Héctor Manuel Popoca Boone.
El pasado miércoles en la
mesa de análisis de la coyuntura política, que realizamos semanalmente en
Movimiento Ciudadano, tratamos lo concerniente a los recientes comicios
efectuados en varios estados de la república. De las reflexiones ahí vertidas
sacamos varias conclusiones, entre estas:
Los principales
protagonistas en la próxima contienda electoral del 2018 serán: PRI, MORENA,
PAN y el PRD. En virtud de que ninguno tuvo mayoría de votos contundente, les
impele ahora buscar la concreción de coaliciones para los comicios del 2018. Lo
que más tuvieron los triunfadores, giraron alrededor de una tercia de los votos
emitidos que deriva, de entrada, en poca legitimidad para gobernar. Coaligarse
de antemano les asegurará un posible triunfo en forma más enfática, ya que los
pequeños márgenes que hay de diferencia de votos traen, por consecuencia, multiplicidad
de impugnaciones y conflictos postelectorales, dentro de un sistema electoral nacional
que ya de por sí está convertido en un gran chiquero.
Las posibles coaliciones pueden
darse en base a afinidades en principios e ideales como pudieran ser: PRI-PAN;
o bien, Morena-PRD-MC-PT. Pero también por cuestiones convenencieras buscando
el poder por el poder mismo, como pueden ser: PRD-PAN o PRI-PRD. Los partidos
pequeños a nivel nacional obligados están a redoblar esfuerzos tanto para
sobrevivir en la arena política como para no perder la bolsa monetaria de
prerrogativas federales y estatales. Bien sea que vayan solos o coaligados.
Destaca el hecho de que siete
de cada diez electores que votaron, no lo hicieron por el vencedor. Tenemos así
nuevos gobernantes estatales poco legitimados. Imperativo es, por tanto, establecer
la segunda vuelta en los futuros comicios. Las candidaturas independientes para
la presidencia de la república quedan, por el momento, desdibujadas y poco
competitivas ante el empuje de las estructuras partidarias.
En el Estado de México y
en Coahuila, el PRI tuvo victorias pírricas. Ganó en 2017 las contiendas
estatales, para poner a punto su derrota en la contienda federal en el 2018.
Dada la forma tan impúdica como actuó, provocó mayor repudio ciudadano hacia el
presidente Peña Nieto y por ende a su partido. El crecimiento de Morena en la
entidad federativa emblemática para la clase política fue espectacular por exponencial,
tomando en cuenta que tiene solo tres años de haberse constituido dicho partido.
En términos generales las
pasadas elecciones no fueron limpias, equitativas, transparentes y justas.
Prevaleció la democracia mercantilizada y lo inescrupuloso no tuvo límites. Dentro
de la guerra sucia que el PRI promovió aparecieron de nueva cuenta los jinetes
de la depredación de la dignidad ciudadana y de la depravación democrática. Ante
todo eso, las autoridades electorales, federales y estatales, actuaron en forma
demasiado pasiva y permisiva. Los resultados de las elecciones no son del todo
creíbles. Hubo mucho manoseo y manipulación en el proceso electoral. En pocas
palabras, fue un gran cochinero que lesionó gravemente nuestro ya de por sí
vulnerado sistema democrático electoral.
Andrés M. López Obrador (AMLO)
es el principal candidato a la presidencia a vencer por los demás partidos,
principalmente el PRI. Su partido, Morena, en condiciones de suma inequidad,
hizo tambalear al PRI, disputándole con prácticamente un empate técnico el
Estado de México, que es la entidad federativa más codiciada de la República,
en lo político, económico y social. Ante el gran desaseo electoral exhibido,
Morena no llamó a la protesta callejera ni al plantón, pese al reducido margen de
diferencia con el PRI que fue el ganador. La lucha por limpiar las elecciones
se dará en los marcos de la legalidad y de las vías institucionales.
PD1.- Por muchos que sean los avances económicos que
se tengan en Guerrero, no valen lo de la vida de un periodista o de un
individuo público , mucho menos la de cientos de guerrerenses asesinados cada
mes.
PD2.- Está bien que seamos cuchis, pero no tan
trompudos. Sabemos que en política hay que tragar mierda, pero no todos tenemos
boca de cocodrilo.
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