viernes, 29 de abril de 2016

Sí es su obligación.

Héctor Manuel Popoca Boone.

Años atrás, el que era entonces gobernador del Estado de Guerrero, Zeferino Torreblanca Galindo (ZTG), emitió su frase pública, tristemente famosa: “Ni quiero, ni puedo” combatir a la delincuencia organizada. Y de ahí “pal real”. La “Cosa Nostra” en Guerrero dominó y reinó y la situación devino de mal en peor. Hasta estar como estamos: en la vil zozobra ciudadana, con algunos gobernantes exhibiendo sus impotencias e incapacidades para frenar la delincuencia y las violencias que le son concomitantes. Como gobernador, ZTG abdicó públicamente de uno de sus principales deberes para con la ciudadanía: salvaguardar su integridad física y patrimonial. Brindarle seguridad pública. Para eso, y no para otra cosa, tenía mando legal sobre varios cuerpos policíacos.

Ahora, un émulo, en el municipio de Acapulco, vuelve a emitir, de nueva cuenta, una declaración insensata por disparatada. El adulto joven, Evodio Velázquez Aguirre, en su función de presidente municipal de Acapulco -una de las cabeceras municipales con mayor violencia del país-, asevera que “no es su papel” combatir a la delincuencia organizada, porque eso les corresponde a otras instancias de gobierno. ¡Tamaña irresponsabilidad de zafarse con suma impudicia del principal problema por el que atraviesa Acapulco es sencillamente inaudita! ¡Qué papelón hizo con esa declaración!

Si es su voluntad no enfrentarla en la modalidad preventiva, entonces para qué carajos quiso ser gobernante. ¡Por qué no lo dijo antes! ¡Por qué no lo expuso así en su campaña política, cuando afanosamente buscaba conquistar el voto de los electores! Por lo menos hubiéramos sabido a qué atenernos. Cierto es que el narcotráfico es un delito federal, y en primera instancia le corresponde al gobierno federal afrontarlo. Pero el gobierno estatal y los gobiernos municipales tienen el deber constitucional de auxiliarlo, de cooperar, de coadyuvar, de coordinarse y de aportar acciones concurrentes, con sus respectivos cuerpos policíacos.

No puede eludir su deber el munícipe de Acapulco. Su obligación, legal y moral, es participar activamente en la prevención de toda clase de delitos. Si no, para qué entonces sirve la policía municipal. ¿Para que estén al servicio de los malosos? ¿Para qué se hagan de la vista gorda con el narcomenudeo” ¿Para servir de halcones? ¿Para facilitar la extorsión? ¿Para que sean un peligro andando los policías municipales no certificados?

Su temeraria afirmación, da pie a que se le preste atención a Rubén Figueroa Smutny cuando dice que Evodio vendió la plaza. Y al político de la otrora poderosa dinastía de Huitzuco, se le podrá acusar de todo, menos de no tener información privilegiada. Al parecer, Evodio está atrapado y sin salida. Si siente que le queda grande el saco gubernamental, entonces, le pido por favor, a nombre de muchos acapulqueños, que solicite permiso y se retire para el bien de la ciudad y del municipio que tiene alrededor de ¡un millón de habitantes! que, en estos momentos, pasan por un verdadero pánico escénico colectivo, más peligroso que transitar por la saturada vía escénica.

Pero hay que ser justos. No todo lo está haciendo mal. Me parece que la convocatoria que realiza a la ciudadanía para que participe en barrer la basura de sus calles domiciliarias es loable, para que esta ciudad turística por antonomasia no siga convertida en un muladar. También es de reconocerse, su llamado a los ciudadanos para darle una fachada colorida y artística a los muros de los condominios que habitan. Eso concita empatía. Al menos así, los acapulqueños podrán morir en un entorno limpio y decorado.

En fin, si los gobernantes abdican de combatir a los delincuentes de la salud pública, como lo han hecho los del PRI y el PRD, entonces hagamos maletas, tomemos la carretera o el avión y ¡sálvese quien pueda!


PD. La corrupción y la impunidad imperante, son los principales cimientos de los males estructurales de Guerrero. La iniciativa legislativa que presentó la fracción parlamentaria local del Movimiento Ciudadano para que se apruebe la ley anticorrupción, “3 de 3”, es a todas luces, pertinente, oportuna y de obvia resolución.

