con gran tristeza, por el devenir y porvenir, violento, ilegal e inseguro en que se desenvuelve el estado de Guerrero; y con motivo del XXIII aniversario luctuoso del gobernador, Alejandro Cervantes Delgado (ACD), hago remembranza del mensaje político que dijo con motivo de su primer informe de gobierno (1983).

A él le tocó conducir los destinos del estado, en una época de fuerte crisis económica nacional, que obligaba a una severa restricción y austeridad en el ejercicio del gasto público; en el contexto de severas devaluaciones del peso mexicano y de la concomitante inflación galopante, mismas que elevaron los precios de los productos a niveles exorbitantes; depauperando la economía popular drásticamente. La pobreza y la desigualdad nacional se ensanchaban cada vez más, sobre todo en Guerrero que ya de por sí era un estado con múltiples carencias. A las puertas estaba, de nueva cuenta, el posible resquebrajamiento y la subsecuente violencia social.

En su mensaje político ACD hacía énfasis en: a) la austeridad obligada en el ejercicio del gasto público; b) en la atención especial que su gobierno otorgaba, preferentemente, a las mayorías desprotegidas; c) la participación popular en las tareas de gobierno; c) la coordinación de los esfuerzos institucionales y d) la concertación y el diálogo como único camino para superar diferencias y resolver las contradicciones del desarrollo social. Aseveraba que la condición indispensable para mantener la tranquilidad social era la existencia de “la confianza del pueblo hacia sus gobernantes, que es el resultado de nuestra transparencia en el ser y en el hacer.”

Le importaba mucho el respeto que le daba su gobierno a la libre manifestación plural de las ideas; porque consideraba que era en la expresión ciudadana donde se condensaba el sentir de las mayorías, en cuanto a decidir los derroteros del estado y el destino de la vida de los guerrerenses. Con firmeza asentaba que “los factores adversos pueden ser neutralizados, por lo menos en sus aspectos más sensibles, cuando existe la predisposición de sobreponerse a ellos, y cuando tal disposición estaba enraizada en la base popular”.

Como consigna gubernamental postulaba que debía de darse un trato desigual a desiguales, y que las restricciones presupuestales deberían ser más benignas en las regiones que acusaban un mayor rezago; permitiéndoles a sus habitantes una mayor participación en las tareas de su propio desarrollo. Necesario era hablarles con la verdad, sobre la escasez de recursos públicos, que deberían de ser complementados con la participación activa y entusiasta de todos para la concreción de obras y servicios demandados, porque el respaldo del pueblo era un factor decisivo para tal fin; priorizando siempre la modesta obra pública comunitaria de fuerte impacto social. De ahí que adoptó una política de puertas abiertas, de transparencia y de diálogo. Consciente de que, como siempre, “han sido los humildes, los que nada tienen que ofrecer excepto su generosidad sin límites, quienes han acudido a nuestro llamado, trabajando más y produciendo más, para reducir los términos de la crisis que circunstancialmente nos golpea”.

En ese mensaje político, ACD, citaba como ejemplos a seguir los esfuerzos de las mujeres de Azoyú, Costa Chica; para desarrollar su crianza de puercos; al pueblo de Chichihualco por su esfuerzo comunitario para introducir agua entubada a la población; los esfuerzos de la Colonia Obrera en Chilpancingo, por su tesón de procurarse los servicios públicos municipales indispensables. Los mencionaba como emblemas de la excepcional reserva humana de Guerrero; es por eso que veía con optimismo el futuro de nuestra entidad. En el entendido que “las cosas materiales se devalúan y deterioran, pero nunca los seres humanos de espíritu, mucho menos los que aman su patria chica”. Para ACD fueron tiempos difíciles, pero de ningún modo insuperables; con entereza de ánimo, honestidad y con trabajo productivo, aseguraba que se podría darle la cara al porvenir.

