Héctor Manuel Popoca Boone.
Ante los recortes del presupuesto público para
realizar grandes inversiones en infraestructura productiva y la prácticamente nula
inversión privada para establecer grandes empresas que dinamicen la economía
estatal (dada la inseguridad pública imperante y el estancamiento económico
nacional), la mejor manera de fortalecer el desarrollo socioeconómico de
Guerrero es apoyando el incremento de la productividad de las micro y pequeñas unidades
de producción establecidas; facilitándoles a su vez la buena colocación de sus
productos en los mercados locales. Este tipo de empresas son las que más
empleos generan y requieren las menores cantidades de inversión por unidad para
establecerse y operar.
Se requiere apoyar con pequeños financiamientos crediticios
de corto plazo, tanto al micro-negocio urbano, suburbano, como al pequeño agro-negocio
de productores rurales. “Dar el hombro a los changarros” (como diría Vicente
Fox) para que no desaparezcan, no cunda mayor desarraigo, desempleo y siga el estancamiento
de la producción. Todas esas unidades de producción seguirán dando empleo con los
pequeños activos y capital de trabajo requerido, apoyadas con micro créditos
bajo el esquema financiero familiar-productivo exitoso que funciona en
Bangladesh.
Es decir, apoyar a los procesos productivos individuales
o familiares que colocan sus productos en mercados de barrio o pueblo y no en
los mercados acaparados por las grandes empresas; con una oferta de productos
flexible, accesible y creativa que esté avocada a satisfacer las necesidades de
un mercado pobre, donde existe una demanda de productos de baja densidad
económica.
En estos tiempos, lo utópico en Guerrero es tratar
de incorporarnos al gigantismo económico y a las grandes inversiones en
actividades económicas que no comparten sus ganancias con los pueblos donde se
ubican. Véase por ejemplo, la otrora bonanza en la explotación de nuestras
riquezas forestales. Solo generó en las localidades rurales un “progreso
improductivo” y extractivo donde la totalidad de las ganancias fueron a parar a
los bolsillos de los tala montes.
No es dable por el momento que salgamos de la
pobreza a partir tan solo del gran capital. Insisto, no va a llegar en gran
cuantía, debido a la atonía de recursos públicos y privados, en una economía nacional
estancada. Una alternativa viable consistirá en no apostar todas nuestras
canicas a la gran inversión para la constitución de grandes empresas, sino
impulsar un desarrollo empresarial más horizontal y no vertical-piramidal. Alentar
“Changarros” donde la producción esté orientada al mercadeo en pequeña escala y
sean menos dependientes de insumos externos, tecnología y maquinaria
sofisticada,
Tengamos en cuenta que las crecientes economías del
sudeste asiático, en un principio, le apostaron más a producir y moverse en
bicicletas más que en automotores, conscientes que no tenían dinero para invertir,
sabedores de que las grandes inversiones muchas veces generan contracción productiva
popular, más que una constante expansión económica social.
Ejemplo de “progreso improductivo” (Gabriel Said,
dixit), es la gran inversión pública realizada en el todavía inconcluso monumental
y costoso edificio administrativo de la avenida costera de Acapulco, que albergará
oficinas burocráticas. Mientras que el medio rural de ese puerto se debate entre
la miseria extrema y la pobreza multidimensional, con escasa inversión pública
y nulo financiamiento crediticio productivo.
En conclusión, de lo que se trata es de generar
riqueza socializada a partir de pequeñas empresas. Apoyar la modernización de
las tradicionales formas de ganarse la vida cotidiana en forma autónoma y en
reducida escala. En el entendido que en una economía pobre, un peso más aplicado
por un productor rural, produce más que un peso adicional invertido por un gran
empresario industrial.
PD1. Entre más corruptos sean los políticos y
gobernantes, mayores pretextos tendrán los ciudadanos para también robar.
PD2. Dispuesto estoy a ir a dialogar hasta el mismo
infierno, siempre y cuando no me hagan hablar bien del diablo a fuerzas.
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