lunes, 17 de junio de 2013

Caldos de cultivo


Héctor Manuel Popoca Boone.

Llámese caldo de cultivo a la circunstancia y al ambiente propicio para que suceda algo o se dé una situación determinada. A menudo tratamos de contrarrestar ciertas resultantes sin atacar las causas que les dieron origen y sin tener en cuenta el contexto generador de su génesis y permanencia.

De no tomarlos en cuenta seguirán provocando situaciones perniciosas para la sociedad y será cada día más difícil para el gobierno y la sociedad afrontarlos y erradicarlos con éxito.

La premisa es que el futuro puede ocurrir al garete o construirse con previsión. Que los cimientos de lo que acontece en el presente fueron fincados en el próximo pasado y apuntalan lo que procede. Se nos olvida que prever es gobernar. Lástima que no lo hayamos hecho así en Guerrero, durante muchas décadas. Somos producto de nuestra desidia y negligencia como sociedad y gobierno, más el segundo que el primero. A continuación, algunos ejemplos generales:

En lo corto la pobreza promueve la delincuencia y el estallido social en el mediano plazo. A la larga, la riqueza económica exacerbada y concentrada en pocas manos y las restricciones agudas a la libertad del hacer y pensar individual hacen inviable un sistema social. Las revoluciones de la colectividad sobrevienen incontenibles ante la indiferencia de las minorías privilegiadas.

El desempleo patrocina la frustración existencial y generacional. También la desintegración del núcleo familiar y la migración masiva en condiciones de gran vulnerabilidad de seres humanos en búsqueda de un mayor bienestar.

La violencia es determinante para la destrucción de la libertad, la paz, el patrimonio personal y de la vida; como lo es la marginación y el autoritarismo en la violación de los derechos humanos. También la inseguridad pública provoca la incertidumbre comunitaria, atemoriza a los ciudadanos y suscita la parálisis social. Ni se diga de la impunidad: es la madre de todas las ilegalidades y de todas las corrupciones.

La inane abstención ciudadana en los asuntos públicos favorece el enquistamiento de gobiernos autócratas y prevaricadores; en donde la rendición de cuentas a los gobernados sucumbe ante la hipocresía y el cinismo de los políticos y los gobernantes. Si a eso se le agrega la existencia de gobiernos de contubernio o complacencia, con hechos y personajes delictivos, entonces florecen los otros poderes al margen del orden legal establecido. Cunde el desbordamiento e imperio de las fuerzas extralegales, imparables, en la opresión y expoliación violenta de la sociedad en su conjunto cuando los gobiernos no quieren o no pueden.

La falta de transparencia en el ejercicio público apoya el saqueo y latrocinio de los dineros del pueblo radicados en el erario público, y ensalza el soborno como práctica de gobierno. La frivolidad y la ostentación de riquezas materiales, sobre todo si son mal habidas, acrecientan el rencor y resentimiento social.

La ingobernabilidad en las democracias incipientes entroniza dictaduras. La desmemoria social predispone a la humanidad para que tropiece una y otra vez con la misma piedra, es decir, en su sometimiento a poderes egoístas, autistas y fundamentalistas.

La falta de educación y salud es abono para el subdesarrollo humano, con escaza calidad de vida y con mucho envilecimiento social. La inequidad étnica y de género lo es para la mayor discriminación social y obstáculo para el desarrollo de capacidades individuales o de grupo. La carencia de dignidad ciudadana provoca una recurrente falta de respeto y menosprecio colectivo con mayor dosis de subyugación social.

La endeble sustentabilidad con que preservamos los recursos naturales y la alteración climática de nuestros hábitats -por nuestras actividades cotidianas- azuza la destrucción acelerada del planeta, del cual no tenemos ningún reemplazo a la vista.

En una economía de mercado, la demanda efectiva de los adictos es el incentivo para la producción de estupefacientes. En ambos casos la muerte impone su valer.

PD. El presidente municipal de Ayutla sigue sin aportar los recursos comprometidos institucionalmente con los pueblos indígenas que gobierna. Por eso estamos como estamos.

 

 

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