sábado, 27 de enero de 2024

Si vas al hospital del ISSSTE; ¡te moriste!

 Héctor Manuel Popoca Boone.

Algo está podrido en Dinamarca. Hamlet (Obra teatral de W. Shakespeare). Para todos los pacientes sufridores internados en nosocomios afuncionales.

Al llegar al hospital del ISSSTE en Chilpancingo a visitar a un buen amigo internado de emergencia desde hace una semana y media, indago por él y me informan que esa mañana lo habían dado de alta. Me trasladé a su domicilio y lo encontré recostado en su cama. ¡Es el horror, de verdad que es el horror! Fue lo primero en exclamarme. Cuéntame tu recién vía crucis le dije, convirtiéndome así en receptáculo de su necesaria catarsis.

Se me abrió la piel en la entrepierna y me botó la hernia que tenía en la ingle que ya padecía de tiempo atrás, me dijo; causándome dolores mayúsculos. Mi esposa me llevó al área de urgencias del hospital del ISSSTE-Chilpancingo para que me atendieran de inmediato y me realizaran la intervención quirúrgica correspondiente. Y ahí empecé a padecer los días y los protocolos de la antesala de la muerte.

Como era diabético, continuó relatándome, los cirujanos necesitaban antes de operarme la autorización de un especialista en diabetes, por lo que me trasladaron primero al área especializada; pero como no había camas disponibles, me retuvieron en la terrífica sala de espera del área urgencias del nosocomio, atento a que existiera disponibilidad de cama en el área de nefrología; en medio de mis intensos dolores, producto del tratamiento suspendido de mi diabetes y en medio de un concierto de gemidos de dolor de otros muchos pacientes que estaban arribando desde Acapulco, ya que el huracán OTIS dañó significativamente el hospital del puerto turístico.

Con la ayuda de las enfermeras, realizaba mis necesarias diálisis cotidianas, sin contar con las medicinas, medicamentos y consumibles médicos indispensables: ¡en el hospital no tenían catéteres, jeringas, termómetros, etc.! Por lo que mi esposa se veía en la necesidad de salir corriendo a comprarlos a la farmacia más cercana y así mantener limpieza de mi torrente sanguíneo.

Continuo su narrativa y quedé estupefacto cuando me platicó que, después de tres días de espera abatido en una cama, lo trasladaron al área de nefrología donde previa revisión médica lo pasarían al área de cirugía para efectuar la operación de la hernia. Dicha autorización debía venir firmada por el director del área de nefrología, pero este personaje todopoderoso ¡estaba de vacaciones sin delegar en nadie tal facultad!

Esa era la razón por la que el procedimiento médico a seguir quedó interrumpido durante esos días, añadió: no me dieron alimento alguno, más que las gelatinas que compraba mi mujer en la tienda más cercana y, por supuesto, bebía agua gracias a la compra externa de recipientes del imprescindible líquido vital. Para ese entonces, yo ya había perdido la conciencia y empezaba a delirar por la interrupción abrupta de mi tratamiento de diálisis.

Por fin, al cuarto día, me comentó que el irresponsable doctor, director del área, regresó de sus vacaciones. Me auscultó personalmente y me dijo con voz autoritaria que no necesitaba cambiarme a hemodiálisis para operarme, por lo que quito el catéter que ya había sido instalado en mi cuerpo y dictaminó que se intensificaran las simples diálisis diarias durante quince días más, remitiéndome a mi casa.

Mis delirios ya eran frenéticos, rayando la categoría de premortales, me afirmó. A las 24 horas ya estaba de regreso en el sanatorio. A mi familia se le acababa el dinero en la compra de medicamentos y otros objetos instrumentales y consumibles que no eran suministrados por hospital al que no lo surtía la “Super Farmacia Nacional” que el presidente de la república había inaugurado recién, para que no faltaran en ninguna parte del país. ¡Uf!