La crisis, decía ACD, pone a prueba nuestra capacidad y nuestra voluntad, nuestra inteligencia y nuestro esfuerzo laboral, para gobernar los acontecimientos, no para ser víctima de ellos; para salir al paso de los obstáculos, y buscar cómo franquearlos, no para sumirnos en la incertidumbre, zozobra y temor. “¡Porque no es el pueblo el que se equivoca! ¡No son las Instituciones las que cometen errores, ni es nuestro sistema político el que suele contradecir nuestros objetivos! ¡Señores, seamos sinceros y reconozcamos que somos nosotros, los hombres y mujeres del quehacer público cuando no somos capaces de traducir en soluciones las necesidades populares, o cuando nos desviamos en los principios ideológicos que decimos tener!”

Corolario: Para hacer hoy en día una convocatoria pública similar a la que hizo ACD al pueblo guerrerense, se requiere que nuestros gobernantes (estatal y municipales), los titulares de los poderes establecidos (Ejecutivo, Legislativo y Judicial), los altos funcionarios públicos (del estado, los municipales y los delegados federales), tengan la suficiente autoridad moral, honestidad, laboriosidad y altura de miras, para guardar congruencia entre el ser, el decir y el hacer; en forma conjunta y estrecha con la ciudadanía activa. Virtudes que no poseemos en buena cuantía, lamentablemente. ¿O no?

porelrescate@outlook.com

 

 

 

 

viernes, 8 de septiembre de 2023

Neo porfirismo. Hoy como ayer. (2)

 Héctor Manuel Popoca Boone.

Más que enfrentarse a un ejército, es preferible sobornar a sus generales. El jefe es el jefe; hasta que deja de serlo.

Doy continuidad a la exposición de párrafos seleccionados del libro de AMLO cuyo título es similar al de éste artículo: “Porfirio Díaz expresa que el asunto para él (el de gobernar) no era de legalidad, sino de fuerza y ésta fue, desde el inicio su verdadera convicción, …el Diario Oficial, que reproducía con estilo el pensamiento de Díaz, descalificaba a la oposición lerdista con la máxima, según la cual, “desde que el mundo es mundo, (la victoria) ha sido decidida por la fuerza”, porque sin el poder militar, las convicciones, la perseverancia y la abnegación de los opositores no pasarían de ser “…virtudes muy relevantes, pero perfectamente inútiles”. Este pensamiento no solo se convirtió en la razón de ser más íntima del Porfiriato, sino que continuó siendo, hasta la actualidad (2014) el criterio básico del quehacer político de los hombres de poder en México. (p.23).

Ante el salvaje episodio (“mátalos en caliente”) …obligó al gobierno a iniciar una investigación, pero sin voluntad sincera de justicia, solo para salir del paso y, con el tiempo, mantener la impunidad, como se volvió costumbre muy pronto. (p.28)

Porfirio Diaz tenía oficio y sabía del manejo político, pero lo esencial en él era su vocación de mando sin límite. Su mérito fue saber esconder esa autenticidad como pocos, al grado que en el proceso de construcción del poder absoluto que detentó, fue creando una cultura política caracterizada por el disimulo. (p.29)

…sabía que no podía gobernar con la Constitución (de 1857) pero, en vez de reformarla, optó por respetarla en la forma para burlarla en el fondo; así mismo si limitar el sufragio universal, él y su grupo se convierten en los grandes electores. Es decir, acepta el sincero realismo de los intelectuales, cuidando las formas, con el arte del disimulo. (p.33)

José María Vigil, con su sensibilidad y buena pluma, el 16 de octubre de 1878, asegura que Porfirio se proponía gobernar al país según su propio albedrío, al margen de la Constitución. El Parlamento, decía, es ya un nuevo departamento del Ejecutivo y …considera que el Ejecutivo se ha creído el dueño absoluto de la situación, el director exclusivo de la política. Su influencia absorbente se hace sentir en donde quiera y, todos sus esfuerzos se dirigen a nulificar los obstáculos que puedan presentársele, y a hacer preponderar sobre todo sus ideas, sus intereses y aun sus caprichos… pudiera decirse que vivimos bajo un régimen calcado sobre el patrón del zar de Rusia. (p.34-35)

