Héctor Manuel Popoca Boone.
En el mes pasado, diversos
despachos encuestadores dieron a conocer sus resultados del muestreo que
realizaron sobre las preferencias ciudadanas para los diversos partidos
políticos que actúan en el escenario nacional. Generalizadas las tendencias hacia
los principales partidos, estas arrojan que el PRI tiende a una baja
pronunciada. El PAN se mantiene estancado en las preferencias que ha tenido a
lo largo de un año y el PRD también manifiesta una aguda baja como opción
electoral.
La baja del PRI tiene sus
razones en el incremento generalizado de los precios de bienes y servicios, de la
inflación y de los intereses bancarios; al alza de los precios de los
energéticos (sobre todo la gasolina), que han golpeado el bolsillo de las
familias mexicanas, cuyo poder de adquisición de bienes y servicios ha quedado
mermado. Adicional a lo anterior, son los niveles escandalosos de corrupción e
impunidad imperantes, en donde se sigue contemplando el enriquecimiento
exponencial de políticos y empresarios junto a una pobreza de la mayoría de la
población. En tercer término, está la interminable guerra civil de baja
intensidad entre las fuerzas armadas y parte del gobierno contra la
delincuencia organizada en toda clase de ilícitos punibles, a veces en
complicidad con la delincuencia organizada de cuello blanco palaciego.
La tendencia hacia la
baja del PRD se explica por su vinculación con la narco-política, cuya más importante
expresión fue la desaparición forzada de los 43 normalistas en Iguala, en donde
estuvieron orgánicamente involucrados. Además de las sempiternas pugnas
internas de tipo mafioso entre los diversos grupos que integran dicho partido,
lo que ha ocasionado un acusado alejamiento en la defensa de los intereses del
pueblo, así como la voracidad del poder por el poder mismo de parte de sus
actuales dirigentes, con todos los privilegios económicos y sociales que de
ellos se derivan. La salida paulatina de connotados fundadores y actualmente una
desbandada de gran magnitud, nunca antes vista, por la aceptación explícita o
tácita de las reformas privatizadoras de los estratégicos recursos energéticos
con los que cuenta la nación. En los hechos ya nadie cree que la mayoría de sus
actuales dirigentes sean de izquierda y por lo tanto, las bases se han dado a
la fuga silenciosamente.
La tendencia semi
estancada del PAN es atribuible a su alianza, en la vía de los hechos, con el
PRI en el modelo crecimiento económico liberal de nuestro país, que ha
provocado una desigualdad social muy pronunciada, con una inseguridad pública
enseñoreada de buena parte del territorio nacional; y erróneas y sangrientas
estrategias poco eficaces para aminorarla, eso ha dado pie, por la vía de los
hechos, a una cuasi militarización del país. No en balde algunos analistas
políticos han dicho que por lo menos en los últimos 30 años nos han gobernado
los hermanos políticos siameses denominados: PRIAN.
También dan a notar las
encuestas que hay una tendencia fuerte al alza del partido político de reciente
formación: Morena; que la ciudadanía ve como la única opción menos mala que hay
hasta esta fecha, cuyo candidato presidencial definido es André Manuel López
Obrador. Es un fenómeno político cuya dinámica social es de tipo “ola” que tiende
a convertirse en tsunami, si es que no sale a la palestra una candidatura con
mayor arraigo en el imaginario popular.
A partidos de menor
envergadura en el ámbito nacional, como lo es Movimiento Ciudadano u otros, no
les queda más que ampliar su base militante y de simpatías ciudadanas y capturar
los votos de descontento provenientes del PRI y del PRD; siempre y cuando se
pongan a trabajar desde ya, porque en los actuales tiempos el voto ciudadano es
de quién lo trabaja o de quien lo compra. Y como esto último no lo podrán hacer
por no tener cuantiosas cantidades de dinero o dádivas de distinta especie
provenientes del erario público, tendrán que ir de casa en casa convenciendo a
los ciudadanos que en verdad son una opción diferente a los otros partidos,
convertidos actualmente en manantiales de desprendimiento de votos a granel.
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