jueves, 28 de marzo de 2024

Desafane presidencial

 

Héctor Manuel Popoca Boone.

 

La recién aprobada, Ley General de Protección Civil (LGPC), parte de una plataforma ficticia para su observancia y vigencia. Considera que la geografía y la climatología en todo el territorio nacional es homogénea. No es así; predomina lo heterogéneo y pretender dar trato de iguales a desiguales profundizara la desigualdad existente. No todas las entidades federativas tienen el mismo grado de riesgo y vulnerabilidad. Además, “No importa solamente la intensidad del fenómeno natural para generar daños en la sociedad, sino que el total de daños también se refiere a los contextos de vulnerabilidad que una sociedad por sí misma genera o provoca en el transcurso del tiempo” *

A iniciativa del Presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, los diputados federales de Morena y otros aprobaron la nueva LGPC que regirá en México y que perjudica seriamente al estado de Guerrero -entre otras entidades federativas-; en virtud de que se traslada directamente y en un primer momento, la responsabilidad de atender los desastres naturales a los gobiernos estatales y municipales donde acontecen los eventos; desprendiéndose de tal responsabilidad el gobierno federal, no obstante que es el nivel de gobierno que recauda la mayor cantidad de impuestos en todo el país. Es una injusticia anti federalista grande. Estas tierras del sur se caracterizan por estar ubicadas geográficamente en latitudes donde se presentan con mayor intensidad y frecuencia tales eventos catastróficos. Recordemos que geológicamente somos vecinos de la “Falla de San Andrés”.

En Guerrero se presenta uno o más meteoros climatológicos (mar de fondo por el cambio climático, por ejemplo), hidrológicos (huracanes, tormentas tropicales, desborde de ríos, estiajes prolongados), eventos sísmicos (terremotos de diverso grado y naturaleza). Todos ellos, las más de las veces devastadores; ocasionando pérdida de vidas humanas, viviendas, centros de trabajo, destrucción ecológica, infraestructura urbana, cosechas siniestradas, incendios forestales, vías de comunicación terrestre truncadas, derrumbe de puentes y, en general, la semi paralización de la actividad educativa, económica y social de pueblos y ciudades. No solo son desastres naturales, son desastres convergentes.

La estadística histórica indica que Guerrero es un estado de alto riesgo en materia de siniestros y catástrofes. Al mismo tiempo es un estado muy vulnerable por cuanto a su orografía abrupta, sempiterna escases de recursos económicos; de infraestructura y equipamiento para enfrentarlos y defender la vida de la población la cual es en su mayoría, pobre.

Es un hecho que el Gobierno del Estado de Guerrero no recaba suficientes contribuciones económicas para enfrentar, junto con los municipios, desproporcionado cometido. Sus montos fiscales son inferiores en relación a otros estados de la nación que gozan de un crecimiento económico más vigoroso. Eso conlleva a tener recurrentemente un déficit anual en las finanzas públicas estatales y municipales las cuales dependen en más de 98 por ciento de las transferencias de recursos federales; bien sea como participaciones o aportaciones federales. La LGPC recién aprobada, nos deja en una indefensión mayúscula y de gran espectro, puesto que tampoco tenemos la cuantía de recursos económicos para pagar aseguramientos de esa naturaleza.

Los costos humanos, materiales, económicos, sociales y de hábitats que causan los desastres naturales y “antrópicos” son enormes. Como datos ilustrativos consigno lo siguiente: El huracán Pauline (1997) ocasionó pérdidas por 448 millones de dólares. La tormenta tropical Manuel, en el año de 2013, provocó pérdidas estimadas en 2,270 millones de dólares*. La empresa internacional de análisis de riesgos, Enki Research, proporciona un cálculo primario de las pérdidas económicas causadas por el huracán Otis (2023) en alrededor de 15 000 millones de dólares.

Ya de por sí, cuando el gobierno federal tenía el deber y la primera responsabilidad de afrontar los desastres naturales que se presentaran en cualquier parte del territorio nacional, su histórico burocratismo, congénito a un centralismo de facto, nos provocaba angustia y desesperación porque no llegaban las ayudas y los apoyos a tiempo ni en la cantidad suficiente, para salvar vidas y bienes con oportunidad. En cambio, desde ahora el gobierno federal actuara tan solo como coadyuvante -si es que así lo decide- y lo hará con mucho mayor lentitud que, seguro estoy, rayará en mucha irresponsabilidad gubernamental. Al tiempo.