Saqueo de nuestros recursos naturales.

Héctor Manuel Popoca Boone.

Uno más. Ahora fue el periodista taxqueño, Francisco Pacheco Beltrán, asesinado en el cumplimiento de su deber. ¿Cuantos más seguirán? ¿Por cuánto tiempo más y en dónde no!

Triste destino el de Guerrero. Sus recursos naturales son saqueados permanentemente por agentes económicos externos, sin dejar mayor retribución material a la mayoría de los habitantes sureños, que se debaten entre la pobreza y la miseria. La pesca, pudiendo ser uno de los vértices para el crecimiento económico diversificado, sostenido y sustentable del estado, no lo es porque nuestros bancos pesqueros son arrasados por otros.

Guerrero tiene 485 kilómetros de litoral, que le hace poseer un buen potencial de riqueza pesquera. Pero no tenemos ningún barco de mediana altura para la pesca en los bancos de camarón o de atún que están localizados en estos mares. Nuestras cooperativas pesqueras están circunscritas a la pesca 
rivereña, con lanchas de pequeño tamaño.

Hace años, tuvimos una buena oportunidad -fallida- de reconstruir una pequeña flota pesquera camaronera-atunera, puesto que las dos únicas embarcaciones que había ya no operaban por vetustas y por utilizar el puerto turístico de Acapulco como base de sus operaciones. En aquel entonces, empresas españolas del ramo vendían a buen precio barcos camaroneros semi-nuevos que operaban en los mares del litoral de Marruecos. No pudiendo hacerlo más. Dicho país del Magreb determinó que únicamente pescadores marroquíes fueran los que trabajaran tales fuentes de aprovisionamiento pesquero y no seguir siendo depredados por la flota pesquera española.

Por tanto, parte de los barcos españoles pesqueros de mediana altura españoles quedaron ociosos. Sus dueños los pusieron a remate por ser costoso su mantenimiento improductivo. La oportunidad de compra fue reforzada al saber que la banca de la Unión Europea otorgaba créditos blandos para su adquisición. Fui a la embajada de España para plantearles la posibilidad de concretar una compra de cuatro embarcaciones para algunas cooperativas pesqueras de Guerrero. Nos dieron una respuesta positiva. Bajo la modalidad de que fuera una inversión “llave en mano”. Es decir, compra-venta con crédito amarrado, condicionada a mostrar la concesión pesquera gubernamental a favor del posible acreditado.

Optimista acudí con el sub-secretario federal de pesca para exponerle el proyecto y solicitarle el respaldo respectivo. Grande fue mi sorpresa cuando me dijo que no iba a ser posible, ya que ¡el mar de Guerrero estaba totalmente concesionado a cooperativas pesqueras de Sinaloa y Sonora, principalmente! Adujo no poder otorgar concesión adicional alguna, para no auspiciar la sobre explotación del camarón y el atún. Agréguele a lo anterior que no identifiqué voluntad decidida de pescadores guerrerenses dispuestos a trabajar en Europa durante seis meses a bordo de embarcaciones pesqueras españolas con fines de capacitación y adiestramiento, además de lo arraigada que estaba la cultura del no pago crediticio. Desistí del intento.

Las notas de El Sur de estos días pasados, dan cuenta del malestar de las cooperativas de pescadores de Zihuatanejo por la rapiña impune que hacen las embarcaciones de Sonora y Sinaloa, al extender sus redes dentro de las primeras 10 millas marítimas de la plataforma continental, donde por ley queda prohibida la pesca del camarón y el atún, al ser zona de reproducción y crecimiento. Lo insólito del caso es que los marinos de la zona naval en lugar de apoyar a los quejosos guerrerenses, los hostigan sin motivo alguno para que se apacigüen, dando pie a conjeturar que están dando protección interesada a las cooperativas de los estados norteños. ¡Uf!


PD. No hay lugar a presiones sociales carentes de demandas explícitas hechas con antelación y no respondidas. Son actos de desestabilización que coartan el derecho de libre tránsito de la ciudadanía chilpancingueña. Mi apoyo crítico se lo doy al Gobernador del Estado, Héctor A. Astudillo Flores, para hacer valer un orden que surja de acatar la legalidad por todos. Gobierno por delante.

domingo, 10 de abril de 2016

Los gobernantes y las drogas (2)

Héctor Manuel Popoca Boone.

