sábado, 1 de abril de 2017

Tendencias políticas.


Héctor Manuel Popoca Boone.

En el mes pasado, diversos despachos encuestadores dieron a conocer sus resultados del muestreo que realizaron sobre las preferencias ciudadanas para los diversos partidos políticos que actúan en el escenario nacional. Generalizadas las tendencias hacia los principales partidos, estas arrojan que el PRI tiende a una baja pronunciada. El PAN se mantiene estancado en las preferencias que ha tenido a lo largo de un año y el PRD también manifiesta una aguda baja como opción electoral.

La baja del PRI tiene sus razones en el incremento generalizado de los precios de bienes y servicios, de la inflación y de los intereses bancarios; al alza de los precios de los energéticos (sobre todo la gasolina), que han golpeado el bolsillo de las familias mexicanas, cuyo poder de adquisición de bienes y servicios ha quedado mermado. Adicional a lo anterior, son los niveles escandalosos de corrupción e impunidad imperantes, en donde se sigue contemplando el enriquecimiento exponencial de políticos y empresarios junto a una pobreza de la mayoría de la población. En tercer término, está la interminable guerra civil de baja intensidad entre las fuerzas armadas y parte del gobierno contra la delincuencia organizada en toda clase de ilícitos punibles, a veces en complicidad con la delincuencia organizada de cuello blanco palaciego.

La tendencia hacia la baja del PRD se explica por su vinculación con la narco-política, cuya más importante expresión fue la desaparición forzada de los 43 normalistas en Iguala, en donde estuvieron orgánicamente involucrados. Además de las sempiternas pugnas internas de tipo mafioso entre los diversos grupos que integran dicho partido, lo que ha ocasionado un acusado alejamiento en la defensa de los intereses del pueblo, así como la voracidad del poder por el poder mismo de parte de sus actuales dirigentes, con todos los privilegios económicos y sociales que de ellos se derivan. La salida paulatina de connotados fundadores y actualmente una desbandada de gran magnitud, nunca antes vista, por la aceptación explícita o tácita de las reformas privatizadoras de los estratégicos recursos energéticos con los que cuenta la nación. En los hechos ya nadie cree que la mayoría de sus actuales dirigentes sean de izquierda y por lo tanto, las bases se han dado a la fuga silenciosamente.

La tendencia semi estancada del PAN es atribuible a su alianza, en la vía de los hechos, con el PRI en el modelo crecimiento económico liberal de nuestro país, que ha provocado una desigualdad social muy pronunciada, con una inseguridad pública enseñoreada de buena parte del territorio nacional; y erróneas y sangrientas estrategias poco eficaces para aminorarla, eso ha dado pie, por la vía de los hechos, a una cuasi militarización del país. No en balde algunos analistas políticos han dicho que por lo menos en los últimos 30 años nos han gobernado los hermanos políticos siameses denominados: PRIAN.

También dan a notar las encuestas que hay una tendencia fuerte al alza del partido político de reciente formación: Morena; que la ciudadanía ve como la única opción menos mala que hay hasta esta fecha, cuyo candidato presidencial definido es André Manuel López Obrador. Es un fenómeno político cuya dinámica social es de tipo “ola” que tiende a convertirse en tsunami, si es que no sale a la palestra una candidatura con mayor arraigo en el imaginario popular.

A partidos de menor envergadura en el ámbito nacional, como lo es Movimiento Ciudadano u otros, no les queda más que ampliar su base militante y de simpatías ciudadanas y capturar los votos de descontento provenientes del PRI y del PRD; siempre y cuando se pongan a trabajar desde ya, porque en los actuales tiempos el voto ciudadano es de quién lo trabaja o de quien lo compra. Y como esto último no lo podrán hacer por no tener cuantiosas cantidades de dinero o dádivas de distinta especie provenientes del erario público, tendrán que ir de casa en casa convenciendo a los ciudadanos que en verdad son una opción diferente a los otros partidos, convertidos actualmente en manantiales de desprendimiento de votos a granel.


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