En ese tiempo se inventó la regla no escrita de que tocaba al presidente la designación de diputados federales, senadores, magistrados de la Corte y la postulación del candidato a la presidencia de la República; por su parte, los gobernadores nombraban a diputados locales, jefes políticos y presidentes municipales. El primer ensayo de lo que popularmente se conoce como dedazo, se realiza cuando Porfirio impone a Manuel González como su sucesor. Tiempo después, ésta practica se convertiría en una de las reglas de oro de la política mexicana, con el ceremonial conocido como “el destape”. En esta maniobra, Porfirio mostró sus dotes de político marrullero. Primero guardó silencio, mientras operaba en la sombra; luego, “destapó” a su candidato y lo rodeó de apoyo público prefabricado. (p.43)

En sus primeros cuatro años en el poder, Porfirio había definido los lineamientos básicos de lo que sería su largo mandato y la forma de hacer política para conservar el poder por encima de todo. Ya tenía listo el esquema general de lo que sería el Porfiriato con sus rasgos principales: el recurso de la fuerza para dominar; la simulación como forma de gobierno; el fraude electoral; la centralización del poder; el sometimiento de la prensa. En otras palabras, habría colocado los cimientos que sostendrían el edificio de una dictadura encubierta que imaginó eterna. Actuando en contra de todo lo que había prometido en los planes de la Noria y Tuxtepec para regenerar al país mediante la aplicación del principio de la no reelección. Porfirio, el gran simulador, tenía todo listo para perpetuarse en el poder. Primero con la imposición de un mandatario a modo y luego con la triquiñuela de la paz y el progreso para justificar seis reelecciones presidenciales consecutivas. (p.48)

Y hasta aquí dejo la reseña del libro de AMLO, escrito en 2014; dejando al lector su lectura completa para discernir que tanta similitud guarda su mandato presidencial, con el de Porfirio Díaz.

PD1. Felicito a los que han hecho posible la existencia de radio UAGRO, al haber conseguido su licencia federal de funcionamiento, después de la friolera de ¡40 años de duro trámite burocrático! Larga vida, les deseo, con la libertad de expresión que los caracteriza.

PD2. Haciendo valer su personal decisión inicial, el presidente AMLO ya entregó subliminalmente la presidencia de la República a la candidata seleccionada por él mismo. Como Gobernador Moral de Guerrero y con esta fecha, convoco a todos los mexicanos a que, desde nuestros territorios y trincheras de trabajo, iniciemos un movimiento de rescate de nuestra soberana democracia vulnerada y burlada por el caudillo en el poder.

porelrescate@outlook.com

 

 

viernes, 1 de septiembre de 2023

Neo porfirismo. Hoy como ayer. (1)

 Hector Manuel Popoca Boone.

El título y todos los párrafos contenidos en el presente artículo de opinión, los tomé textualmente del libro (editado en el 2014) de Andrés Manuel López Obrador, presidente de la República, cuando presidía el partido Morena, después de haber participado y perdido, en forma muy cuestionada, dos consecutivas elecciones presidenciales. En ese entonces, estaba como presidente de la República, Enrique Peña Nieto. Para facilitar la localización de los textos, he señalado el número de las páginas, donde, en forma secuencial, se encuentran plasmados en dicho libro. AMLO lo escribió con la finalidad, según manifiesta él, de “conocer el pasado nacional para entender y transformar la compleja y amarga realidad del México de hoy”.

“El porfiriato es el origen del actual régimen. Las prácticas anti democráticas y la política económica de élite y entreguista, que se aplican en nuestro país desde hace 30 años, se le conoce como neoliberalismo; en lo esencial es neo porfirismo.

Hoy como ayer existe una república simulada. Funciona para garantizar la acumulación de las riquezas en unas cuantas manos, sin ocuparse del bienestar general. México es un país sin democracia, con corrupción, desigualdad y opulencia. (p.13)

(Es necesario) cambiar el sistema corrupto y excluyente para establecer una república verdaderamente democrática, como la ensayó Madero, agregando, por nuestra parte, la práctica de la honestidad y la justicia. (p.14)

Desde que tomó por la fuerza el poder, Porfirio Díaz llevaba en mente poseerlo por encima de todo y durante el mayor tiempo posible. …nos dejó como herencia una forma de hacer política que ha sido la causa principal de los males que más de un siglo después aún impiden el progreso de México y la felicidad de su pueblo. El proceso de construcción de su régimen de poder unipersonal y autoritario fue cancelando la posibilidad de crear una república verdaderamente democrática. (p15)

