En el año de 1964, en
plena Guerra Fría, el gobierno de Estados Unidos mandató a todos los
gobernantes de los países de América a romper relaciones diplomáticas con Cuba,
gobernada por Fidel Castro. Todas las naciones acataron la instrucción
imperial, excepto una: México, gobernado por Adolfo López Mateos. Con esa
postura, nuestro país alcanzó gran prestigio y reconocimiento mundial por la
muestra de dignidad y soberanía nacional demostrada.
Hoy, México, gobernado
por Enrique Peña Nieto, se comporta como comparsa servil del gobierno de EUA,
presidido por Donald Trump, al obedecer la instrucción de intervenir
impúdicamente en los asuntos internos de Venezuela. Con esa posición, el gobierno
mexicano abona en mucho al gran desprestigio mundial que ya tenemos como país
amapolero, donde reinan las delincuencias, sicarios y crímenes de todo tipo.
En días anteriores, el
Secretario de Relaciones Exteriores mexicano, Luís Videgaray, respondió a las
palabras ofensivas dirigidas a Peña Nieto por el presidente Venezolano, Nicolás
Maduro: “Cobarde es quien usa el poder
para desmantelar la democracia” Seguramente Videgaray no se acordó cuando
recientemente el PRI usó a plenitud el poder gubernamental para joder a nuestra
democracia electoral en el Estado de México y en otras entidades federativas.
Por otra parte, dice el
dicho popular que “el que calla, otorga”. El Estado Mexicano no respondió al
requerimiento solicitado por la Comisión Interamericana de los Derechos Humanos,
que estudia el caso de la masacre realizada por malos elementos del ejército
mexicano en la comunidad indígena de El Charco, municipio de Ayutla, el 7 de
junio de 1998. Ante tal incumplimiento, se abre la puerta para que la demanda
de justicia pase a la Corte Interamericana de Derechos humanos para efectuar el
juicio correspondiente. ¡Uf! Ya de por sí cargamos con muchas vergüenzas
internacionales y ahora se añade otra.
En Guerrero, tanto el mal
gobierno (en ciertas áreas) de Héctor Astudillo, como el de Evodio Velázquez en
Acapulco (en casi todas las áreas), se declaran en quiebra financiera y con las
arcas públicas vacías a causa de la mala administración de sus antecesores. Pero
ellos, como autoridades que son, no han hecho absolutamente nada para aplicar
las responsabilidades a aquellos ex gobernantes que lo ameritan. Eso demuestra
que mientras siga la corrupción y la impunidad como formas de gobernar,
permaneceremos en el hoyo negro en donde los malos gobiernos nos han colocado y
no hay para cuando salir.
La oficina de gobierno a
cargo del “maestro incómodo”, aduce ahora que no hay presupuesto público para
instrumentar los componentes institucionales que integran la Alerta de
violencia de Género, promulgada por el gobierno federal para Guerrero. En
verdad que hay mucho de hipocresía al declarar lo anterior cuando transcurridos
más de casi dos años no han querido iniciar, por ejemplo, la operación del
Centro Comunitario contra la Violencia a la Mujer Indígena en el municipio de
Ayutla, cuyo costo ascendió a más de dos decenas de millones de pesos. Y luego
piden que les tengamos confianza; que Guerrero nos necesita a todos. Puras
farsas y patrañas publicitarias.
Palabras de Evodio
Velásquez, alcalde de Acapulco, sobre el grave problema de inseguridad pública
que padecemos: “…es un problema estructural que dejamos avanzar muchos años
atrás, y no echo culpas a un gobierno ni a otro, ni a un color ni a otro, más bien se ha
descuidado la política pública que pueda combatir la delincuencia y la inseguridad”
O sea, digo yo recordando otra afamada frase predilecta de algunos políticos: “Ni
sí ni no, sino todo lo contrario”.
PD. Chilpancingo, la capital
del estado, prácticamente esta cercada por los malosos: Ocotito-Petaquillas, Chilapa-Tixtla,
Chichihualco, Tlacotepec-Zumpango, Quechultenango-Mochitlan. Por donde usted
quiera evitarla, ahí se presentan. Solo es cuestión de meses para que nos
coloquen en un verdadero estado de sitio. ¡Sálvese quien pueda!
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