Héctor Manuel Popoca Boone.
La primera noticia que tuve sobre las sustancias que alteran
el funcionamiento normal de nuestras neuronas fue cuando estudiaba la historia
prehispánica de México y Sudamérica. El peyote y los hongos alucinógenos, eran
usados por la clase sacerdotal y la gobernante, durante el predominio de los
aztecas. También se consumían para uso medicinal. Es decir, contaban con el
visto bueno de las principales autoridades civiles y religiosas para su uso y consumo.
El pueblo náhuatl pobre, bebía el “neutle”, mejor conocido como pulque,
derivado del fermento del aguamiel del maguey. Tampoco había criminalización
por su consumo. En América del Sur los incas masticaban la hoja de coca,
principalmente la clase trabajadora, para paliar los efectos de la fatiga y el
hambre.
La segunda noticia del uso y abuso del consumo de líquidos
con propósitos de embrutecimiento tolerado por los gobernantes, fue con los “encomenderos”
españoles, que explotaban en sus latifundios el trabajo del indígena semi-esclavizado.
Los inducían a embrutecerse con ingentes cantidades de “aguardiente”, un
destilado de la caña de azúcar.
Tuve conocimiento también de los hábitos de inhalación de
la marihuana (para mitigar el hambre y conseguir “aliviane” para el combate),
por parte las huestes campesinas, así como el consumo generalizado de vinos y
aguardientes por parte del ejercito realista español, durante la guerra de la Independencia
de México. El consumo generalizado de alcohol y “mota” lo volvemos a presenciar
en las guerras de la reforma y contra la invasión francesa, para insuflarse
mayor valentía los mexicanos, mientras que los ejércitos europeos
intervencionistas lo hacían con su vino de uva fermentada.
No se diga el auge de la marihuana en la época de la
revolución mexicana de 1910. La consumían los ejércitos de ambos bandos, tanto
federales como los del pueblo en armas. Hasta una canción se volvió popular
entre la tropa: “La Cucaracha” (apodo de una combatiente revolucionaria que ya
no tenía marihuana qué fumar, para seguir caminando y peleando al lado de su
“Juan”). Los gobernantes eran muy tolerantes, iban y venían, sin decir pío; les
convenía tener tropas sin tensión y sin temor a la hora de guerrear.
Sorpresa grande me causó conocer sobre la Guerra del Opio,
en la China Imperial del siglo XIX. Donde el gobierno y pueblo chino se
sublevaron contra el colonialismo inglés. La pérfida Albión y su realeza
gobernante, introdujeron y fomentaron el consumo del opio, que llevaban de
Turquía y la India, con fines de comercio altamente lucrativo y de
embrutecimiento del pueblo chino.
Otro caso relevante sobre el tema, fue la prohibición
gubernamental de la producción y consumo de bebidas etílicas en Estados Unidos,
hecho que propició el crecimiento exponencial de las grandes mafias, la
delincuencia y las violencias en las principales ciudades, principalmente en
Chicago y Nueva York, donde ejercían su reinado a partir de las impunidades ofrecidas
por la corrupción de los gobernantes y jefes policíacos. La criminalidad
gansteril menguó cuando se legalizó el consumo de las bebidas alcohólicas.
No es posible dejar de mencionar la tolerancia de los
gobiernos de Estados Unidos al consumo de drogas en su propio ejército, a la
par de sus promociones para el sembradío ampliado de la amapola y la marihuana
en México. Fue en la Segunda Guerra Mundial. Nuestro país se convirtió en uno
de los proveedores principales de la goma de amapola, para la elaboración de
morfina, como fuerte sedante farmacéutico para dolorosas heridas de combate. (Continuará).
PD. El comentario del gobernador, Héctor Astudillo, y la
iniciativa legislativa del diputado local, Ricardo Mejía, del Movimiento Ciudadano,
en el sentido de analizar seriamente la legalización de la producción regulada
de la amapola con fines farmacéuticos, están encauzadas en no seguir con la
política gubernamental del avestruz y entrarle a fondo a la solución de un
problema que ha costado muchas vidas, sangre, inseguridad pública, sufrimiento
social, estancamiento económico y presencia de la narco política en nuestro
país y en Guerrero en particular.
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