El error de Juárez y Lerdo… fue no construir un sistema político democrático, para que México tomara el camino de la legalidad y del progreso con justicia. Y no del atajo que nos condujo al autoritarismo, la corrupción, a la desigualdad y al atraso. (p.16)

A pesar de todo, en el porfirismo, existía la posibilidad de impulsar el proyecto maderista con el apoyo de las clases medias urbanas. Muchos de sus ciudadanos podían ser considerados ciudadanos ejemplares, auténticos partidarios del sufragio efectivo, del civilismo, de la libertad de expresión, de la polémica y del debate como recursos legítimos para aclarar diferencias; sin duda profesaban respeto a la Constitución y defendían al mismo tiempo, las libertades y el progreso. Había una sociedad madura, de ciudadanos lectores de periódicos. (p.17)

De este modo, con este núcleo de dirigentes, intelectuales y ciudadanos progresistas se podían haber establecido las bases de una república que garantizara, cuando menos, una alternativa en la conducción del gobierno y dejara abierta la posibilidad de crear, poco a poco, las condiciones indispensables -entre ellas el mejoramiento social de las mayorías y, desde luego, el avance educativo- para asentar profundamente los cimientos de la democracia hasta convertirla en un sistema político, en una forma de vida o, como quería Octavio Paz, en un componente habitual de nuestra cultura. (p.17).

Ni Juárez ni Lerdo, por ejemplo, tuvieron jamás la firme determinación de no reelegirse, ni de convertir en ley este principio, lo que habría evitado tantas calamidades. … En el Plan de la Noria, lanzado por Porfirio para derrocar al gobierno de Juárez, la consigna básica se resumía en esta frase: “…que ningún ciudadano se imponga y perpetue en el poder (…) y esta será la última revolución”.

Si Juárez y Lerdo hubiesen comprendido la importancia estratégica de impulsar un proceso para establecer la democracia, habrían hecho posible que México fuese un país con menos desigualdad, a lo mejor sin tantos potentados ni opulencia, con mayor justicia, como ha sucedido en otras partes del mundo, donde optaron por este sistema de gobierno y no padecen de la corrupción ni del oprobio de la pobreza extrema. En el instante que Porfirio Diaz tomó el poder por asalto, se desvaneció la posibilidad de construir un sistema de gobierno fincado en la democracia para buscar el progreso con libertad y justicia. (p.18)

México perdió el rumbo y se empantanó. Cuando esto sucedió, el que fue libertador de Cuba, José Martí, abandonó nuestro país (1876) y con la visión que únicamente los grandes poseen, escribió …” un hombre se declaró por su exclusiva voluntad señor de hombres… y con un poco de luz en la frente, no se puede vivir donde mandan tiranos” …la práctica nefasta se mantiene con sus rasgos más característicos y forma parte de la cultura política dominante. (p.19)”

PD1. Como Gobernador Moral de Guerrero subrayo pronunciamientos de AMLO en su reciente gira por estas tierras: “En Guerrero hay un repunte de la violencia, pero no focos rojos de inseguridad. ¡Vamos muy bien!”. (¡Uf!) “Ya no hay asociación delictuosa de las autoridades con grupos delictivos; los gobiernos anteriores nos dejaron con mucha violencia porque estaban amafiados con la delincuencia. Hoy pintamos nuestra raya”. ¡Bravo! 

PD2. Cambia la estrategia estatal contra la inseguridad pública. Ya no será la improcedente, “abrazos, no balazos”. Ahora combatirán sus causas, en territorios seleccionados por su intensidad delictiva; entre otras, la pobreza y la falta de atención gubernamental que se reviste de corrupción e impunidad. ¡Ver, para creer! 

PD3. Sobre las consignas de AMLO: “No mentir, no robar y no traicionar”; buena parte de los dirigentes y funcionarios públicos de Morena solo las acatan de dientes para afuera. ¿O no? porelrescate@outlook.com