viernes, 28 de julio de 2017

Condicionantes.

Héctor Manuel Popoca Boone.


La trasformación social que requiere nuestro país para salir del hoyo negro en que lo han embarrancado desde hace varias décadas la triada PRI-PAN-PRD, necesita la presencia de tres condicionantes que los clásicos del estudio político han identificado. A saber: 1) Que los de abajo estén verdaderamente hartos de los de arriba. 2) Que los de arriba, con su desmedida voracidad, ya no puedan gobernar a los de abajo. 3) Que haya un liderazgo social que encabece la inconformidad, con carisma, arraigo y una visión de progreso hacia el futuro compartida por la mayoría de los mexicanos.

Dichos líderes deben de personificar el sentir mayoritario de la población, para que, a un determinado llamado y en el momento oportuno, encabecen la movilización ciudadana transformadora y hagan a un lado los fuertes obstáculos que los de arriba habrán de interponer, para que no les sean arrebatados sus descomunales privilegios.

Esos hitos históricos que han sido verdaderos parteaguas en los destinos de México han sido protagonizados por Miguel Hidalgo, José Ma. Morelos, Benito Juárez, Francisco Madero, Lázaro Cárdenas, entre otros muchos más. No se explicarían sus gestas sociales si no hubieran sido respaldadas por la población oprimida. Muchos de esos dirigentes fueron tildados peyorativamente de caudillos arbitrarios, indios, mesías déspotas, “Atila del sur” o sencillamente ilusos descocados.

Adolfo Orive Bellinger (AOB) destacado maestro del cambio social que fue en la Facultad de Economía de la UNAM, expresa qué no será fácil que se den esas condiciones si no trabajan los dirigentes de los partidos de izquierda con gran generosidad y con altura de miras patrióticas; anteponiendo siempre los intereses supremos de la mayoría del pueblo de México.

Dice AOB con sumo realismo: “Los partidos de izquierda han dejado de serlo, al carecer de ideología y convertirse en meras empresas de colocación, que escogen como candidatos a quienes les garanticen mayores réditos políticos y económicos, por medio de clientelas de votantes” Se duele de la fragmentación actual de la izquierda mexicana. Denuncia que el objetivo de sus dirigentes nacionales no es el servir a la gente, sino cómo servirse de la gente para lograr sus intereses personales o de grupo político.

Se han vuelto empresas capitalistas, añade. Porque los que poseen el registro del partido y/o dirigencias nacionales sempiternas, acaban volviéndose en propietarios de facto. Y todos los militantes, cuadros medios y dirigentes de comités de base, terminan siendo una especie de trabajadores asalariados. La chamba de esos militantes es conseguir votantes y formar clientelas para beneficiar, en última instancia, a tales patrones.

“El hecho de que sean los dueños de un partido explica que un dirigente o delegado pueda nombrar a su esposo (a), al hermano (a) o a otro consanguíneo como sucesor (a), el político a la amante, los funcionarios del partido a sus secretarias y empleados. Porque como en cualquier empresa, el dueño nombra a la persona que le tiene toda la confianza del mundo para que siga administrando los bienes en su favor”. De esa manera, los partidos de izquierda se han convertido en un instrumento para hacer dinero y regodearse como buenos burgueses políticos en los pasillos palaciegos, transportándose en autos costosos.

El error de la dirigencias partidarias ya establecidas, continua AOB, es que traicionan fácilmente lo que está plasmado en la declaración de principios y en el programa de acción de sus respectivos documentos básicos, que mandatan estar permanentemente pendientes y vinculados solidariamente con aquello que más le duele al pueblo.

PD1. Gran torpeza es tratar de aliarse con partidos políticos que la ciudadanía está repudiando por ser corruptos y tener las manos manchadas de sangre.

PD2. La última encuesta nacional del diario Reforma indica que Morena puntea con 30 %; le sigue el PAN con 26 %; en tercer lugar está el PRI con 14 %; y en cuarto lugar el PRD con 6 %. Como se ve, sigue creciendo la ola política a favor de Andrés Manuel López Obrador, a pesar del alud de difamaciones que, día a día, vierten contra él sus adversarios.










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