Héctor
Manuel Popoca Boone.
Llámese
caldo de cultivo a la circunstancia y al ambiente propicio para que suceda algo
o se dé una situación determinada. A menudo tratamos de contrarrestar ciertas
resultantes sin atacar las causas que les dieron origen y sin tener en cuenta
el contexto generador de su génesis y permanencia.
De no tomarlos
en cuenta seguirán provocando situaciones perniciosas para la sociedad y será
cada día más difícil para el gobierno y la sociedad afrontarlos y erradicarlos con
éxito.
La premisa
es que el futuro puede ocurrir al garete o construirse con previsión. Que los
cimientos de lo que acontece en el presente fueron fincados en el próximo
pasado y apuntalan lo que procede. Se nos olvida que prever es gobernar. Lástima
que no lo hayamos hecho así en Guerrero, durante muchas décadas. Somos producto
de nuestra desidia y negligencia como sociedad y gobierno, más el segundo que
el primero. A continuación, algunos ejemplos generales:
En lo corto
la pobreza promueve la delincuencia y el estallido social en el mediano plazo. A
la larga, la riqueza económica exacerbada y concentrada en pocas manos y las
restricciones agudas a la libertad del hacer y pensar individual hacen inviable
un sistema social. Las revoluciones de la colectividad sobrevienen
incontenibles ante la indiferencia de las minorías privilegiadas.
El
desempleo patrocina la frustración existencial y generacional. También la
desintegración del núcleo familiar y la migración masiva en condiciones de gran
vulnerabilidad de seres humanos en búsqueda de un mayor bienestar.
La
violencia es determinante para la destrucción de la libertad, la paz, el
patrimonio personal y de la vida; como lo es la marginación y el autoritarismo en
la violación de los derechos humanos. También la inseguridad pública provoca la
incertidumbre comunitaria, atemoriza a los ciudadanos y suscita la parálisis
social. Ni se diga de la impunidad: es la madre de todas las ilegalidades y de
todas las corrupciones.
La inane
abstención ciudadana en los asuntos públicos favorece el enquistamiento de
gobiernos autócratas y prevaricadores; en donde la rendición de cuentas a los
gobernados sucumbe ante la hipocresía y el cinismo de los políticos y los
gobernantes. Si a eso se le agrega la existencia de gobiernos de contubernio o
complacencia, con hechos y personajes delictivos, entonces florecen los otros
poderes al margen del orden legal establecido. Cunde el desbordamiento e imperio
de las fuerzas extralegales, imparables, en la opresión y expoliación violenta
de la sociedad en su conjunto cuando los gobiernos no quieren o no pueden.
La falta de
transparencia en el ejercicio público apoya el saqueo y latrocinio de los
dineros del pueblo radicados en el erario público, y ensalza el soborno como
práctica de gobierno. La frivolidad y la ostentación de riquezas materiales,
sobre todo si son mal habidas, acrecientan el rencor y resentimiento social.
La
ingobernabilidad en las democracias incipientes entroniza dictaduras. La desmemoria
social predispone a la humanidad para que tropiece una y otra vez con la misma
piedra, es decir, en su sometimiento a poderes egoístas, autistas y
fundamentalistas.
La falta de
educación y salud es abono para el subdesarrollo humano, con escaza calidad de
vida y con mucho envilecimiento social. La inequidad étnica y de género lo es
para la mayor discriminación social y obstáculo para el desarrollo de
capacidades individuales o de grupo. La carencia de dignidad ciudadana provoca
una recurrente falta de respeto y menosprecio colectivo con mayor dosis de subyugación
social.
La endeble
sustentabilidad con que preservamos los recursos naturales y la alteración
climática de nuestros hábitats -por nuestras actividades cotidianas- azuza la
destrucción acelerada del planeta, del cual no tenemos ningún reemplazo a la
vista.
En una
economía de mercado, la demanda efectiva de los adictos es el incentivo para la
producción de estupefacientes. En ambos casos la muerte impone su valer.
PD. El
presidente municipal de Ayutla sigue sin aportar los recursos comprometidos
institucionalmente con los pueblos indígenas que gobierna. Por eso estamos como
estamos.
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