viernes, 21 de octubre de 2011

El ocaso de Acapulco.

Héctor Manuel Popoca Boone.
En números redondos la ciudad de Acapulco (ACA) en el 2010 tenía 673.5 mil habitantes. Para la inmensa mayoría de ellos su sustento económico deriva, directa o indirectamente, de la actividad turística. Actualmente va en picada. No hay empleos, por ende, no hay ingresos familiares. Los meses de septhambre, octhambre y novhambre son los más críticos porque es temporada baja. El empobrecimiento masivo es agudo. El índice de envejecimiento de la población pasó de 20 a 31 en una década.
La tasa de desocupación laboral que hace diez años era de 1.6 ahora es de 4.5; obvio es que los responsables de familia tienen que llevarles de comer a sus hijos. Cuando por las vías lícitas no encuentran como emplearse para conseguirlo, lo hacen por medios ilícitos. ACA está en ciernes de entrar en el señorío del hampa, en todas sus manifestaciones.
El ocaso de ACA viene de atrás. Empezó con el abuso económico al turista y la expoliación, depredación y contaminación realizada a sus bellezas naturales en todos los aspectos. Las mafias de todo tipo, impunemente florecieron por doquier. Se entronizaba Mafiapulco.
Recapacito, no todos fueron responsables; los que nunca han tenido y los despojados también fueron afectados por la voracidad económica insaciable e inacabable. Sigue siendo un puerto de brutales contrastes sociales. Sorprendente es que aún haya 31.3 miles de personas analfabetas mayores de quince años en la ciudad. O que el 20 por ciento de las viviendas no tengan agua entubada, drenaje o energía eléctrica. O que a nivel nacional sea la ciudad con el más alto índice de tuberculosis, que es una enfermedad de la pobreza.
En su época de esplendor, las autoridades brillaban por su desempeño corrupto en contubernio con empresarios inescrupulosos a costa de una expansión urbana anárquica, depravativa y de denigración humana que resultó en bahía deteriorada en todas las dimensiones.
También el crepúsculo de ACA emana del presente: Llegó la maña. Al principio no molestaba al pueblo con su “otro negocio”. Es más, dicen que compartía su bonanza con algunos empresarios de la noche. Se codeaba con la alta sociedad porteña e iba a sus fiestas fastuosas. Era pródiga con los meseros y guarda puertas. Daba trabajo a los taxistas y complementaba los bajos ingresos de los policías. Hacía florecer los negocios inmobiliarios y automotrices. Presuntamente a algunos políticos y gobernantes bajo el tenor de “plata o bala” los doblegaba ipso-facto.  La venta al menudeo estaba a punto en todos los puntos del puerto.
ACA es, sin lugar a dudas, una plaza codiciada y competitiva para eso de la droga. De ahí la lucha descarnada por el dominio de la misma. Al principio fue una hidra. Cuando le fue cercenada la cabeza no menos de cinco retoñaron para guerrear entre ellas por el predominio. Eso convirtió a ACA en un pandemónium. Sus altos gastos de guerra y el acoso del ejército y la marina han empujado a los contendientes a extender sus tentáculos a la extorsión, al secuestro, al robo, a la trata de personas y otras delincuencias.
¡Nunca había visto tan desolada la avenida costera a las once de la noche desde la época de los estragos del Paulina!
Reconocer el desastre y su magnitud. Realizar el análisis objetivo de las causales y con ello diseñar políticas públicas efectivas para revivir ACA, es tarea urgente y conjunta a realizar entre gobierno y ciudadanía. Lo que perdimos a lo largo de muchos años no es posible recuperarlo de la noche a la mañana, pero tampoco es justificación para no hacer nada substancial.
PD1. Los datos estadísticos son los del censo de población y vivienda 2010 del Inegi.
PD2. ¿No es el magisterio el primero que debe defender el universal e inalienable derecho de los infantes a la educación? ¿Ante cual Comisión me quejo?
PD3. A propósito de bloqueos de avenidas y carreteras: los límites de nuestros derechos llegan cuando empiezan los derechos de los demás. ¿O no?
PD4. El domingo hay elecciones internas en el PRD. ¿Democracia o cochinero electoral?
PD5. En Chilpancingo, nos daremos cita el próximo lunes a las 12 hrs. en el salón “Cuicalli”, para la presentación del libro postrero de Salvador Aguilar: “El príncipe de Florencia”

 





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