*Rodríguez Esteves, J. M. (2017). Los desastres recurrentes en México: El huracán Pauline y la tormenta Manuel en Acapulco.

porelrescate@outlook.com

 

viernes, 22 de marzo de 2024

El nudo gordiano

 Héctor Manuel Popoca Boone.

Actualmente la expresión popular nudo gordiano se refiere a una dificultad (s) que no se puede resolver. A un obstáculo (s) difícil (es) de salvar, dar solución y buen desenlace; en especial, cuando estas cuestiones solo admiten soluciones de fondo que remuevan las causas que dieron origen a los graves problemas.

"Cortar el nudo gordiano" significa resolver tajantemente y sin contemplaciones un problema ya que, descubriendo y atendiendo la esencia del problema, podremos develar todas sus implicaciones y ramificaciones, así como los protagonistas y responsables directos o indirectos; sobre todo cuando la naturaleza de la problemática es social. El nudo gordiano también está relacionado con la solución urgente y perentoria de problemas que podrían empeorar ante el paso del tiempo. En otras palabras, antes de que empeoren y la “bomba estalle”.

El meollo del “nudo gordiano” en Guerrero es que carecemos de una buena conducción gubernamental que articule y de cause a toda la estructura gubernamental, como un todo, con propósitos claros y definidos de mejoría social; y no quedarse a medrar con la sola palabrería de un gobierno que se antoja tricéfalo, anárquico y que lo llevan de la mano como el que actualmente tenemos, cuyos protagonistas principales son: Obrador-Félix-Evelyn.

Requerimos actuar con orden y con norma, en todos los aspectos político-institucionales, jurídicos, sociales y económicos de Guerrero. Si no tenemos una directriz y rumbo definido no podremos avanzar; y estas deben estar enmarcadas en la legalidad y en la pulcritud. Si no se respetan las leyes por todos, al rato nadie las acatará y cundirán las corrupciones e impunidades de todo tipo; ya que todos sabemos que nadie persigue esos delitos en estas tierras. Necesitamos justicia social y más justicia efectiva factual, no postergadas ni simuladas.

Necesitamos verdadera paz, creativa y productiva en un ambiente de libertad y seguridad, social y privada. Sin ser coaccionados ilegítimamente por cuanto, a nuestra libertad de acción, pensar y expresar se refiere, sin amenazas de extorsión alguna. Sin temor ni terror socializado.

Necesitamos que paren la violencia, los homicidios, los secuestros, las extorciones, etc. No queremos que haya un cuarto y poderoso poder de facto que nos gobierne tal y como lo hace actualmente la delincuencia organizada, dominante ya en las tres cuartas partes del territorio guerrerense teniendo domeñada a la mayoría de la clase política sureña y subordinados a la mayoría de los integrantes de los otros tres poderes constitucionalmente establecidos.

No estamos en quiebra en las finanzas públicas porque el gobierno federal nos solventa en un 98 por ciento nuestros déficits financieros. La banca privada nos considera una entidad federativa insolvente y tenemos deudas y rezagos de pagos al interior de la administración pública, que afloran recurrentemente y movilizan a los trabajadores públicos y pensionistas por la falta de atención a sus demandas económicas; desquiciando la libre movilidad de tráfico vial y para hacer trámites en las principales ciudades. El gasto planificado de las finanzas públicas está hecho un desastre incrementado y generalizado.

Lo dicho anteriormente, explican los colapsos que hoy afloran en seis cuestiones de gobierno en los sectores de la educación, salud, seguridad pública y sana administración pública, honestidad y transparencia. Mención aparte es el notorio poderío de las bandas de narcotraficantes y todos sus negocios ilícitos y turbios en Guerrero, así como el grado de infiltración que gozan tanto en los tres niveles de gobierno actuantes en el estado; así como con sus amanuenses en el poder legislativo y judicial local; incluyendo también el tácito apoyo de sectores de empresarios inescrupulosos y determinadas áreas de las fuerzas armadas acantonadas en estas tierras del sur.

Requerimos con urgencia un gobernante y un equipo de trabajo gubernamental honesto, capaz, eficiente, laborioso, y principalmente, honesto. Que no se entregue al bandidaje o al encubrimiento de delitos. Basta de simulación, ineptitud, hipocresía y demagogia. Desgraciadamente no veo ese perfil de gobernante y funcionarios que, junto con el pueblo, desaten este difícil y complejo nudo gordiano. No lo oteo en ninguno de los partidos políticos y sus dirigentes, que tal parece que solo ven por sus conveniencias mafiosas y por sus corruptelas de enriquecimiento personal en lo inmediato.

Guardando las formalidades del caso, quien depuso al secretario de seguridad pública estatal, a la fiscal general estatal y al secretario estatal de gobierno fue AMLO, que en los dos primeros casos fue él quien los designó. De tal hecho deviene la actual gran crisis institucional que nos embarga. De la que puede deducirse el fracaso de actuación de un gabinete de tómbola donde ha privado más la lealtad bufonesca que la necesaria eficiencia gubernamental. ¡Sálvese quien pueda!

porelrescate@outlook.com

 

 

viernes, 15 de marzo de 2024

Abuso de autoridad.

 

Héctor Manuel Popoca Boone.

Prolegómeno: La filósofa francesa Simone Weil en 1943 definía a los partidos políticos “como unos organismos pública y oficialmente constituidos para matar en las almas el sentido de la verdad y de la justicia…; una vez que las autoridades han decidido que las vidas de ciertas personas carecen de valor, nada es tan natural como matar. Tan pronto como saben que pueden asesinar sin temor a represalias, empiezan a hacerlo, o al menos, animan a los asesinos con sonrisas de aprobación.”

Una autoridad que no reconoce límites en su responsabilidad conferida, suele cometer abusos mientras detenta el poder institucional; permaneciendo impune la mayor parte del tiempo. El abuso de autoridad es propio de regímenes gubernativos de corte autoritario y autocrático, que desdeñan ordenamientos democráticos legales previamente establecidos -con mucha legitimidad- para cumplir con el deber de cuidar al pueblo, a sus bienes, al territorio que habitan y a la autonomía y soberanía del país.

Insisto: la propensión al abuso de autoridad se da cuando existe impunidad en el actuar; aprovechándose de la fuerza institucional detentada como el poder que previamente fue concedido o arrebatado. Esta extralimitación es casi consustancial cuando se aplica de manera unipersonal en forma despótica y dictatorialmente. Sin contrapeso alguno y al margen de cualquier acotamiento jurídico establecido; su ejercicio es ajeno a la genuina voluntad ciudadana de llevar una vida en común con paz, justicia, igualdad, equidad, libertad y bienestar. Este tipo de régimen gubernamental contraviene y es opuesto a la vigencia de todos los derechos humanos que la misma humanidad ha forjado socialmente a lo largo de la historia universal.

Así pues, los abusos de autoridad son conductas propias de dictadores, monarcas, tiranos y autócratas, usados cuando consideran al pueblo como una masa una domesticada o domesticable; la cual tiene prohibido rebelarse a los dictámenes y decretos verticales de estos malos gobernantes.

Sobre todo, en el discernimiento de lo qué es bueno o malo; sobre quién es adversario o el aliado; en determinado colectivo social; y aún más, tampoco le permite la libertad de expresión y reflexión sobre las posibles repercusiones, positivas o negativas en las políticas públicas gubernamentales implementadas o a instrumentarse.

De oponérsele alguien al autócrata autoritario, sobreviene su denostación, la injuria, el calificativo (que minimiza y confronta), el anatema y la ubicación que surge de lo sectario y de lo dogmático, casi siempre en forma escarnecedora, pretendiendo la nulificación del oponente. Eso nos retrotrae a los tiempos históricos más sombríos (en todos los aspectos) de la convivencia humana, individual y colectiva.

