Héctor Manuel
Popoca Boone.
El peor
sometimiento del ser humano es por hambre. Ha sido una forma de dominio atroz,
socialmente usado, a lo largo de la historia de la humanidad. Con el alto grado
de avance de la ciencia y el desarrollo tecnológico en la producción de
alimentos, el hambre no debiera existir en ningún rincón de la tierra. Sin
embargo, existe y persiste, en diverso grado, en todos los continentes, países
y regiones. Sigue siendo una vergüenza de la humanidad; y más lo es, cuando es
usada y provocada para la sumisión de los siempre condenados de la tierra: los
pobres.
Está
documentado cómo las grandes potencias usan el denominado “power-food” como
instrumento para dominar políticamente a un sin número de países. También hay
suficiente constancia de cómo las grandes corporaciones transnacionales
productoras de alimentos e insumos agropecuarios controlan económicamente los
mercados mundiales de alimentos y los convierten en mayormente dependientes de
sus políticas empresariales de voraz rentabilidad.
México no
escapa al flagelo del hambre y su trágica secuela: la desnutrición crónica en
vastos sectores de la población. Lo que es peor: en las últimas décadas hemos
perdido soberanía y seguridad alimentaria dependiendo más de los alimentos e insumos
alimenticios que adquirimos en el exterior.
Una causa ha
sido el abandono institucional de apoyo al agro y la apertura indiscriminada de
nuestras fronteras a la importación de toda clase de granos y alimentos
procesados, que en una competencia desleal y ruinosa tenida durante varias
décadas, ha dado al traste con nuestra capacidad agropecuaria y el bienestar económico
de la mayoría de los productores rurales. Siguen vigentes las exclamaciones de
lucha: “el campo ya no es negocio” y “el campo no aguanta más”
Una segunda
causa es el incremento de los precios mundiales de los granos básicos (en
términos generales en un 50 por ciento para el maíz, trigo y sorgo, del 2008 a
la fecha) y por ende, su encarecimiento. Ello debido a que partes importantes
de las gramíneas se destinan más a la producción de biocombustibles -como
insumo energético para los países altamente desarrollados- y cada vez menos
para fines de alimentación humana.
Una tercera
causa es el cambio climático y el calentamiento de la faz de la tierra. Eso altera
el ciclo biológico natural del crecimiento de la flora y la fauna, propicia el
surgimiento de plagas y enfermedades devastadoras y provoca la presencia anormal
de meteoros, principalmente huracanes, sequías, inundaciones e incendios
forestales, entre otros.
Como
resultante de todo lo anterior tenemos que México depende de la importación de
alimentos en alrededor del 43 por ciento del total requerido para que se nutra
su población. No obstante que tenemos recursos naturales, tecnológicos y
humanos para al menos bajar la dependencia en 30 puntos. Eso representaría un
ahorro significativo de divisas que actualmente ocupamos para tal fin (260 mil
millones de pesos anuales con proyecciones a incrementarse en 130 mil millones
de pesos más de no reactivarse la producción agropecuaria en los próximos
años).
El problema es
de suyo grave porque la falta de disponibilidad de alimentos corre parejo al
incremento de la pobreza alimentaria (aquella en la que no se puede adquirir lo
básico para nutrirse) y de la misma desnutrición (vista como el deterioro y
degradación del capital humano) que padece México.
La
especialista en nutrición del Banco Mundial, Marie Ch. Massier, afirma “el
precio de los alimentos puede matar a mucha gente, especialmente a los niños en
situación de pobreza”. La representante de nuestro país ante la FAO, Nuria
Urquía Fernández, declaró que la pobreza alimentaria en el país tuvo un
incremento importante, al pasar del 2006 al 2012, de un 13.6 % a 18.2% de la población
total. En otras palabras, se estima que existen 28 millones de mexicanos en
estado de desnutrición.
Es ocioso
decir que Guerrero es el Estado de la República con el más alto índice de
desnutrición. Bueno… ya lo dije.
PD. El enemigo
común del pueblo y del Estado Mexicano es la delincuencia en todas sus
manifestaciones; y ella, lamentablemente, nos ha desbordado en varias regiones
de nuestra patria.
h.popoca.b@gmail.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario