viernes, 6 de noviembre de 2015

Apoyar a los changarros.

Héctor Manuel Popoca Boone.

Ante los recortes del presupuesto público para realizar grandes inversiones en infraestructura productiva y la prácticamente nula inversión privada para establecer grandes empresas que dinamicen la economía estatal (dada la inseguridad pública imperante y el estancamiento económico nacional), la mejor manera de fortalecer el desarrollo socioeconómico de Guerrero es apoyando el incremento de la productividad de las micro y pequeñas unidades de producción establecidas; facilitándoles a su vez la buena colocación de sus productos en los mercados locales. Este tipo de empresas son las que más empleos generan y requieren las menores cantidades de inversión por unidad para establecerse y operar.

Se requiere apoyar con pequeños financiamientos crediticios de corto plazo, tanto al micro-negocio urbano, suburbano, como al pequeño agro-negocio de productores rurales. “Dar el hombro a los changarros” (como diría Vicente Fox) para que no desaparezcan, no cunda mayor desarraigo, desempleo y siga el estancamiento de la producción. Todas esas unidades de producción seguirán dando empleo con los pequeños activos y capital de trabajo requerido, apoyadas con micro créditos bajo el esquema financiero familiar-productivo exitoso que funciona en Bangladesh.

Es decir, apoyar a los procesos productivos individuales o familiares que colocan sus productos en mercados de barrio o pueblo y no en los mercados acaparados por las grandes empresas; con una oferta de productos flexible, accesible y creativa que esté avocada a satisfacer las necesidades de un mercado pobre, donde existe una demanda de productos de baja densidad económica.

En estos tiempos, lo utópico en Guerrero es tratar de incorporarnos al gigantismo económico y a las grandes inversiones en actividades económicas que no comparten sus ganancias con los pueblos donde se ubican. Véase por ejemplo, la otrora bonanza en la explotación de nuestras riquezas forestales. Solo generó en las localidades rurales un “progreso improductivo” y extractivo donde la totalidad de las ganancias fueron a parar a los bolsillos de los tala montes.

No es dable por el momento que salgamos de la pobreza a partir tan solo del gran capital. Insisto, no va a llegar en gran cuantía, debido a la atonía de recursos públicos y privados, en una economía nacional estancada. Una alternativa viable consistirá en no apostar todas nuestras canicas a la gran inversión para la constitución de grandes empresas, sino impulsar un desarrollo empresarial más horizontal y no vertical-piramidal. Alentar “Changarros” donde la producción esté orientada al mercadeo en pequeña escala y sean menos dependientes de insumos externos, tecnología y maquinaria sofisticada,

Tengamos en cuenta que las crecientes economías del sudeste asiático, en un principio, le apostaron más a producir y moverse en bicicletas más que en automotores, conscientes que no tenían dinero para invertir, sabedores de que las grandes inversiones muchas veces generan contracción productiva popular, más que una constante expansión económica social.

Ejemplo de “progreso improductivo” (Gabriel Said, dixit), es la gran inversión pública realizada en el todavía inconcluso monumental y costoso edificio administrativo de la avenida costera de Acapulco, que albergará oficinas burocráticas. Mientras que el medio rural de ese puerto se debate entre la miseria extrema y la pobreza multidimensional, con escasa inversión pública y nulo financiamiento crediticio productivo.
En conclusión, de lo que se trata es de generar riqueza socializada a partir de pequeñas empresas. Apoyar la modernización de las tradicionales formas de ganarse la vida cotidiana en forma autónoma y en reducida escala. En el entendido que en una economía pobre, un peso más aplicado por un productor rural, produce más que un peso adicional invertido por un gran empresario industrial.

PD1. Entre más corruptos sean los políticos y gobernantes, mayores pretextos tendrán los ciudadanos para también robar.
PD2. Dispuesto estoy a ir a dialogar hasta el mismo infierno, siempre y cuando no me hagan hablar bien del diablo a fuerzas.




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