Héctor Manuel Popoca Boone.
Agradezco
al médico ortopedista, Francisco González Macías, por obsequiarme el libro:
“Neoporfirismo. Hoy como ayer” de Andrés Manuel López Obrador. Es un comparativo
histórico entre la génesis, cimientos, evolución, cima y declive de la
dictadura de Porfirio Díaz, (1876-1911); y el neoliberalismo mexicano
(1982-2018), que está llegando, afortunadamente, a su etapa terminal, en su modalidad
deshumanizada y depredadora.
En la
introducción, AMLO expresa: “En el conocimiento del pasado están los secretos
para entender y transformar la compleja y amarga realidad del México de hoy,…”
Afirma que el Porfiriato es el origen del modelo de crecimiento económico que
tenemos, cuya característica principal es la política económica de elite y
entreguista al extranjero; contando con el respaldo de un Estado que funciona
como garante “para la acumulación de las riquezas en pocas manos, sin ocuparse
del bienestar general”.
Asevera
AMLO que tanto hoy, como en aquél ayer, nuestros territorios, nuestros recursos
naturales y energéticos; nuestra infraestructura básica productiva y de
comunicaciones, de servicios financieros nacionales y otros bienes de carácter
colectivo, han sido concesionados para el usufructo capitalista privado, en un
contexto de corrupción, disimulo, desigualdad social, impunidad, violencia, opulencia
ofensiva y democracia mercantilizada.
El libro contiene una
analogía sobre el control y manipulación política, económica y social, de los
dos regímenes. Análisis necesario, dice AMLO, para poder iniciar el cambio
verdadero del actual sistema social inequitativo y antipatriótico. Pero no a la
manera armada de los revolucionarios de 1910, sino de una forma pacífica,
legal, con la activa participación democrática de la ciudadanía.
En 1876, Porfirio Díaz tomó
el poder para no compartirlo y detentarlo durante treinta y cinco años (contando
el mandato presidencial de su compadre Manuel González). Para lo cual instruyó
hacer las modificaciones a la Constitución de 1857, que sirviera también para hacer
otras arbitrariedades propias de su dictadura. Lo mismo ha hecho el neoliberalismo
enarbolado por el PRI y PAN. Han realizado modificaciones a la Constitución de
1917 para no tener trabas legales en sus saqueos a la nación.
El grupo del PRI, que se
hizo del poder a partir de 1982, implantó en México el neoliberalismo, de
acuerdo a los cánones de los “Consensos de Washington”, formulados para los
países contratantes de préstamos del Fondo Monetario Internacional y el Banco
Mundial. La característica principal de dicho modelo fue el desarrollo de un capitalismo
globalizado, salvaje y depredador. Concentrador de la riqueza en pocas manos
rapaces (nacionales y extranjeras), con un Estado débil, moldeado y operado a
modo. Dicho estilo de gobierno ha durado 36 años consecutivos (contando con el
interregno de los 12 años del PAN).
Tanto el régimen
dictatorial de Porfirio Díaz, como el sistema de gobierno plutócrata neoliberal
mexicano de nuestro tiempo, han operado dentro de un orden republicano
federalista. Con la división de poderes en los términos constitucionales. Pero
en los hechos ha sido centralista, girando en torno al presidente de la
República, que mantiene subordinados de facto a los poderes legislativo y
judicial, así como a la mayoría de los gobiernos estatales.
En ambos regímenes, el
poder se concentró en una mafia reacia a compartirlo y con alta resistencia a
dejarlo. A lo más, lo han delegado parcialmente de manera regional.
PD1. Ricardo Anaya del PAN,
presunto lavador de dinero, se le ha diagnosticado psicopatía narcisista,
además de ser un falsario contumaz. Pobre México con este tipo de políticos.
PD2. El nuevo y novel
Fiscal General de Guerrero -nombrado de facto por el gobernador- carece de la
suficiente experiencia para dirigir una de las instituciones que con urgencia
requiere una rehabilitación completa.
PD3. El INE y el IFE han
guardado silencio ante las calumnias que, José Antonio Meade del PRI, expresó
públicamente de la candidata a senadora por Morena, Nestora Salgado. ¿Se estarán
preparando para avalar el gran fraude electoral que el gobierno de Peña Nieto
ha echado andar?
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