Después supimos que a los familiares de los pacientes diabéticos derechohabientes del ISSSTE en Chilpancingo, el director de nefrología, los hacía entrar en desesperación aguda para que solicitaran el traslado de su enfermo a un sanatorio particular especializado del cual él era el dueño y como funcionario médico era el único facultado para autorizar la transferencia de pacientes subrogados. ¡Negocio redondo del chilpancingueño doctor “Mengele”, exclamó mi amigo! Desde mi llegada inicial al área de urgencias ya habían pasado de seis a siete días y ningún doctor de ninguna área autorizaba que entrara a quirófano. Me veían con unos ojos en donde descifraba sus posibles funestos pronósticos: “Te vas a morir”.

No fue sino hasta que un médico cirujano, al que yo llamo “mi salvador”, al margen de los procedimientos médicos kafkiano-mortales que de ordinario practican en ese nosocomio, supo de mi caso y aplicando su soberana ética e independencia profesional y sin temor a represalias burocráticas, accedió a operarme de inmediato bajo su responsabilidad personal, ya que las otras áreas médicas que tenían que ver mi caso, les importaba un bledo y semi mafiosamente (actuando siempre en equipo cómplice, para eludir responsabilidades individuales) habían determinado que era un ser humano “no apto para vida”, es decir, era “un expediente y/o número” desechable, al que no valía la pena invertir tiempo, recursos y esfuerzos. ¡Doble Uf!

Mi amigo sigue vivo para contar esta dramática vivencia, al interior de un hospital del horror para el paciente y de terror para los familiares del derechohabiente convaleciente. Su narrativa vino a confirmarme lo que ya, desde hace tres décadas, me señalaba un ex trabajador administrativo del hospital de marras: a saber:

 

1). Los radiólogos tiran el líquido revelador (que es muy caro), para que envíen el servicio subrogado a un centro radiológico particular; moche de por medio. 2). Cuando algún director quiere poner orden entre los médicos, de inmediato acuden al sindicato, que está coludido con los funcionarios de la delegación estatal; actuando en favor de los doctores negligentes. 3). El servicio médico está en el peor nivel, los doctores ya no auscultan a los pacientes, los colocan a tres metros de ellos y desde ahí, hacen su diagnóstico, es decir, a “ojo de buen cubero”. 4). Los pacientes externos acuden a cita médica solo para obtener la receta médica y los correspondientes medicamentos, pero se topan en el área de farmacia, previa fila de atención que dura más de una hora, con que les digan que por el momento “no hay”. 5). En fin, hay infinidad de fallas y faltantes en las áreas de cocina, almacén, ambulancias, en los instrumentos y consumibles para sanitizar, en el diésel para encender las calderas, en el indispensable oxígeno, en los combustibles para los vehículos y en el área de la lavandería, áreas en donde sigue vigente el sistema: “Corrupción e Impunidad. S.A. de C.V”

 

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viernes, 19 de enero de 2024

Radiografía de Chilpancingo. (1)

 Héctor Manuel Popoca Boone.

Para Carlos Rojas Gutiérrez, entrañable amistad de congruencias cuando los funcionarios públicos servíamos al pueblo, sin importarnos puesto o dinero.

 

Tuvo a bien mi amigo, Eladio Hernández, ex delegado del INEGI en Guerrero, proporcionarme una serie de estadísticas oficiales federales que dan sustento al presente análisis de caso; haciendo la aclaración que la interpretación de estas, es de mi responsabilidad personal.

El municipio de Chilpancingo, con una tasa de crecimiento promedio anual poblacional de 3.6 por ciento en 1990, disminuyó a una tasa de 1.6 en el 2020; siendo la población municipal de 283 354 habitantes; cuya relación es de 110.5 mujeres por cada 100 hombres. Del total de su población, el 80 por ciento se concentra en la ciudad capital, por lo que es un municipio eminentemente urbano y es el segundo con mayor número de habitantes, después de Acapulco.

En materia de servicios públicos, por cuanto a electricidad se refiere, sus residentes están en satisfactoria situación, al contar con ella un 99.4 %. Con agua entubada al interior de su casa se encuentra la mayoría (el 70.0%), en el patio (20 %) y un 10 por ciento es la que no dispone de toma domiciliaria; hay, por tanto, alrededor de una tercera parte sin agua entubada y la red urbana existente, por su antigüedad, presenta frecuentes fugas que requieren de urgentes reparaciones.