El abuso de autoridad también tiene su génesis y razón de ser en la conservación y expansión del poder por unos cuantos dominadores bucaneros, sempiternos del dinero y de la posesión o control de la riqueza, natural o material, que le pertenece a una colectividad, en un territorio determinado. Se presenta y representa en micro conductas o en macro conductas institucionales que han puesto a punto la extinción total, de grandes o pequeños grupos de la raza humana (en nuestro caso indígenas) a lo largo de los últimos siglos.

El abuso de autoridad es exponencial y expansivo en un régimen presidencial como el nuestro, que aparenta ser democrático, pero en la realidad es autoritario en la concreción de su propio parecer; simulando a la par ser el gran concertador y concentrador de la voluntad popular. En el fondo, hoy están ensoberbecidos con el poder democráticamente obtenido y quieren retenerlo para darle continuidad en la persona convertida en su alter ego.

Poniéndole a su disposición una estructura institucional cuasi monolítica; un sistema de subordinación a través de la corrupción, de las pensiones sociales, privilegios, concesiones y prebendas. Tanto en el andamiaje militar, como en el nacional jurídico y en el nacional legislativo del país. Los abusadores transformadores pretenden el advenimiento de un “humanismo mexicano-obradorista” moldeado y moteado de ilegalidad y delincuencia criminal. “La opinión se forja y se manipula, al estar ya la buena fama y la infamia igualadas. (Hannah Arendt).”

El criminal abuso de autoridad, recién concretado en el asesinato, a sangre fría, de un joven por un policía y encubierto, en un primer momento, por las más altas autoridades de Guerrero y del país, representa la gota de agua envilecida que se desborda de un embalse deshumanizado; pletórico de violencias y homicidios impunes, que reflejan, cotidianamente, el rostro de autoridades locales anárquicas, incompetentes y “valemadristas”, que nos desgobiernan y conducen a la vez a un insondable abismo, donde impera el crimen organizado que ya infiltró las fuerzas armadas y a todo el cuerpo del Estado mexicano. No solo en Guerrero, aun cuando aquí está agudizada y concentrada buena parte de esta crisis institucional.

Tenemos un gobierno desastroso producto de estar gobernados por un partido-Estado, disque transformador pero que asegura su dominio mediante la falsa palabrería, la demagogia populachera, bajo la égida incondicional y titeretada por dos fuertes politicastros -uno paternal y el otro nacional- que ingratamente le han dado al pueblo de Guerrero, como máximo acto de gobierno, un gabinete gubernamental producto de una “tómbola”.

Epílogo, le sugiero a la gobernadora constitucional de Guerrero y a su papá incomodo, el senador, Félix Salgado Macedonio, pedir licencias a sus responsabilidades gubernamentales respectivas, por los dichos y conductas culposas públicas, que han proferido y realizado, a la vista de todos, sobre este artero asesinato de un joven guerrerense. Como Gobernador Moral del Estado lo solicito en forma encarecida por el bien de un Guerrero que está hambriento de justicia, paz, libertad y bienestar social.

porelrescate@outlook.com

 

viernes, 1 de marzo de 2024

Economía poco sustentable.

 

Héctor Manuel Popoca Boone.

 

México cuenta con una economía poco sustentable, es decir, está sujeta a cambios inesperados por no tener todas sus variables macroeconómicas bajo solidez prudente, que le den buen sostenimiento ante los avatares que se le presenten ya sea por causas externas (vaivenes de la economía mundial, guerras y desastres naturales) o por causas internas (dispendios, conflictos sociales y crisis).

 

De acuerdo a un estudio de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), mencionado por el finado y reputado economista Carlos Manuel Ursúa Macías, en su ensayo (Revista Nexos, diciembre del 2023), el crecimiento económico mexicano en los seis últimos años ha sido magro. Nos mantenemos con la misma capacidad de generar la riqueza material que generábamos en 2018, con una población en crecimiento con relevantes rezagos socio económicos y con las depreciaciones naturales que trae el tiempo en los bienes de capital que requieren de manera ingente renovación en la inversión y en la planta productiva nacional de bienes y mercancías, para que la producción sea superior al consumo nacional, y, además, tener una tasa de crecimiento económico anual mayor, para así producir los bienes y mercancías que satisfagan las siempre crecientes demandas sociales.