Al otro lado del mundo, las economías de Turquía, Afganistán, Pakistán y la India se convirtieron en narco-economías porque han sostenido su crecimiento en la exportación de drogas con las que surten los mercados europeos, con tolerancia gubernamental y apoyados por la Central de Inteligencia de los Estados Unidos (CIA). Si bien es cierto que amplias franjas de sus poblaciones rurales aún están en la pobreza, ya no se ubican en la miseria o con altos niveles de hambruna, gracias a los ingresos económicos que reciben anualmente de los sembradíos de estupefacientes. Sin que nadie los ose molestar.

Fue en el comercio internacional de la cocaína, también auspiciado subrepticiamente por la CIA, donde se obtuvieron los dineros para financiar la contra revolución sandinista en Nicaragua; fortaleciendo también a los “contras” y paramilitares inhibidores de las luchas libertarias de San Salvador.

En el recién pasado, en México, la DEA (Agencia contra las drogas del gobierno de Estados Unidos) se hizo de la vista gorda en el trafique transfronterizo de cocaína, goma de amapola y mariguana. Bajo el pretexto de seguir la pista sangrienta que cada uno de los cárteles mexicanos iba dejando con la importación de armas de grueso calibre, fichadas previamente, que fueron utilizadas para causar mortandad grande de jóvenes, que nunca merecieron morir “rafagueados”.

Una importante reflexión sobré las drogas también la hice a raíz del schock traumático que sufrieron muchos de mis compañeros universitarios después de la masacre del movimiento estudiantil en Tlatelolco, el 2 de octubre de 1968. Muchachos y muchachas activistas que eran brillantes estudiantes se refugiaron en la onda hippie, conviviendo de tiempo completo en “Las Islas”, en el campus de la UNAM, cantando canciones de Bob Dylan, Joan Baez o escuchando a Los Doors; elaborando collares y brazaletes en un ámbito de “amor y paz”, bajo los efectos sedantes de los “carrujos” que circulaban al por mayor.

Al gobierno de Díaz Ordaz y subsecuentes, les convenía tener y fomentar una juventud bien “pacheca” y alcoholizada y no contestataria o estudiosa de las injusticias sociales que padecía nuestro país. Así fue que, los principales proveedores de la hierba en el campus universitario eran ¡agentes judiciales! metidos al negocio del narco menudeo para complementar sus ingresos económicos.

Poderoso caballero sigue siendo Don Dinero en el mundo de las drogas en nuestro país. Tanto para enriquecimiento personal, como para el control de territorios y para el financiamiento de campañas electorales. Así, cobra auge la colusión de políticos, gobernantes y cárteles para dar vida a la muy vigente narco-política. Casos emblemáticos de ese fenómeno han sido el ex gobernador del Estado de Quintana Roo, Mario Villanueva Madrid; el jefe del Instituto Nacional para el Combate contra las Drogas, el General Jesús Gutiérrez Rebollo o José A. Zorrilla Pérez, jefe de la tenebrosa extinta Dirección Federal de Seguridad. Ellos fueron encarcelados solamente cuando se pasaron de la raya.

En la actualidad, el narco-gobierno mexicano es conocido mundialmente a raíz de la barbarie cometida en Iguala, el 26-27 de septiembre del 2014. A la fecha, los gobiernos, federal y estatal, siguen negándose a reconocer su responsabilidad al menos en el ámbito de la omisión, de la mentira y del silencio deliberado.

El resultado de este tipo de contubernios ilícitos es la pérdida creciente de gobernabilidad y de gobernanza en México y en Guerrero en lo particular. Importantes segmentos de la estructura gubernamental, sobre todo aquellos relacionados con los cuerpos policíacos preventivos, son cedidos por los gobernantes a los capos de las drogas, como pago de facturas de financiamiento ilícito de campañas políticas y para la compra masiva de votos de los electores.

PD. Con motivo del tercer informe de labores del rector, se llevaron a cabo durante tres días festividades artísticas y florales patrocinadas por la Universidad Autónoma de Guerrero. ¡Loa y larga vida a la flamante universidad-partido y a su inquebrantable alianza estratégica con el PRI!


domingo, 3 de abril de 2016

Los gobernantes y las drogas.