Huelga decir que el no pago o el pago con tarifas reducidas, son causa que mantiene en permanente déficit financiero al organismo público operador de este servicio, por lo que el negocio de su distribución a través de pipas tiene buena rentabilidad económica y política. Agréguele a lo anterior, la existencia histórica de la carencia de tipo estacional del vital líquido, al no disponer de mayores fuentes de abastecimiento.

En cuanto al drenaje, el 84 por ciento de los residentes están conectados a la red pública; 9 % a una fosa séptica; 5 % a descarga directa o barranco y el restante 2% no tiene lugar para el desalojo. Para ser la capital del Estado es deplorable tener esos indicadores en los servicios de agua entubada y drenaje.

Ante esto y en concreto sobre los problemas de aguas limpias y de las residuales, ¿qué propondrán como soluciones específicas, viables y posibles, los futuros aspirantes a la presidencia municipal en sus próximas y respectivas campañas electorales? ¿Cuántos recursos económicos destinarán para lograrlo? y ¿cuál será el proceso de saneamiento funcional del organismo operador? ¿O acaso serán omisos como sus antecesores?

Por lo que se refiere a la movilidad urbana, solo el 35 por ciento de personas mayores de 18 años cuenta con auto propio, el resto usa el servicio público de transporte integrado por “urvans” y taxis que, en las horas de entrada y salida de escuelas y centros de trabajo, acusan saturación; volviendo crítica la fluidez en la movilidad social; sobre todo por ser una ciudad donde casi a diario hay plantones de ciudadanos con toda clase de inconformidades, que obstruyen calles y avenidas demandando atención a sus múltiples pedimentos no atendidos por las diversas oficinas públicas municipales, estatales y federales. La racional expansión de la mancha urbana prácticamente ha quedado agotada por estar la ciudad de Chilpancingo ubicada en una gran cañada con altas laderas totalmente fraccionadas con propósitos inmobiliarios inescrupulosos, muchos de ellos con documentación irregular. Demanda constante en las colonias populares es la pavimentación o bacheo de calles.

Por otro lado, poco más de la mitad de la población residente (57 %) cuenta con Internet en su casa y solo el 41 por ciento tiene computadora de mesa u ordenador portátil. En contraste, el 90 por ciento cuenta con teléfono celular y el 39 % tiene línea fija de teléfono domiciliado.

¿Qué hará el próximo presidente municipal, en lo específico, para contar con un desarrollo urbano menos anárquico, más planificado y sustentable; mejorando a la vez la vialidad y la movilidad urbana? Esperemos que las propuestas específicas que ofertaran l@s posibles candidat@s a alcaldes sean realistas y apegadas a una legalidad, fortalecida y acatada por toda la ciudadanía y gobernantes. (Continuara)

PD. Para el análisis de caso de la seguridad pública en Chilpancingo, recomiendo la lectura del reportaje de Juan Luis Altamirano Uruñuela sobre la última encuesta nacional del INEGI realizada en el cuarto trimestre del 2023. (El Sur/19 enero /2024/ pg. 2) ¡Sálvese quien pueda!

porelrescate@outlook.com

viernes, 12 de enero de 2024

Lo que podría sucederle a Chilpancingo

 Héctor Manuel Popoca Boone.

En plática de inicio de año con algunos amigos, hacíamos vaticinios que pueden presentarse en la ciudad capital del estado, en un futuro cercano. Por principio de cuentas, estuvimos en igual sintonía sobre lo imperativo de “no normalizar” nuestra vida cotidiana a las circunstancias adversas que hoy en día se presentan y desde tiempo atrás, en los temas de homicidios, secuestros, extorsiones, latrocinios e impunidad imperantes en este municipio y alrededores. Como pueblo agachado seguiremos cubriendo con un manto de abnegación y sometimiento ciudadano perenne, a una impunidad fuerte, delictiva y expansiva, propiciadora de todo tipo de delitos, que han contado siempre con la venia paralizante de la mayoría de las instituciones de seguridad pública que operan en el municipio a pesar de que es sede-cuartel de una de las dos zonas militares que existen en Guerrero.

