Héctor Manuel Popoca Boone.
En un sucinto libro, Silvestre Pacheco León, da
cuenta de una experiencia interesante del desarrollo de la ganadería ejidal de
la Costa Grande, durante los años de 1980-1982. Fue un programa financiado en forma
bipartita con recursos públicos del desaparecido Programa de Inversiones para
el Desarrollo Rural (PIDER) que coordinaba el gobierno federal, y por otra parte
con créditos del extinto Banco Rural del Pacífico Sur.
El PIDER se encargaba de financiar el desmonte, el establecimiento
de potreros y demás infraestructura ganadera. El crédito bancario era para la
adquisición del ganado. La intención era desarrollar la ganadería en los ejidos
y con los ejidatarios, a través de Unidades Ejidales de Producción Ganadera
(UEPG), para fortalecer la proveeduría de alimentos en aquella región turística,
así como aprovechar sustentablemente los recursos naturales que poseían los
campesinos.
El autor del libro: La lucha de los campesinos ganaderos de la Costa Grande, hace una
reseña del inicio, desarrollo, auge y declive de estas UEPG, donde se beneficiaron
1 500 campesinos de 11 ejidos, en los municipios de La Unión, Coahuayutla,
Teniente José Azueta y Petatlán. El programa fue bien aceptado y los
ejidatarios se organizaron para ser sujetos de crédito. Se construyó la
infraestructura productiva y se adquirió el ganado. Empezaron a realizar ventas
tanto de becerros para engorda fuera del estado, como ganado en pie que les
compraban los coyotes que
monopolizaban la entrada al rastro, para luego pasar el producto a los acaparadores, que lo vendían a las
carnicerías de Zihuatanejo y éstas los colocaban en el consumidor final.
Algunas unidades ganaderas ejidales llegaron a
contar con su propia carnicería en la ciudad, controlando de esa manera toda la
cadena producción-consumo. En aquella época, los logros de la Unión Regional de
las UEPGs la “ubicaron en la vanguardia de las organizaciones campesinas” de la
región. En el desenvolvimiento de los proyectos hubo vicisitudes no previstas
que hicieron abortar el programa posteriormente. Siendo estos problemas los
relativos a la constitución y operación de los sujetos de crédito, donde
prácticamente los funcionarios del banco daban las instrucciones a los
ejidatarios sobre las tareas a realizar, convirtiéndose así en sus patrones de
facto.
Después aparecen las ilegalidades de los inspectores
de campo del banco que, coludidos con sus jefes, empiezan hacer corruptelas;
reportando mayores gastos que los reales en el establecimiento de la
infraestructura ganadera. Hacían firmar a los ejidatarios, casi a ciegas,
cuanto papel les presentaban para cubrir sus pillerías. La compra de ganado, invariablemente
se hacía en compañía de ellos, que se auto asignaban una comisión por las
adquisiciones. En los contratos de crédito y en los abonos al mismo, los
inspectores alteraban las cuentas. Cuando les era necesario, manipulaban las
asambleas para que quedara una directiva en las empresas ejidales susceptibles
de ser manipuladas. Los del banco promovieron la división entre los ejidatarios.
Las intervenciones corruptas de los funcionarios bancarios fueron funestas,
porque mucho de la operación de las UPGs fue orientado de “manera vertical,
autoritaria y antidemocrática”.
Gracias a la intervención de jóvenes promotores y
extensionistas sociales, honestos y progresistas, de otras instituciones, fue
como se logró defender, hasta donde se pudo, los intereses de los ejidatarios
frente a “una burocracia desinformada, anodina y corrupta, controlada por los
caciques”; en contubernio con vetustas instituciones y con políticos en el
poder.
PD1. Hay reincidencia en actos de delincuencia,
cuando la impunidad mantiene su vigencia.
PD2. Políticos nacionales del PRD de mucho prestigio,
como Pablo Gómez e Ifigenia Navarrete, han sido comisionados para entablar
pláticas con los demás partidos políticos progresistas, con miras a establecer coaliciones
electorales en futuros comicios. Pero en Guerrero, el perredista presidente
municipal de Acapulco se ha encargado de torpedear ese esfuerzo, una y otra
vez. Lástima.
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