 

Si a la economía nacional le agregamos el pago de la deuda externa y la inflación que nos carcome, la resultante es que nuestra capacidad de sostenimiento de nuestra población a mediano plazo queda mermada. Entraremos en una atonía o estancamiento económico sempiterno. Lo bueno sucedido en este sexenio presidencial fue que parte del ingreso nacional ya se distribuye entre la mayoría de la población pobre; puesto que era en la clase social de la gran empresa privada donde se quedaba gran proporción de él; regateando incluso el pago al gobierno federal de los respectivos impuestos. ¡Uf!

 

En México, nuestros gastos nacionales son más que nuestros ingresos nacionales, (descontando el ingreso petrolero y las remesas que mandan nuestros paisanos). Incurrimos, por tanto, en un déficit financiero nacional que, si crece descontroladamente, nos puede llevar a una seria crisis económica como la que padecimos en el período del expresidente, Miguel de la Madrid Hurtado (1982-1988). En aquel tiempo nuestra economía casi se nos hizo polvo y tuvieron que pasar varios años para recuperarnos, en medio de mucho desempleo, desinversión, prestamos onerosos, devaluaciones e inflaciones. También el pueblo pagó (sigue pagando) las grandiosas deudas contraídas para salir del hoyo negro en tiempos del ex presidente Ernesto Zedillo (1994-2000).

 

En el caso de tener fuerte déficit financiero y reducidos ingresos nos veremos impelidos a gastar menos e invertir productivamente más, para no caer en un círculo vicioso que nos provoca estancamiento con una mayor pobreza social y desempleo generalizado, con la subsecuente depreciación de nuestra moneda nacional. Para evitarlo a corto plazo, muchas naciones acuden a incrementar sus arcas públicas con mayores deudas nacionales con la banca internacional; con el objeto de obtener los ingentes recursos económicos que les permitan solventar sus compromisos financieros nacionales y externos de carácter ineludible.

 

Pero la banca transnacional que otorga préstamos de este tipo, generalmente a países pobres o en desarrollo, es ducha en esos menesteres. En países cuyos gobernantes no se caracterizan por llevar bien sus finanzas, no les otorgan los préstamos con facilidad, sino que les imponen, cual es su costumbre de prestamistas financieros mundiales, condiciones draconianas que siempre agravan más la situación socioeconómica de los pueblos. Con el Banco Mundial, El Banco Interamericano de Desarrollo, el Fondo Monetario Internacional, entre otros, tenemos amargas experiencias sobre el grado de intervencionismo económico que deja hecha trizas cualquier intento de soberanía nacional económica.

 

El sostener económicamente los programas sociales (dádivas al consumo) que hoy son de obligatoriedad constitucional en México, conlleva en un futuro no lejano a reducir el gasto público y contraer mayor deuda pública externa para subsanar faltantes y canalizar más recursos a gastos de inversión pública que son ralos. Además, no olvidemos que la inversión pública es el detonante de la inversión privada.

 

Hacer crecer la economía con alfileres es riesgoso y no está tan fácil; sobre todo en un mundo económico regido por el mercado capitalista mundial dominado hasta ahora por EUA. De tal manera que una de nuestras posibles salidas hacia adelante es, paradójicamente, incorporarnos a la política neoliberal del “neo-shoring” (cercanía con el gran mercado de consumo final), si no queremos vernos desplazados con la producción de otros países que darían cualquier cosa con tal de estar más próximos a nuestro vecino del norte, en términos de comercio exterior.

 

Es en este contexto del neoliberalismo mundial es donde en términos reales existe viabilidad rentable de mediano plazo para que maduren y se expandan los proyectos económicos estratégicos emblemáticos multiplicadores de inversiones económico-empresariales como El Tren Transístmico e inter costero, la Refinería Olmeca, y, en menor medida, el turístico Tren Maya. (Continuará).

 

PD. Se perdió por sequía el 50 por ciento de la producción nacional de maíz, del principal ciclo agrícola del 2023. Nos veremos forzados a importar buena parte del faltante. El fertilizante gratuito en Guerrero sigue hiper inflado en su entrega. Ni modo.

 

porelrescate@outlook.com