También reflexionamos sobre la necesidad de vernos en el espejo de lo acaecido en el puerto turístico de Acapulco, inmediatamente después del paso del Huracán OTIS. O sea, el total saqueo popular, impresionante y masivo, de casi todos los haberes de los negocios establecidos en la principal avenida costera del puerto y otras calles circunvecinas. Fue una acumulada bomba de tiempo que explotó cuando se dieron las condiciones propicias.

Circunstancias explicables solamente en una ciudad cuya desigualdad social es brutal; y donde la mayoría de la población vive históricamente en pobreza permanente, al igual que otras muchas ciudades de Guerrero. De tal magnitud fue el vandalismo social para apropiarse de lo ajeno, que dejó pasmadas a las autoridades de los tres niveles de gobierno, además del profundo impacto a la opinión pública nacional e internacional. Repito: las fuerzas institucionales para hacer respetar la ley y el orden cívico brillaron por su ausencia; de ahí que hubo libertad total para que se realizara el bandidaje con total impunidad.

Las posibilidades de que esta forma de rapiña colectiva pudiera cundir en futuros desastres naturales a nivel nacional -que conlleven pérdida masiva de seres humanos y bienes materiales-, movió al gobierno federal a tomar la decisión de establecer, a la brevedad posible, más de veinte cuarteles militares a lo largo y ancho del territorio de Acapulco y Coyuca de Benítez con el objeto de inhibir a la delincuencia, simple y organizada, para que siga asentando, aún más, sus reales, ante un vacío de poder institucional certificado. A la par, se dio prioridad en atender la instrucción presidencial de implementar rápidamente amplios programas de apoyo eventual, de urgencia y cortoplacistas, para una inmensa ciudadanía damnificada, como una respuesta pronta a esa descomunal tragedia social, económica y ambiental.

Con el escuálido aforo de turistas que hubo en la pasada temporada turística, se quebró la columna vertebral económica del principal municipio de Guerrero que tiene en su cabecera municipal, una población, fija y flotante, de alrededor de un millón de habitantes. Su actividad económica se redujo en no menos del 70 por ciento de la que tenía en la temporada de fin de año del 2022; incrementándose abruptamente el desempleo urbano y semiurbano, con la consecuente caída masiva de ingresos económicos en la mayoría de los hogares acapulqueños.

Esto último hará seguramente que la delincuencia empiece su reactivación y prosiga su expansión poco a poco, una vez que se hayan agotado los apoyos eventuales que actualmente se están otorgando; pero, como el pronóstico es que no va a ver mucho dinero que robar, ahora serán los malandros que residen en el puerto turístico de Acapulco los que se trasladen a Chilpancingo a realizar sus fechorías; cuestión abonada de antemano; siendo ya un territorio municipal disputado desde el sexenio pasado, principalmente por dos bandas de “chicos organizados”, muy agresivas. Esa es la razón de la migración que ya están realizando muchas familias chilpancingueñas hacia otros estados del país. El escenario esbozado es pues, de pronóstico reservado.

El tema esbozado surgió como referencia al fenómeno de la movilización post OTIS de una parte de la población acapulqueña a la ciudad de Chilpancingo, para comprar agua, víveres, mercancías y combustible para vehículos, en los diversos establecimientos de conveniencia; saturando además la hospedería y el comercio local. Ojalá estemos equivocados, pero el panorama pesimista es que dentro de un corto plazo le tocara a la delincuencia porteña trasladarse a Chilpancingo, por no haber cosecha monetaria que levantar en el centro turístico referido. (Continuará)

porelrescate@outlook.com

 

viernes, 5 de enero de 2024

Afrontar; no festinar en demasía.

 

Hector Manuel Popoca Boone.

Como todos sabemos, a finales del año del 2023, Guerrero tuvo una fuerte debacle en su primordial actividad económica que es el turismo, en su principal centro generador de ingresos monetarios por esos servicios, localizado en la ciudad y puerto de Acapulco, a consecuencia de los graves estragos físicos y económicos ocasionados por el Huracán OTIS.

Analicemos las preliminares cifras oficiales estatales (las municipales distan a la alza). Antes del meteoro había 23,199 habitaciones hoteleras disponibles en Acapulco; después del evento del desastre, quedaron útiles para ocuparse: 4,534; y realmente se ocuparon: 3,967. O sea, hubo ocupación de un 17.1 por ciento de la disponibilidad que se tenía antes del huracán OTIS (El Sur, 3/enero/24). La caída en la ocupación hotelera en esta temporada, representó un derrumbe de casi las tres cuartas partes del aforo turístico obtenido hace un año que fue de 546 mil turistas. Esto representa una catástrofe turística estacional para el municipio de Acapulco; puesto que la derrama económica estimada representó un total de 225 millones de pesos, en comparación a inicios de enero del 2023 donde fue de 4 mil 420 millones de pesos aproximadamente.

Derrama económica insuficiente para sostener a Acapulco -en el que residen más de 850 mil habitantes- mientras llega la segunda temporada turística importante del año, que es Semana Santa. Máxime si se carece de un proyecto integral y un proceso vigoroso de rehabilitación social, urbano y ambiental; que debe contener una orientación común clara: elevar la calidad de vida de la mayoría de los acapulqueños en todos los aspectos y de los servicios que prestan. Rehabilitar con antiguos moldes deformadores sería un contrasentido histórico.

La reconstrucción está en la incertidumbre total, dada la multimillonaria inversión pública y privada requeridas, las cuales no han sido formalizadas y aseguradas para iniciar su aplicación de inmediato, a partir de este año y subsecuentes. Cabe resaltar que ya hay una propuesta de la presidencia municipal de Acapulco, por un monto inicial de 15 mil millones de pesos, para infraestructura básica urbana y servicios públicos municipales, nada más.

Hasta ahora, recursos económicos federales, estatales y municipales, no los hay explícitos para el 2024. En los Decretos de Presupuestos de Gasto para el año 2024, (aprobados por el Congreso de la Unión, la Cámara de Diputados local y el cabildo respectivo) no figura ninguna partida presupuestal especial para tales apremios. Y mientras los recursos públicos no vayan por delante para su aplicación, la necesaria inversión privada complementaria se realizará muy lentamente. Demorándose así la generación inmediata de decenas de miles de empleos, formales e informales, perdidos completamente y que giraban en torno a la actividad turística.

Es de reconocerse el enorme esfuerzo dadivoso, útil y necesario, de emergencia, en apoyo a las familias damnificadas urbanas y rurales; así como de los programas inaplazables de electrificación, limpieza urbana, reparación de vivienda, vialidad y de seguridad pública. Es hora de iniciar con la elaboración de proyectos de reconstrucción de mediano plazo, viables, sustentables y trascendentes.

Mientras tanto, esperemos, “con el Jesús en la boca”, que no se desborde en Acapulco la delincuencia simple y organizada; haciendo de las suyas. No en balde el Ejército recién anuncio el establecimiento de una veintena de cuarteles de la Guardia Nacional estratégicamente distribuidos en los territorios de los municipios de Acapulco y Coyuca de Benítez. En los hechos, las fuerzas armadas han tomado en sus manos la delicada y vital cuestión de la seguridad pública de los dos municipios; desplazando a la policía estatal y a las municipales respectivas, por estar infiltradas.

PD1. Como Gobernador Moral de Guerrero sostengo que solo con la verdad tendremos la fortaleza, certeza y presencia social efectiva, para resolver los problemas de la colectividad acapulqueña. Con la demagogia, como instrumento de gobierno y el engaño foto publicitario, solo conseguiremos más frustración, incredulidad e irritación social.

PD2. ¿Acaso la Gobernadora Constitucional de Guerrero desea seguir disfrutando, familiarmente, la mansión fifí de Acapulco para los gobernadores, por tercer año consecutivo? ¿No la va a vender? La autoridad moral que otorgan los ciudadanos a los gobernantes no se da por decreto, se conquista cotidianamente. “Primero los pobres”.

porelrescate@outlook.com