Héctor Manuel Popoca Boone.


La primera noticia que tuve sobre las sustancias que alteran el funcionamiento normal de nuestras neuronas fue cuando estudiaba la historia prehispánica de México y Sudamérica. El peyote y los hongos alucinógenos, eran usados por la clase sacerdotal y la gobernante, durante el predominio de los aztecas. También se consumían para uso medicinal. Es decir, contaban con el visto bueno de las principales autoridades civiles y religiosas para su uso y consumo. El pueblo náhuatl pobre, bebía el “neutle”, mejor conocido como pulque, derivado del fermento del aguamiel del maguey. Tampoco había criminalización por su consumo. En América del Sur los incas masticaban la hoja de coca, principalmente la clase trabajadora, para paliar los efectos de la fatiga y el hambre.

La segunda noticia del uso y abuso del consumo de líquidos con propósitos de embrutecimiento tolerado por los gobernantes, fue con los “encomenderos” españoles, que explotaban en sus latifundios el trabajo del indígena semi-esclavizado. Los inducían a embrutecerse con ingentes cantidades de “aguardiente”, un destilado de la caña de azúcar.

Tuve conocimiento también de los hábitos de inhalación de la marihuana (para mitigar el hambre y conseguir “aliviane” para el combate), por parte las huestes campesinas, así como el consumo generalizado de vinos y aguardientes por parte del ejercito realista español, durante la guerra de la Independencia de México. El consumo generalizado de alcohol y “mota” lo volvemos a presenciar en las guerras de la reforma y contra la invasión francesa, para insuflarse mayor valentía los mexicanos, mientras que los ejércitos europeos intervencionistas lo hacían con su vino de uva fermentada.

No se diga el auge de la marihuana en la época de la revolución mexicana de 1910. La consumían los ejércitos de ambos bandos, tanto federales como los del pueblo en armas. Hasta una canción se volvió popular entre la tropa: “La Cucaracha” (apodo de una combatiente revolucionaria que ya no tenía marihuana qué fumar, para seguir caminando y peleando al lado de su “Juan”). Los gobernantes eran muy tolerantes, iban y venían, sin decir pío; les convenía tener tropas sin tensión y sin temor a la hora de guerrear.

Sorpresa grande me causó conocer sobre la Guerra del Opio, en la China Imperial del siglo XIX. Donde el gobierno y pueblo chino se sublevaron contra el colonialismo inglés. La pérfida Albión y su realeza gobernante, introdujeron y fomentaron el consumo del opio, que llevaban de Turquía y la India, con fines de comercio altamente lucrativo y de embrutecimiento del pueblo chino.

Otro caso relevante sobre el tema, fue la prohibición gubernamental de la producción y consumo de bebidas etílicas en Estados Unidos, hecho que propició el crecimiento exponencial de las grandes mafias, la delincuencia y las violencias en las principales ciudades, principalmente en Chicago y Nueva York, donde ejercían su reinado a partir de las impunidades ofrecidas por la corrupción de los gobernantes y jefes policíacos. La criminalidad gansteril menguó cuando se legalizó el consumo de las bebidas alcohólicas.

No es posible dejar de mencionar la tolerancia de los gobiernos de Estados Unidos al consumo de drogas en su propio ejército, a la par de sus promociones para el sembradío ampliado de la amapola y la marihuana en México. Fue en la Segunda Guerra Mundial. Nuestro país se convirtió en uno de los proveedores principales de la goma de amapola, para la elaboración de morfina, como fuerte sedante farmacéutico para dolorosas heridas de combate. (Continuará).

PD. El comentario del gobernador, Héctor Astudillo, y la iniciativa legislativa del diputado local, Ricardo Mejía, del Movimiento Ciudadano, en el sentido de analizar seriamente la legalización de la producción regulada de la amapola con fines farmacéuticos, están encauzadas en no seguir con la política gubernamental del avestruz y entrarle a fondo a la solución de un problema que ha costado muchas vidas, sangre, inseguridad pública, sufrimiento social, estancamiento económico y presencia de la narco política en nuestro país y en Guerrero en particular.